En este comienzo de año 2018, viene cargado de una nueva actividad política: la construcción de una versión actualizada del Segundo Plan de Desarrollo Económico y Social, conocido como Plan de la Patria. El problema radica en que si aún no hemos internalizado el vigente (Plan de la Patria 2013-2019), cómo vamos a poder proponer nuevas ideas y nuevos objetivos ante una realidad aún inconclusa e improvisada. Del Plan de la Patria de Hugo Chávez, aún queda la deuda de los Distritos Motores de Desarrollo, de la consolidación del vinculo universidad-sociedad, donde se dé un trabajo cooperativo entre el conocimiento especializado y la satisfacción de las necesidades de las comunidades; aún queda pendiente crear una protección eco-ambiental entorno a la actividad productiva, en especial ante el auge de la minería que tanto daño causa al medio ambiente.
En el 2016, para un especial del portal panorama.com.ve, con la firma de Yesibeth Rincón, se entrevistó a Luis Britto García, historiador y abogado y a Jesús Silva, analista político y abogado, en razón de los logros alcanzados por el Plan de la Patria; para el abogado Silva, lo que se ha cumplido es la inversión social. El país ha mantenido una postura independiente en lo económico, no dejándose enlodar por "las órdenes del Fondo Monetario Internacional".
Por su parte Britto García, no está en la misma sintonía de Silva, para él "Seguimos dependiendo de la venta de un activo…Ha habido un cumplimiento bastante importante del Plan de la Patria y es de una perspectiva a largo plazo, incluso décadas, yo creo que hay que hacer las correcciones a algunos objetivos que será más dificultoso por la crisis económica". En este sentido, es necesario "…crear una economía que no dependa de un activo, tenemos un siglo de economía petrolera y pensar que en quince años o menos, en cinco años de plan, pudiéramos tener determinación económica es ser muy optimista. Yo pienso que se debería hacer, pero es una tarea difícil, tenemos más de un siglo dependiendo del ingreso petrolero y eso ha penetrado todas las ramas de la economía y hacer cambios en relación con eso es una tarea de décadas".
Un aspecto que aún no ha terminado de definirse son las iniciativas, expresa Brito García, que resguarden el medio ambiente y las acciones que hagan posible la intervención en la naturaleza para la extracción de las riquezas nacionales, sin el alto costo de contaminación y pérdida del espacio natural para la supervivencia humana. Recalca Brito García que ha "…habido una serie de iniciativas contra la minería a cielo abierto y se ha intentado, aunque es muy relativo, controlar el abuso de los garimpeiros que están contaminando el ambiente; y hubo una serie de planes de desarrollo interno de Venezuela con ejes de desarrollo para crear grandes explotaciones agrícolas, pero eso no ha tenido un resultado estable".
En este aspecto, destacaba el abogado constitucionalista Silva, el Gobierno necesita extender alianzas internas y externas para contrarrestar la crisis, así mismo, la política económica nacional no debe apartarse de un proceso constante de priorización de la inversión social, "…solo falta frenar la inflación para que no se pierda el bienestar social alcanzado". Para darle profundidad y operatividad a las estrategias nacionales del Plan de la Patria, es necesario que el Gobierno desarrolle "…políticas en las que los trabajadores sean tomados en cuenta y coadyuven en impulsar procesos productivos con participación protagónica de los trabajadores, generando la productividad diversificada y revisando periódicamente cada una de las medidas del Estado. El reto, esgrime Silva, "…es industrializar sin afectar el ambiente. Debemos tener un modelo productivo pero que no golpee la naturaleza del país".
En concreto, y partiendo de las voces de personalidades involucradas con el proceso de transformación político-social en Venezuela, persiste la necesidad de tejer fino entre las estrategias nacionales y la consolidación de un nuevo modelo productivo-comunal que permita a la organizaciones productivas locales, autoabastecerse y satisfacer sus necesidades básicas. Pero el asunto se complica cuando se observa que en las universidades y en los estamentos de dirección política gubernamental, siguen priorizando actitudes clientelares que segregan el interés mayor que es el colectivo y se impone un manejo "mafioso" al cual nunca le ha importado el cumplimiento de los grandes objetivos históricos del Plan.
Ahora bien, se plantea la creación de un nuevo documento de Plan de la Patria, para el periodo 2019-2025, partiendo de la premisa de que se está ante una revolución que combate al imperialismo y que asume dos elementos puntuales para ser enriquecido por las voces de los diversos grupos sociales que hacen vida en el país: por una parte, la conjunción de los métodos históricos de agresión imperial, con nuevos ensayos y formas de guerra, violencia paramilitar, guerra económica, agresión a la moneda, uso psicológico de redes sociales, así como el uso intensivo del andamiaje internacional de los consensos de la derecha; y por la otra, la revolución bolivariana, juega un rol fundamental en el actual proceso latinoamericano, en el cual hay que confrontar la intención del imperio de dar una lección a los Pueblos que se alcen, está la pretensión de truncar una oleada histórica. Está el objetivo imperial central de aniquilar el boliviarianismo en Venezuela y América".
El nuevo documento ha de partir de una postura anti-imperialista, preservando el libre albedrio sobre las fuentes energéticas y de materias primas nacionales, así como el peso geopolítico en el mercado energético por precios justos y estables. "…Pero, más aún es un punto de quiebre para los Pueblos del mundo. Con cautela, con paciencia, los pueblos aprecian el ataque contra Venezuela, la cual asume una resistencia cívica a la hegemonía comunicacional y a los peligros de las tácticas imperialistas que buscan la reconfiguración de su modelo explotador en aquellos países que les fueron fieles en el pasado.
El nuevo Plan de la Patria 2019-2025, debe surgir para "…enfrentar el tiempo histórico bicentenario; el salto como sociedad, la carta de navegación construida con la Constitución pionera, la que abrió las sendas, y la hoja de ruta sobre los temas estructurales para la trasformación definitiva de la sociedad. Los primeros dieciocho años nos han otorgado unas condiciones sociales, políticas y materiales bases para una nueva sociedad. Ahora llega el momento de ruptura, de salto cualitativo".
En concreto, las directrices del nuevo Plan de la Patria, coinciden con el horizonte temporal y las metas y direccionalidad histórica, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Nacionales Unidas; la democracia se asume en su valor integral donde solamente bajo la influencia de Gobiernos con criterio socialista, es posible que se desarrollen las dimensiones sociales, espaciales, políticas, económicas y culturales que la sociedad venezolana del Siglo XXI, necesita.
Finalmente, el nuevo Plan de la Patria, debe enfocarse en proteger al Pueblo, valorando la expansión "…del sistema de protección, profundizando la descolonización como proceso transversal de toda la sociedad, en cada una de las dimensiones de esta. Esto es en los principios y valores, ejercicio de la democracia participativa y protagónica, Estado popular y comunal, soberanía del sistema productivo, sustitución de importaciones, nueva arquitectura del territorio."
En tal sentido, se ha de enfocar el Plan hacia el socialismo que demanda un sistema económico productivo eficiente, más amplio, robusto, que permita atender las crecientes y democratizadas demandas sociales. Expresa el documento para la elaboración del nuevo Plan, que es "…una tarea central la construcción de una nueva lógica del capital, del sistema productivo, distributivo, logístico y de actores del mismo. Construir las bases materiales y financieras del socialismo…"
No sé si se dejará sin efecto el Segundo Plan de Desarrollo económico y social 2013-2019, lo que sí está claro es que el nuevo Plan de Desarrollo tiene como fundamento básico, el mantenerse como guía de un proceso de mayor envergadura comunitaria, en donde se den las condiciones para la consolidación de un Estado comunal deliberante y crítico de las inexactitudes de algunos sectores de la revolución que han vivido de ella y que ya no tiene razón de ser.
Sin embargo, estas este aparato de ideas tendrán igual final que el vigente Plan de la Patria, sino se da esa ruptura, primero y antes que nada, a lo interno del proceso revolucionario. Las innumerables mutaciones de grupos corruptos es necesario neutralizar y comenzar a exigir la implementación de una nueva cultura ciudadana que deje a un lado los vicios clientelares y de incondicionalidad con quienes obran en contra del erario público y en contra de los valores de independencia y libertad que tanta sangre a costado al pueblo venezolano. Si no se corrige esta situación moral y se trabaja cooperativamente en la consolidación de la sociedad comunal, este nuevo Plan quedará en "letra muerta" y eso no solamente sería grave para el proceso, sería mortal para el futuro de Latinoamérica porque caería como castillo de naipes toda una estructura ideológica que hoy sirve de muro de contención al interés imperialista por seguir desfalcando los recursos naturales valiosos que perviven en estos territorios.