Bolsonaro, ¡ay puñal que no acertaste!

La historia venezolana da cuenta del tratamiento que Bolívar dio a los traidores.

Fusiló a quienes trataron de asesinarlo en Bogotá durante la llamada Conspiración Septembrina, cuando siendo presidente de la Gran Colombia, trataron de asesinarlo, logrando escapar por la ventana con ayuda de su compañera sentimental Manuela Sáenz.

Sin embargo, no podemos decir si por fortuna o desfortuna, al único que no fusiló por aquél hecho fue al general Santander, quien luego de un proceso del que siendo acusado de traición y hallado culpable del atentado y degradado, terminó condenado a morir fusilado por la espalda, pero generosamente perdonado por Bolívar, acabó deshonrosamente desterrado.

Esto lo decimos de cara a los hechos que luego forjaron la identidad colombiana, por cuanto no es casualidad que "santanderista" y "santanderismo" sean populares colombianismos, irónicos y denigratorios. Y no de gratis, y a decir de propios y extraños, Santander aparezca como un antihéroe de la historia colombiana: un traidor; sino oligarca, leguleyo o picapleitos y aunque se le conoció como escritor sobrio y preciso, administrador disciplinado y metódico, era "gris" ante el brillo del "titán" llamado Bolívar.

Antonio José de Sucre en cambio, fue magnánimo y no vengativo. Dio un trato humano al general José de Canterac cuando habiéndolo vencido, le perdona la vida muy a pesar de que éste había pasado por las armas a Francisco, el hermano de aquél, firmando con Canterac, el tratado que surge tras la llamada Capitulación de Ayacucho, luego de su derrota en la batalla de la Pampa de Quinua (o Ayacucho), un 9 de diciembre de 1824.

¡Ay balazo! expresaba el "Abel de América" cuando caía asesinado en Berruecos en un vil magnicidio del cual aún no se conocen los autores intelectuales del hecho, pero que hasta nuestros días, aparece entre tales, Francisco de Paula Santander.

Combatiremos con nuestro bolivarianismo, las nuevas amenazas que han de esperarse con el triunfo de la ultraderecha en Brasil.

Hoy, nosotros, magnánimos como Sucre, no diremos: ¡ay puñal que no acertaste!

Te derrotaremos.

Aunque desde Colombia resurjan grises santanderistas y nos toque la suerte de Bolívar en Santa Marta, porque como él, somos los "sin camisa", pero en una mano llevamos su espada, y en la otra, la Patria y la dignidad que nos dejara Chávez.

 

@OrlandoLezama

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Orlando Lezama

Ex miembro del Cabildo Metropolitano de Caracas

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