Reférendum de Borges: derrota de la MUD y 3R del GPP

El diputado Julio Borges manifestó que las elecciones a gobernadores sería el equivalente a la aplicación de un referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, lo que debía interpretarse como la salida de él. Resultó entonces que el reférendum de Borges fue la derrota de la MUD, el gran perdedor el 15 de octubre fue una vez más el liderazgo de la MUD que no interpretó no solo las elecciones del pasado 30 de julio, sino el distanciamiento de sus seguidores. Jamás Borges se imaginó este fracaso dada la situación del país, luego de que durante las elecciones a la ANC significara otro gran triunfo para la revolución, obviamente en condiciones distintas, ya que ellos se negaron en participar, pero que no deja de ser legítima. Estos dos últimos procesos electorales tienen connotaciones totalmente diferentes, incluso sus resultados tienen lecturas diversas que son obligantes estudiar. La MUD sabe que cada proceso electoral en sí es totalmente confiable, no solo porque ellos han tenido resultados a su favor, sino porque nunca han podido demostrar ningún fraude electoral. Las razones por las cuales votaron 8.089.320 personas el 30-J fue porque el enemigo invisible hizo estragos en la población: la imposición de la violencia que nos conducía a una guerra civil, la falta de iniciativa al diálogo por los líderes de la MUD con el gobierno, el desastre de éstos ante la Asamblea Nacional, sus pretensiones desquiciadas y fallidas en tratar de arrebatar el poder a Maduro, su alianza con el gobierno estadounidense y otros países de la región en impulsar una intervención extranjera, así como su poco acercamiento con el pueblo de a pie, dieron origen a este triunfo. Pero, así como es importante destacar que en esta contienda (elecciones de la ANC) el perdedor fue la MUD, hay que hacer énfasis —de acuerdo a los resultados del 15-O—, que el triunfo de la ANC fue a causa de un voto castigo de los electores contra los violentos de la derecha, fue a favor de la paz; a la promesa dada por los preconstituyentistas a la solución de la crisis económica y de castigar a quienes atentaron contra personas civiles y de la Fuerza Armada Nacional, fue en contra de quienes quemaron, saquearon y dañaron infraestructuras e hicieron destrozos a nuestro ecosistema.

La estrategia usada por el presidente Maduro de llamar inmediatamente a las elecciones regionales fue un golpe de timón; sin embargo, este triunfalismo tal vez hizo pensar que los más de ocho millones de electores del 30-J asegurarían el triunfo de las gobernaciones, pero no fue así. El GPP sumó un total de 5.814.903 votos (para asegurar 18 estados) contra 4.983.626 votos (05 gobernaciones) que sacó la MUD; es decir, se esfumaron 2.274.417 votos del chavismo en las elecciones regionales con respecto a las obtenidas en las de la ANC. La diferencia de 831.277 votos de estas elecciones regionales a favor del chavismo, obliga a aplicar lo que Chávez llamó las 3R (revisión, rectificación y reimpulso), de lo contrario habríamos obtenido lo que él una vez le dijo a la oposición "una victoria de mierda". Ignorar que muchos de los votos para la ANC fueron circunstanciales puede llevarnos por la senda de la derrota de una manera más escandalosa, más aún si se pretende aprobar una nueva constitución para encaminar el proyecto socialista bolivariano del siglo XXI, que aún no cuaja en la consciencia de las bases, ni siquiera en la mayoría de las UBCH, o en las personas que han sido beneficiadas con una vivienda, o con un bus, porque se les acostumbró a darles el pan sin darles la formación de consciencia revolucionaria esencial para que este proceso no se pierda. En este caso, alegrarse por el triunfo de las elecciones regionales, sin analizar sus números nos llevará a una derrota en las elecciones municipales y presidenciales. Las revisiones a realizar son muchas, desde exigirle al CNE los resultados electorales de la ANC por cada estado, en términos numéricos. Se debe revisar ¿por qué se perdieron cinco gobernaciones que estaban en manos del chavismo, especialmente Anzöategui y Mérida bastiones de la revolución? ¿Por qué el descuido de los puertos y aeropuertos, del turismo, de la producción agrícola, de las empresas estatizadas en estos estados? ¿Por qué en Mérida se perdió en todo el Valle del Mocotíes, zona donde es oriundo el exgobernador Alexis Ramírez? En este estado se impuso a un candidato joven, con un gran espíritu revolucionario, conocido desde las bases del movimiento estudiantil de su época, pero poco conocido en todo el estado. Merece un gran aplauso los votos que él conquistó a pesar de la campaña tan corta, del esfuerzo físico que hizo, pero faltó más apoyo por parte del gobierno regional, de algunas UBCH, del apoyo de un padrino a su candidatura como lo obtuvo Alexis con Rafael Ramírez; pero sobre todo mereció haberse discutido desde las bases el nombre del candidato y no apoyarse en los resultados de la ANC para un estado tan complejo como Mérida, que se ganaba con los votos de los pueblos de la Panamericana (en esta contienda no fue la excepción) y con los votos del páramo (cuyos resultados deben ser discutidos), donde además el apoyo de la iglesia y de la ULA a la derecha han sido determinantes. No se debe pasar por alto el papel de la ANC, cuyos resultados han sido lentos en materia económica y que ha decepcionado a quienes votaron por un cambio para enrumbar al país.

Qué expliquen a los votos duros chavistas, los expertos en asesoría de imagen, ¿por qué el color rojo está siendo desplazado por otros colores en las concentraciones o marchas de cualquier tipo? ¿Por qué ya no se canta el himno nacional en los actos públicos si esto nos los enseño Chávez como un símbolo para el rescate de nuestra identidad nacional? ¿Bajo qué concepción se debe desplazar estos símbolos revolucionarios de libertad y nacionalismo? El próximo paso es rectificar no solo los errores que nos pudieron llevar a una derrota más avasallante, ya fue suficiente con haber perdido los estados estratégicos. Esto no ocurrió porque aun el pueblo de a pie sigue creyendo en la revolución. En forma paralela, reimpulsar nuestra economía, la revolución que soñó Chávez bajo el ideario de Bolívar; sacar a los corruptos de la administración pública; que los gobernadores y el ejecutivo nacional se deslastren de los opositores que tienen en cargos de confianza; que los gobernadores se acerquen y escuchen más a su pueblo; que se parezcan más a Chávez y menos a cualquier dirigente opositor; que reimpulsen la salud y la alimentación como un derecho fundamental para la vida de todo venezolano; redireccionar las políticas en materia de seguridad y a la Fuerza Armada Nacional. A lo interno, el triunfo de las 18 gobernaciones es una victoria que hay que analizarla políticamente, porque estamos viniendo de más a menos desde las elecciones presidenciales desde el año 2007. Las elecciones ocurrieron en un marco de sanciones económicas, amenazas intervencionistas, ataque a nuestra moneda, saqueo del cono monetario y una campaña comunicacional desequilibrada, lo que significa una gran derrota para el magnate Donald Trump y esto a la final es positivo; pero a nivel nacional la victoria debe estudiarse, medirse en términos cualitativos y cuantitativos; para luego, como dijo Chávez, que cada quien tenga la voluntad política de resolución, que cada quien cumpla con su responsabilidad, por encima de lo que sea. Sacudámonos el alma, camaradas constituyentistas, gobernadores, los que se fueron; deslastrémonos del apego de la silla capitalista que no deja gobernar, para hacer una verdadera revolución y gobernar aplicando las leyes con el apoyo del pueblo.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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