Curucuteando el arcón

Joaquín Crespo el último caudillo del Siglo XIX

El 16 de abril de 1898, hace 120 años caía de un balazo que lo atravesó de forma descendente desde el tórax hasta el abdomen; el tirador con winchésteres estaba sobre los guamales de la Mata Carmelera cuando ocurrió su deceso y el soldado que lo mató, asustado, comentaría "maté a un jefe", porque a la distancia lo veía sobre su cabalgadura de combate, con una manta blanca sacudida por la brisa y un sombrero de panamá que lo hacía distinguir a punto fijo; el héroe de tantos combates no se cuidó y antes bien, buscó la muerte. Lo presentía cuando en Caño Amarillo antes de abordar el tren le ordenó a su fiel compañero el coronel Basilio Pereira: "¡Catire, baja el caballo. Tú no vas. Te quedas con el general Andrade y me respondes de mi familia". Basilio Pereira era albino y de allí que le dijeran catire. Nativo de Parapara (1857), al morir Crespo fue acogido por el general Gómez que lo tuvo de jefe civil en San Mateo y Belén. Su familia reside en Maracay y él falleció en San Mateo en 1935, al día siguiente de su esposa Antonia Ollarves. Hombre fidelísimo a su jefe Crespo. A la esposa doña Jacinta Parejo le dijo: "En esos armarios y en esa caja fuerte dejo depositada tu fortuna y la de nuestros hijos".

El Dr. Julio De Armas Mirabal, con la blusa que portaba el general Crespo en la batalla en la mano, pudo hacer un examen y determinar la herida mortal que acabó con la vida del último caudillo del siglo XIX y que permitiría la llegada de los andinos al poder en 1899, una vez derrocado el régimen del general merideño Ignacio Andrade Troconis. El dictamen del médico Julio de Armas –fue uno de quienes embalsamó el cuerpo del general Gómez en 1935- explica en detalles: "Órganos interesados y trayectoria del proyectil: penetra por el segundo espacio intercostal izquierdo, sigue en sedal, de adelante a atrás, de arriba abajo, del pecho a la base derecha del tórax, atraviesa la arteria pulmonar, cúpula de la aurícula izquierda, lóbulo medio del pulmón derecho, borde y parénquima del lóbulo superior del hígado, para salir destrozando en herida anfractuosa, las tres últimas falsas costillas derechas en su sector medio, desgarrando músculos y piel. Gran hemorragia por los órganos interesados y destrozados. Diagnóstico: Muerte súbita por herida de proyectil de arma de guerra. Sangramiento masivo". Esta blusa la tuvimos en nuestras manos gracias al doctor De Armas, que fue nuestro amigo y aún se observaba la macha sanguinolenta que abarcaba gran parte de pecho y abdomen. La interesante pieza fue donada al Museo Militar de La Planicie Cajigal y hoy se desconoce su paradero desde cuando fue desalojado dicho museo.

En 1885 llegó exiliado a Caracas el escritor y poeta colombiano Alirio Díaz Guerra, liberal y el mismo año que llegó a Caracas, muy bien recomendado por alguien que lo conocía, entró a servir como empleado de la secretaría del general Crespo en la propia residencia oficial de Santa Inés. Al conocerlo, expuso sobre el entonces presidente de la República los siguientes conceptos, vertidos en su libro de memorias Diez años en Venezuela (1885-1895) que solo vino a ser publicado en 1935 en Caracas: "Halléme en presencia de una figura de porte marcial, tal como el mágico pincel de Arturo Michelena lo había hecho resaltar en el lienzo maestro que adornaba una de las testeras del salón en donde se me recibió en la mañana […] En la fisonomía de ese hombre no aparecía una sola línea de rudeza; era plácida, bondadosa, franca; sus ojos escudriñadores y risueños, más parecían abiertos a las terneza que respiraba el hogar, en el cual fue modelo de esposo y padre, que a las múltiples y sangrientas batallas en las que brilló como genio y héroe sin par". En análogos conceptos escribió sobre Crespo el escritor también colombiano José María Vargas Vila, que recibió ayuda en su exilio de liberal ateo en Venezuela.

El general en jefe Joaquín Crespo Torres nació en 1841 en San Francisco de Cara, estado Aragua, en el sitio de Miraflores de Guacharaca (por eso se llama así el Palacio de Miraflores), hijo del curandero Leandro Crespo, de padre canario y doña Josefa Aquilina Torres. Desde joven se inició en los combates de la mano del general parapareño Manuel Borrego y en una oportunidad fue herido en una pierna que le molestó toda la vida y cojeaba un poco por ese lado. Fue presidente del Guárico, del estado Guzmán Blanco con capital Villa de Cura y dos veces ejerció la Presidencia de la República. La primera por insinuación de su compadre doble Guzmán Blanco y la segunda luego de derrocar al gobierno del presidente Raimundo Andueza Palacio en la que se denominó Revolución Legalista en 1892, que comenzó en su hato El Totumo, al sur de San José de Tiznados.

Cuando estuvo en el poder comenzó a adquirir tierras en Maracay que fue una de las ciudades de su residencia. Además de varias casas, sumó las haciendas San Jacinto (antes Tucupido y cuyo tradicional nombre cambió en homenaje a su esposa Jacinta Parejo de Crespo); Guaruto, La Esmeralda, La Soledad, La Barraca, San Carlos, San Carlitos, Mata Redonda; en Mariño, La Morita y Gonzalito (en homenaje a su hija morocha y a su hijo Gonzalo Crespo Parejo), Punta Larga, La Providencia; en Guárico los hatos Caura (Parapara), La Baecera, La Rodriguera, El Corozo, La Cueva, El Totumo y El Limón que pertenecieron a Juan Vicente de Bolívar y Ponte y al doctor Roberto Vargas ya en el siglo XX; ; el hato Caura en el estado Bolívar. Muchas casas, un aserradero en Caracas y un matadero en Trinidad. Al morir estaba considerado uno de los hombres más ricos de América Latina y su fortuna alcanzó a la respetable suma de entonces de 8 millones de bolívares.

Ordenó a su esposa y que lo hiciera valer a sus amigos, que no quería sepultura en el Panteón Nacional sino en el panteón particular que hizo construir para su familia en el Cementerio General del Sur. Allí está su cuerpo profanado muchas veces, abandonado por sus descendientes y tomado como centro de hechicería; los elementos decorativos del panteón han sido destruidos con la mirada complaciente de las instituciones encargadas de velar por su integridad a pesar de ser Patrimonio Histórico y Artístico.

oldmanbotello@hotmail.com



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