La traición no conduce al equilibrio

Si bien algunos dicen que hay algo de mentira en la traición, otros dicen que habría ms bien un engaño, que sería como una colección de mentiras, algo más sistematizado.

Hablar de la traición, es incluir en su discusión la mentira y el engaño, lo que hace aún más complicado el asunto, por tratarse de una realidad que tiene que ver con la fidelidad, la amistad o la lealtad a una persona o algo, al igual que el compromiso que se adquiere, con ese algo o con las personas.

Pero lo que parece ser importante en esta nefasta realidad, porque de alguna manera hay que calificarla, es la valoración que asume quien traiciona quien, según algunos escribidores, también estaría vinculado (a) con la ignorancia y el egocentrismo.

Podría comentarse aquí que quien traiciona pudiera ignorar, desconocer, carecer de conocimiento y por eso hace lo que hace y lo otro de lo cual hablan es que pudiese tratarse de un egocentrismo, lo que también pudiera ser, pero otros añaden que la cuestión va más allá, que pudiera ser, como la película aquella que hacía referencia a los bajos instintos.

La cuestión está en que si bien algunos dicen que hay algo de mentira en la traición, pareciera ser -esto lo podría explicar mejor Jorge Rodríguez, que es médico psiquiatra- que habría un engaño, que imagina uno sería como una colección de mentiras, algo más sistematizado. Y cuando hay engaño, hay un golpe al compromiso o a la identificación que se tiene, bien con una persona, una idea o con todo un cuerpo de ideas que puede manejar una organización o un grupo.

Si hay algo claro en todo esto, es que como el ser humano es un individuo factible de emociones, el hecho de la razón parece no tener arte ni parte en la generación de la traición porque si fuese de esa manera, es muy probable que la traición no se ejecutase ya que el razonamiento de por sí es un camino que conduce al equilibrio y este, regula esa interacción entre el sujeto y la realidad que le circunda y lo conduce a ese pensar con lógica.

Un asunto es seguro, las cosas no suelen ser fáciles ni agradables para quien traiciona ni para quien es traicionado. El periodista e investigador peruano Anddy Landacay Hernández, nos dice que "La traición está íntimamente ligada al engaño y el engaño tiene su raíz en la mentira. ¿Cuál es la diferencia entre el engaño y la mentira?. Muy simple: la constancia.

Mientras la mentira es circunstancial, el engaño es la sistematización de la mentira. Es decir, el encadenamiento de una mentira tras otra con un fin más elaborado".

El Maestro del Libertador, Simón Rodríguez –de acuerdo a la selección del escritor y filósofo Juan Antonio Calzadilla Arreaza, en la Pequeña antología pedagógica- nos dice que en Rodríguez, por ejemplo, hay dos caminos:

Monarquía y República, las cuales "…rebasan la figura de grandes formaciones políticas para convertirse en las categorías de una disyuntiva ética, que continúa la disyuntiva de la formación del sujeto compuesta por "Egoísmo" y "Sociabilidad". Esta dicotomía básica define dos cadenas antagónicas que caracterizan la diferencia de los dos procesos ético-políticos:

Monarquía= arrogancia/ egoísmo/ ignorancia/esclavitud frente a

República= modestia/sociabilidad/ilustración/libertad

La diferencia de los dos caminos radica en un solo factor: la capacidad de Moderación del Amor Propio, que se logra en el proceso de aprendizaje a través de la experiencia conducida por la educación.

Los hombres crean costumbres, pero son dominados por ellas, pues las costumbres, de tanto repetirse, se hacen instintos. La educación social sustituirá la fuerza de la costumbre monárquica de "obedecer ciegamente", por la costumbre republicana de "obedecer a la razón".

Calzadilla Arreaza refiere que lo anterior es parte del proyecto de Educación Popular en Bolivia donde Samuel Robinson o Rodríguez "pinta el retrato moral del Director de Educación, que bien podría servir de ejemplo para todo Director republicano", lo cual dice la gente hoy día, debe ser válido para cualquier ciudadano que ejerza un cargo en esta República Bolivariana, en la que debe obedecer a la razón, antes que nada y poder estar en un camino de equilibrio.

Radiografía de la mentira, la traición y el engaño

landacay

Por: Anddy Landacay Hernández

En la vida lo más terrible que se le puede hacer a una persona que nos quiere o, que por lo menos nos estima, es traicionarla. traicionar es el acto de traición hacia una persona y traición es un delito que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar a quien ha depositado su confianza en nosotros.

La traición está íntimamente ligada al engaño y el engaño tiene su raíz en la mentira. ¿cuál es la diferencia entre el engaño y la mentira?. Muy simple: la constancia.

Mientras la mentira es circunstancial, el engaño es la sistematización de la mentira. Es decir, el encadenamiento de una mentira tras otra con un fin más elaborado.

La mentira es común a todos los seres humanos. Muchas veces es también un vehículo de diplomacia que nos ayuda a evitar conflictos innecesarios. Por ejemplo: la esposa le pregunta al cónyuge: "¿mi amor que tal me queda este vestido?". El marido que está viendo la televisión y no quiere perder mucho tiempo en una apreciación crítica real, le dice casi de reojo: "si amor, te queda divino". De esta forma el marido se ha salvado de dar 200 explicaciones sobre por qué no le queda el dichoso vestido. Igualmente en nuestra vida cotidiana nos vemos obligados a dar respuestas inmediatas que no necesariamente se ajustan a lo que pensamos en pos de la cordialidad. No hay maldad de por medio, es tan sólo un ejercicio de diplomacia.

El engaño en cambio tiene que ver con la maledicencia, con el dolo absoluto. El más claro ejemplo es ese matrimonio en que la sospechas le llevan a preguntar a la esposa casi todos los días: "¿Tú me quieres?" y el esposo en una salida hipócrita le responde siempre: "Sí, muchísimo". En este caso no estamos hablando de la famosa "sacada de vuelta", porque generalmente se piensa que la única forma de traición entre parejas es "sacar los pies del plato" y adornar la cabeza del otro. No, hay otras formas. La forma embrionaria de la traición (y no por ello menos dolorosa) es mentir sobre lo que se siente realmente por la otra persona. La mentira constante a aquella persona que ha depositado sus sentimientos en nosotros nos convierte en unos traicioneros. Allí no caben pretextos, ni rodeos, ni excusas. Porque al vendedor de periódicos se le puede decir "te quiero" sin temor a que se lo crea, pero a la persona que está a nuestro lado, que nos apoya, que confía y espera esa misma confianza de nosotros traicionarlo de esa forma es ruin y deleznable.

Los seres humanos nos equivocamos muchísimo. Que duda cabe, el error es nuestro signo de vida. La mentira también puede justificarse por un error, partiendo de que tal vez se hizo una lectura equivocada de las circunstancias o de las personas que nos abordaron. Allí cabe la excusa. Pero el engaño no tiene como pretexto nuestra predisposición al error, porque en ese caso tenemos el tiempo suficiente para reflexionar y ver las consecuencias posibles de nuestra próxima mentira.

En suma, tanta reflexión me trae a la mente la imagen de ese personaje bíblico al que le preguntaron tres veces si conocía a Jesús y que lo negó en igual número de oportunidades o la del famoso "Beso de Judas" en presencia de los soldados romanos y me lleva a preguntar: ¿No habría sido otra la suerte de Cristo si hubiera incluido como onceavo mandamiento aquello de "No Traicionarás"?



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Pedro Estacio


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