Cuando la abogada Blanca Ibáñez fue interpelada en el Congreso Nacional durante el mandato del médico Bochinche, a una pregunta que se le hizo acerca de sus ingresos ella respondió que con su sueldo de secretaria tenía todos sus gastos “cubridos” lo cual fue causa de regocijo para la oposición de la época, tal como ahora es para los adversarios de Rosales la expresión de éste en un programa de televisión relativa a que los carteles ya habían sido “imprimidos”. Ocurre que muchos verbos de nuestra lengua tienen dos participios pasados, uno regular y otro irregular, aunque no se suelen utilizar indistintamente sino que la costumbre ha establecido una diferencia, algunas veces muy sutil y que no siempre es percibida por quienes no conocen bien el idioma. Esto puede observarse sobre todo en los niños cuando están en la fase de aprendizaje del idioma por la tendencia que tienen a considerar que todos los verbos son regulares tanto en sus formas personales como no personales lo cual hace que suplan su lógica ignorancia con el lógico criterio de asumir la regularidad del verbo, por lo cual es frecuente oírlos decir, por citar sólo algunos ejemplos: “poní” (puse); “cabo” (quepo); “abrida” (abierta); “rompido” (roto); “escribido” (escrito), etc., pero esta misma tendencia infantil se puede observar en adultos que están aprendiendo el idioma y en algunos que a pesar de tenerlo como lengua materna apenas lo conocen.
En los dos casos mencionados de los verbos “cubrir” e “imprimir” don Andrés Bello señala que sus participios pasados son irregulares, es decir, “cubierto” e “impreso”, a pesar de que don Rufino José Cuervo en una de sus notas a la gramática de Bello señala, refiriéndose a que el participio imprimido: “Fue comunísimo en el siglo XVI, pero poco a poco fue cayendo en el descrédito; recuerdo haberlo visto censurado en no sé que libro antiguo, y al fin debió ser tenido como incorrecto”, lo cual significa que, estrictamente hablando, Rosalito no incurrió en un error sino que utilizó un arcaísmo sin él saberlo, pero de lo cual es muy posible que se alegre cuando alguno de sus asesores más preparados que él, es decir todos, se lo diga y entonces, al Igual que “El burgués gentilhombre” de Moliere, Jourdain, quien no sabía que hablaba en prosa pero experimentó una enorme alegría al saberlo, tanta que salió a proclamarlo a todos, entonces hasta es posible que Rosalito se atreva a pregonar que utilizó ese arcaísmo deliberadamente, aunque quienes lo conozcan, aunque sólo sea por haberlo visto en sus intervenciones públicas o entrevistas televisadas, reaccionarían igual que el burrito de “Shreck” que aparece en La Hojilla, revolcándose de la risa.