Reflexiones ingenuas: nido de escorpiones

A veces, y son muchas, que dudo hasta de mi sombra. Porque verdaderamente es posible que hasta la sombra lo traicione.

Leyendo la historia universal, desde la antigüedad hasta nuestros días, incluyendo historia sagrada, sagradas escrituras, mitología, en ella la traición, la alevosía, la felonía ha acompañado a los héroes y personajes más destacados, más trascendentes.

Lucifer, el arcángel de la Luz traiciona a Dios, según reza agrada Biblia Luzbel, engreído por su belleza, y organiza un ejército de ángeles rebeldes, para desplazarlo del Reino de los Cielos. Famosa la traición a Jesús por parte de Judas el Iscariote narrada por la Biblia

En la mitología griega es famosa la traición que sufrió Cesar de parte de su hijo quien lo asesinó para quedarse en el poder.

Durante la Guerra de Independencia de América son muchos los casos de traición en contra el Libertador y algunos de los próceres más insignes. La traiciones por parte del General Páez, Pedro Carujo, Piar. La traición y asesinato contra el Mariscal Antonio José de Sucre

En historia contemporánea, más específicamente la historia de las revoluciones, los traidores ocupan puestos de postín. Famosas la traición a Lenin por parte de miembros del partido bolchevique cono lo fueron Kaustky y Plejanov.

Recién, durante la Revolución Mexicana, son notables las traiciones contra Madero, Pancho Villa. La traición de Mathos al proceso revolucionario cubano. De Pinochet a Allende.

Pareciera que en los procesos libertarios, la traición es un péndulo, una guillotina que cuelga en la cabeza de los líderes, de los revolucionarios esperando su momento propicio para ejecutar su cometido.

En estos momentos estamos viviendo un remolino de traiciones. Los traidores como que están saliendo de sus madrigueras, quitándose las caretas. Muchos todavía están por eclosionar, a la espera del momento más indicado.

En Ecuador Lenin Moreno traicionó la Revolución Ciudadana y a su líder Rafael Correa. En Chile Michel Bachelet, tanto a los principios socialistas de su padre como al pueblo chileno que votó por ella esperando un cambio.

Pareciera que el aquelarre de la felonía, estimulado por los dólares del imperio, ha hecho eclosión en la tierra sudamericana.

En nuestro país, nuestra "patria, patria querida" como dice el himno del Batallón de blindados Bravos de Apure, la insidia, la perjura ocupa todos los espacios del proceso revolucionario.

Basta leer los medios de información y la jauría de los insidiosos, tanto de la oposición como del mismo gobierno, te intoxican con noticias, alguna falaces otra no tan falaces, con los actos de corrupción, sabotaje, extorción, incapacidad, ineficiencia, mentiras, trampas y otros desatinos por parte de los entes públicos y cuya finalidad es la decepción por parte del pueblo del proceso revolucionario en curso.

Por supuesto, muchas de esas informaciones forman parte de la guerra de cuarta generación que está sufriendo el pueblo y las cuales hacen el efecto esperado, así sean ciertas o no. Pero, de que hay muchas ciertas no cabe la menor duda.

Vemos como hay una pelea a muerte entre los grupos que gobiernan, entre los opositores y entre el pueblo mismo (miembros de consejos comunales, Clap, Ubch, dirigentes populares, militantes de base…) usando la trampa, la traición, la denigración para alcanzar puestos donde puedan controlar, lucrarse, manipular.

De repente surgió hay una traílla de apóstatas a la revolución, que tratan de engañar al pueblo con un discurso falaz, jurando y perjurando que son revolucionarios, chavistas, mientras de su aliento el olor a veneno, a deslealtad, a felonía que hoy acusan al Pte. Maduro de traicionar al legado de Chávez, mientras ellos mismos se embarran con las excretas de sus actos públicos.

De una cosa si estoy seguro, que de esa división, esa práctica aberrante de la insidia, de ese distanciamiento entre gobierno y pueblo, del fraccionamiento entre los miembros del alto gobierno, de las fricciones entre los militantes del debilitamiento de los principios de la revolución en el ideario popular, en la ética de los empleados públicos, sólo puede emerger la derrota del proceso revolucionario.

De lo otro que también estoy seguro es que aquellos que están jugando a la derrota del Pte. Maduro están dentro de su propio entorno, sus allegados, sus íntimos. No tiene que mirar para otra parte. Es decir, está sentado y comiendo en el propio nido de escorpiones.

Después no diga que no se le advirtió.

Hacia la Victoria siempre. Venceremos.

El camino sigue siendo largo. Defendamos nuestros logros.



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Carlos M. Rodríguez C.

Estudió en la UCV. Docente jubilado

 carrodcas@gmail.com

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