Maduro: ¿El niche que facha rufa? (I)

"Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel?

Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?"

Génesis 4:9

I. La sabiduría y la necedad andan disfrazadas

"Cierto día la sabiduría y la necedad coincidieron a la orilla del mar y se dijeron: ¡Vamos a darnos un baño! Se despojaron de sus ropas y se metieron en el mar. Después de un buen rato, salió la necedad a la playa, y poniéndose la ropa de la sabiduría, se marchó. Poco después salió la sabiduría, y al no encontrar su ropa se puso la ropa de la necedad porque la sabiduría tiene pudor y no va desnuda por la vida. Vestida con la ropa de la necedad, también siguió su camino. Desde aquel momento, los humanos no saben distinguir entre la sabiduría y la necedad. A pesar de todo, hay personas que han visto la cara de la sabiduría y nunca la olvidan aunque la vean vestida de necedad. Son las mismas personas que reconocen a la necedad aunque la vean vestida de sabiduría."(Khalil Gibran)

II. ANC ¿será un club de "cainitas"?

Fue Fernando Pessoa uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea quien, con lucidez gnóstica, sentenció que "el bien es un mal necesario". La metafísica oriental nos ha mostrado desde hace milenios cómo, en la representación del Yin y el Yang, las dos fuerzas opuestas que rigen el universo contienen, en su mismo núcleo, a su contrario. Al descender a la esfera de lo humano encontramos esa misma configuración en el hecho de la dualidad pulsional formulada por Freud: no hay placer sin dolor, vida sin muerte, amor sin odio, cultura sin naturaleza. Palabra y goce se entrelazan en el cuerpo humano formando su tejido más íntimo y revelando en su continuo e inevitable roce contra las aristas de lo social un mal-estar que nunca encuentra acomodo ni alivio definitivo. Aquí resuena en toda su hondura el dicho de Pessoa: sin el "bien" no habría posibilidad de convivencia, sociedad ni cultura. Así entendido, el "bien" se nos aparece como una construcción social, como una conquista de la humanidad: desde las primeras sentencias de la religión ("los malos se sentarán a la izquierda de Dios, los buenos a la derecha en el día del Juicio Final") hasta los postulados de la ética moderna (agrupados en el concepto del "bien común"). El uso que se hiciera del concepto del bien arrojaba una luz distinta sobre la esencia de lo humano, aunque, hasta el advenimiento del psicoanálisis, dicha elucidación (resumida en la eterna pregunta: ¿el hombre es bueno o malo por naturaleza?) parecía no poder salir de la aporía maniquea: o se era rousseauniano o se era hobbesiano. Para abordar la cuestión del bien vamos a trazar su génesis a partir de una de las figuras que laten en los orígenes de nuestra cultura: la del asesinato de Abel a manos de su hermano Caín. Si entendemos el Bien básicamente como un "hacer" el bien, es decir, que no podemos entenderlo en abstracto, sin relación al otro, nos vemos inmersos en la cuestión del lazo social y de su posibilidad; el concepto mismo de "fraternidad", de comunidad "fraternal", nos evoca directamente la relación entre hermanos (el prójimo como transposición del hermano), y apela a la misma como núcleo generador de los "sentimientos sociales" de los que hablaba Freud.

III. Un ejemplo inquietante; para no olvidar

(EN PARTE II)



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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