Cómo derrotaron al Socialismo sin disparar una invasión

Cuando Chávez en el Jardín Botánico se declaró antiimperialista comenzó a transitar un camino que lo llevaría al Socialismo. El imperio encendió todas sus alarmas y profundizó su ataque a la Revolución Chavista.

La gran batalla entre el Socialismo, que renacía con Chávez, y el capitalismo que se defendía comenzó, y al contrario de lo que se puede pensar, no es una batalla militar, es ante todo una batalla cultural. Se inició una feroz lucha ideológica, sabe el imperio que una Revolución para ser derrotada debe serlo previamente en la ideología, en la cultura, en los sentimientos.

La esencia de la batalla cultural, de la confrontación ideológica, es la batalla entre el egoísmo, el individualismo, y la conciencia del deber social, el amor. El Socialismo no es viable en medio del egoísmo, de allí la necesidad de superar la propiedad privada sobre los medios de producción generadora de egoísmo. De allí la necesidad de la propiedad social sustentadora de la conciencia del deber social. El capitalismo precisa de una sociedad fragmentada en tantos fragmentos como individuos la conformen, cada uno enemigo de todos, y todos enemigos de cada uno. El Socialismo necesita una sociedad organizada en un tejido común, todos importados por cada uno y cada uno responsable del bien de todos.

Y comenzó la batalla decisiva. Llovieron las teorías disolventes, y proliferaron los teóricos que las sustentaban. Se atacó al conocimiento, se despreció la ciencia, se sabotea el estudio; se obstaculiza la organización social, sólo se facilitan organismos de base, núcleos de egoísmo; se condena la necesidad de una vanguardia. La lucha fue feroz. Por un lado Chávez llamaba al estudio, fundaba motores, proclamaba "Moral y Luces" como las primeras necesidades, por otro, los encargados saboteaban: "todo el mundo sabe", "nadie enseña a nadie", fueron las consignas del boicot. Chávez proponía organización, los saboteadores se hacían presentes, sólo organizaban el egoísmo, nada nacional, todo local.

Cuando la socialdemocracia, el reformismo, tomó el control definitivo del gobierno se lanzó directo contra la conciencia social, se impulsó la alianza con el capitalismo con la justificación de la elevación de las fuerzas productivas. El "dakazo" fue el inició de la elevación de la conciencia egoísta, la salida individual fue prestigiada, el carnet y el clap, culminan el aplastamiento de la conciencia socialista, la constituyente es el broche. El estímulo al capitalismo toma mil atajos.

En sólo cuatro añitos se consiguió crear a una sociedad fragmentada hasta el átomo, se desató la guerra de todos contra todos, cazadores y víctimas entablan la lucha callejera de todos los días. Los que pueden se van al exterior, los más se refugian en su individualidad.

Se perdieron las referencias políticas, la política dejó de ser un acto social y se hizo definitivamente un acto supremo de egoísmo.

La sociedad perdió las referencias que la unían, perdió sus símbolos, la política se diluye en la resignación, gavillas negocian a todos en nombre de fetiches, se habla de paz, se habla de dictadura, se farfulla, todo sin convicción, todo sin convencer. Nada emociona, nada se cree. Las jugadas se agotan en días, las guarimbas se esfuman, los motores se apagan, la constituyente aburre en menos de un mes, sus voceros, los mismos de siempre desgastados hablan como el loco de la carretera.

Se espera un milagro, que alguien quede limpio en este reparto de inmundicias, que alguien aún tenga la fuerza para retomar el camino que supere la disolución, que la masa desengañada lo siga, se sacrifique. Ojalá un día volvamos a ser un poquito como Chávez.

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Toby Valderrama Antonio Aponte

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