Auditórium

¡Otra vez mi lucha contra el cáncer!

"Para todo hay un tiempo señalado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos", dice la Biblia. Tras escribir estas palabras, el sabio rey Salomón señaló que hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para edificar y un tiempo para derribar, e incluso un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Eso le llevó a preguntar qué sentido tenía esforzarse: "¿Qué ventaja hay para el [...] que está trabajando duro?"

(Eclesiastés 3:1-9).

Después de notificarles a mis hijos, de que voy nuevamente, a una batalla de una alta cirugía, hago público a mis amigos, y a los pocos lectores y lectoras que me siguen, que después del diagnóstico de la presunta (Biopsia será determinante) aparición nuevamente de esta terrible enfermedad, estaré fuera de aporrea, y mi regreso a la palestra pública dependerá del Dios creador.

Esta prueba será la lucha en medio de una terrible situación financiera, quizás la más importante de mi vida, y la hago pública como humano para evitar rumores y especulaciones, sobre mi estado de salud, así como lo participé la primera vez en Mi lucha contra el cáncer con la misma intensidad con que he enfrentado hasta ahora la vida, enfrentaré este nuevo reto.

Mi intención es nuevamente el brindar un mensaje de apoyo, solidaridad y de esperanza, a todas las personas que padecen como el suscrito de esta terrible (cáncer) enfermedad, en medio de esta difícil situación económica.

Se lo que es pasar por esta enfermedad por haber sufrido, con 19 quimios a cuesta le gane esa batalla a la "pelona" en aquella oportunidad , viendo de cerca el cielo o el infierno, y quizás buscando a veces explicaciones donde parece nunca existir, porque nadie tiene la culpa. Siempre he sostenido que en esta vida lo que se nos presenta no es un castigo, pero tampoco es de gratis, son cosas que suceden en la vida, y de manera fortuita, como me pasó a mí, también le puede suceder a cualquier venezolano, sea cual sea su posición social y política. Como en toda lucha, batalla o guerra, todo se reduce a una cuestión de cual actitud o estrategia tomar en estos casos.

Si algo ha existido en mí en estos casos, y algo que siempre repito, es el no bajar la guardia, ante la presencia de esta terrible enfermedad, manteniendo siempre la moral en alto, y la fe; ante estos momentos difíciles.

Alejado de la vil politiquería siempre he estado comprometido de corazón en luchar junto a mi pueblo de estar junto a ellos en las buenas y en las malas, en los momentos de enfermedad, y en los de la pobreza. Así como le señalo al gobierno los errores para que se corrijan, siempre aplaudiendo lo bueno, y con dureza criticando lo malo. Y esta poderosa razón es la que me ha permitido siempre sortear el camino más allá del bien y el mal, aunque sé que la situación de Venezuela no es un caso de fácil solución. Ya que con fe, amor y optimismo podemos capear los negros nubarrones, y las tormentas más fuertes. Aún mantengo fuerzas para continuar en la lucha, no puedo dar nada por terminado, y ojalá pueda participar con mis opiniones en la campaña presidencial de este 20 de mayo del 2018. Aunque estoy ojo avizor frente al destino, que muchas de las veces nos reserva sorpresas que el todopoderoso quiere siempre evitar.

Muchos de mis adversarios, los de buena lid, pensaran que estoy escribiendo estas cortas palabras desde el lado contrario de la vida, por ahora espero supera el tramo más difícil de este nuevo incidente. Espero que en este corto trayecto de este trance no exista el final, si es que existe. Y volver, otra vez a estar de este lado de la vida, y como lo dije en la crónica anterior no sé si en este momento cruzaré este bravo río crecido. En la vida en cualquier momento puede haber cambios violentos. Porque las alarmas de esta terrible enfermedad pueden sonar en cualquier momento. Las bases donde descansan nuestras vidas, no son eternas o indestructibles porque no somos Matusalén.

Me despido con un mensaje de aliento y de fe, hacia todas aquellas personas que están en mi misma situación, o con un diagnóstico en estado terminal. Y que estas palabras de esperanza los contagien de fe, ya que no hay nada escrito en ninguna parte de este mundo, que señale que cualquier destino por muy duro que sea, no se le pueda torcer el rumbo, ni capear un temporal por muy fuerte que sea.

Así que lo más poderoso en la vida es nuestra fe, creer en el santísimo creador, y en las personas de bien, en los amigos, en la familia; en el consuelo solidario que precisamos en los momentos más difíciles, aunado a la fuerza moral para derrotar al más inconcebible, impensado e indestructible de todos los males, que logren incrustarse en nuestra humanidad.

 



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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