Elías Jaua tendrá que coger su "cachachá" e irse del PSUV

Dicen que la lengua es el castigo del cuerpo. Por eso a uno siempre desde que es chiquitico, le recomendaban ser discreto. ¡Cuidado muchacho con lo que vas decir! Aquella advertencia envolvía muchas cosas, como "no te metas para que no aparezcas" y sobre todo, "no ofrezcas lo que no podrá o querrás cumplir."

Los viejos de uno, decíamos nosotros, "son demasiado jodíos". "Le ponen a uno reglas estrictas, sobre todo, ellos no se limitan a imponérselas a uno, sino que las cumplen a cabalidad".

Por eso uno creció siendo como ellos quisieron fuésemos. Y por esa misma vaina, le tenemos como cierta aversión y hasta fobia a los políticos que no les importa mentir con tal de lograr sus propósitos. En muchos de ellos la verdad pareciera ser un estorbo o por lo menos no es un arma que suelen llevar al combate. Por eso los políticos en su mayoría, como casi todo el mundo sabe, no se pueden tomar como fuente para informarse u orientarse, a menos que uno les interprete al revés o medio sesgados.

Desde hace menos de un mes para acá o mejor desde el mismo momento que se convocó el congreso del Psuv, Elías Jaua, a quien nunca nadie le ha elegido para nada, "descubrió" que elegir era un derecho de la gente y particularmente de los militantes del PSUV. Había apoyado desde hace años, antes que muriese Chávez, la suspensión del derecho a voto dentro del partido y la imposición de la cooptación, un método excepcional como regla única para escoger. Aquello de lo participativo y protagónico, establecido en la constitución, dentro del partido lo mandaron al quinto infierno. Y la cooptación, para ellos, con el apoyo de Jaua, no es más que la repartición entre los grupos que manejan el partido. Uno para ti, uno para mí y otro para aquél. Así estuvieron varios años y aquellos hermosos eventos donde uno iba a votar por los precandidatos a gobernadores, alcaldes, concejales, cuyos resultados uno los daba por buenos, desaparecieron por la cooptación. O mejor por el dedo o dedos de los grupos que conforman el cogollo. Hasta perfeccionaron las cosas, en veces hacen unas elecciones donde nadie sabe dónde votar y menos por quién, pero aparecen los electos, por ejemplo en los congresos del partido.

Pero a Jaua parece, sólo parece, que eso le cansó o dio nauseas.

La mayor demostración de la verdad de lo dicho anteriormente, es la confesión de Jaua, cuando ha venido diciendo últimamente, antes del congreso, que todos los cargos del partido. ¡Léase bien "todos! – deberán ser sometidos a elección por la base.

¡Claro! Uno no es tonto como para desconocer u olvidar que Jaua es parte del gobierno, entra entre quienes forman "Somos Venezuela" y es hasta dirigente del Frente Francisco de Miranda. Se sabe con una fuerza demasiado poderosa para competir con quien sea dentro del PSUV. Y cuando digo, con quien sea, no sé por qué, pero imagino inmediatamente a Diosdado Cabello. Ese llamado a "medirse" de Jaua, o mejor ese reto, pareciera haber sido lanzado contra Cabello y los suyos. Pues si uno está seguro que no es contra Maduro, entonces ¿a quién va dirigido?

Pero el Congreso, lejos de ser irreverente, como fingió quererlo Jaua, se vino como una mansita paloma y dejó al partido todo desempeñando el feo papel de especie domesticada y sometida al mandato de quienes tienen las manijas, aunque la mayor de las veces no sepan qué hacer con ellas.

Creo que el reto de Jaua, su persistencia en llamar a elecciones, que pareció lo que el congreso decidiría, tuvo como meta obligar a quienes con ellos conviven, como varios matrimonios en una sola habitación, a buscar acuerdos para repartir sin llegar a las trompadas o correr el riesgo que alguno de los protegidos se quedase por fuera.

Ya ellos han hecho mucho de eso. La persistente cooptación, pese los daños que ha ocasionado, los rompimientos, alejamientos y desencantos, ha continuado como fórmula para que los miembros "importantes", palabra como poco adecuada, de cada grupo poderoso queden satisfechos y cada uno con su teta. Hasta a Maduro acordaron reelegirlo el 2014 en un acuerdo grupal y al Congreso de ese año, también escogido entre gallos y media noche, le impusieron que se limitase a proclamar el candidato.

Ahora este congreso, no sólo reeligió a Maduro presidente del partido, es decir le dieron el coroto completo, la iglesia, santos, misa y hasta rezos. ¡Quién eso no le guste que se vaya a quejar al carajo! Pero fueron al extremo. Eso de escoger en elecciones o dentro del Congreso mismo los candidatos a los puestos directivos de la Dirección Nacional del Partido, pudiera ocasionar un samplegorio y hasta un ¡sal pa´ fuera! Por eso, optaron por una salida de ultraderecha, que usando esta palabra todavía uno se queda como corto, y le dieron a Maduro la facultad de escoger él a esos dirigentes. Algo así como que le mandaron hacer un traje a la medida que tendrá sus bolsillos amplios para cada grupo, de manera que cada quien se quede contento. Pero sobre todo teniendo mucho qué dar, partido y gobierno, se cuidará que como "reparte y reparte se queda con la mejor parte".

Pero entonces, llegado hasta aquí, uno empieza de nuevo a pensar en la prédica de Jaua y en los políticos que se valen de la mentira para lograr sus propósitos; si no es verdad esto lo maloso que uno piensa, Jaua, por respeto así mismo, debería "coger su cachachá e irse tal cual como llegó".



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Armando Lafragua


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