¿Quién pagó la cuenta en Estambul?

Eran como las 8 de la noche cuando El Camastrón venezolano tocó tierras turcas, con la pareja presidencial abordo, proveniente de la República Democrática China, luego de una gira que el Presidente Nicolás Maduro calificara como triunfal. Tras tres días de intenso trabajo y cumpliendo con el estricto protocolo chino, al fin el Presidente tendría un rato para hacer lo que le viniera en gana, habida cuenta que la parada en Estámbul duraría 12 horas aproximadamente y que no tenía agendada ninguna reunión de carácter oficial.

Así que al verse libre de ataduras ceremoniales, invitó a su esposa Cilia Flores de Maduro a caminar en busca de un sitio donde comerse una buena carne, ya que sentía que tenía el estómago apermasado después de tres días comiendo arroz chino.

Tomándola de la mano, tal es su costumbre, le dijo:

  • Ven, Cilita, que te voy a llevar a un sitio donde nos vamos a meter un tolete de carne de lo más sabrosa. Vas a ver que te va a gustar. Es un restaurant muy conocido.
  • Pero, Nico, yo no sabía que conocías sitios aquí en Estambul – comentó Cilia, curiosa.
  • Ahh, viste, Cilita? Uno siempre tiene sus cosas guardadas, Cilita!
  • Ahh con que secretos entre nosotros?, preguntó Cilia, coqueta.
  • No, chica! Se te olvidó que yo fui Canciller durante 6 años y medio? Además todos estos lugares los recorrí cuando de niño leía los cuentos de Kalimán, quien con su amigo Solín andaba huyendo de los malhechores por todo el Oriente, matizó alegremente el Presidente.

Ambos rieron de buen modo hasta que llegaron al sitio indicado. Ya en el restaurant los recibiría su dueño con una no disimulada emoción, por albergar al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nada más y nada menos.

Pasados los primeros minutos de saludos y abrazos, la pareja presidencial tomó asiento en una mesa y pidieron la especialidad de la casa. Frente a ellos estaba parte de la comitiva tomando fotos y videos del agradable lugar. EL presidente se quedó pensando por un instante, se volteó hacia la Primera Combatiente y con una sonrisa picarona le preguntó:

  • Estás pensando lo mismo que yo, Cilita?
  • Sí, pero no lo hagas, no lo hagas, le suplicó sonreída Cilia.
  • Voy a tomar eso como un sí, le respondió el Presidente y de inmediato dio la orden a uno de su comitiva que les hiciera un vídeo de su visita al, hasta ahora desconocido por los venezolanos, Restaurant del cheff turco Nusret Gökçe, conocido como Salt Bae.
  • Cilita -explicaría Maduro su plan – la canalla mediática y la oposición que es como decir lo mismo, está muy brava por el éxito de esta gira; entonces vamos a darle un poco de comida para que alimenten las redes con su ponzoñoso egoísmo. Tú vas a ver que en un ratico vamos a ser tendencia en Venezuela y cuidao sino en el mundo, advirtió el Presidente.

El vídeo estaba montado en las redes aún antes del Presidente engullirse la primera chuleta, haciéndose tendencia nacional en cosa de minutos.

La adormilatada oposición encontraría en la cena de la pareja presidencial un motivo para atacar la glotonería del Presidente y su afición por el luculianismo, en contraposición con la supuesta hambruna que, según ellos, reina en el país y lo costoso del sitio en el que estaban comiendo.

Lo otro que enervaría la sangre de opositores fue el tabaco ‘e brujo (habano) que se fumó el Presidente después de la cena. Y finalmente algo que añade argumentos en el juicio contra el Presidente, fue ese tinte de rubia platinada con el que Cilita llegaría a China.

Piensan ellos en la oposición que estos tres agravantes pudieran engrosar aún más el libelo que presentarían en el Tribunal de la Haya en su incriminación en crímenes de lessa humanidad.

Huelga decir que cuando el Presidente pidió la cuenta haciendo el conocido gesto de meterse la mano izquierda en el bolsillo del mismo lado del pantalón, su anfitrión otomano lo atajó con un "harmano, usté aquí no debe nada. Va por la casa, baisano".

El Presidente agradeció de buen modo el gesto del famoso cheff turco, no sin antes despedirse con una chanza muy a lo venezolano:

  • Gracias, pero mosca ahí, mira que en estos días vi que un baisano tuyo le quería cobrar la cuenta de la Última Cena al Papa Francisco!

eleco27@yahoo.es



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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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