El ataque a los colectivos como mecanismo psicosocial de neutralización del poder popular

“La lucha contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”
M. Kundera

La derecha oposicionista venezolana en conjunción con los sectores oligárquicos nacionales e internacionales ha intentado, desde el inicio del proceso revolucionario bolivariano a raíz de la convocatoria constituyente en 1999 por el Comandante Hugo Chávez, instituir una ideología colonizadora con la intención de lograr satanizar, neutralizar y luego eliminar lo colectivo como acción popular de gestión sociopolítica y económica de los recursos naturales y los medios de producción, a la vez que se derroca el modelo de democracia participativa y protagónica.

La ideología colonizadora legitima la esclavitud, no solo sojuzgando a la persona logrando no solo que sea objetivamente esclavo sino que este lo acepte, lo justifique y asuma su condición como un hecho normal. Esto implica que los esclavos colonizados introyecten en su inconsciente los estereotipos, los prejuicios, los significados impuestos por los colonizadores, en relación a que los esclavos son incapaces, débiles, ineptos, para gobernarse y asumir el control sociohistórico, económico y político que se les ha negado. Esto luego se transforma en una profecía autoconfirmatoria ya que el colonizado, al ser confrontado constantemente con esta imagen impuesta, comienza a dudar de sí mismo, terminando por aceptar como verdad su desvalorización y su propia imagen negativa introyectada.

De esta manera el colonizador se abroga el derecho universal de decidir cuales son las características psicosociales y psicológicas del colonizado. Obviamente, los rasgos atribuidos al esclavo nunca serán positivos y cualquier cualidad positiva que posea se transmutara en una carencia psicológica o social, negativizandoles todas sus cualidades, particularidades y competencias hasta deshumanizarlo totalmente, neutralizarlo y eliminarlo socialmente.

Este marco nos sirve para desenmascarar la guerra psicológica implementada por los sectores colonizadores oposicionistas como un mecanismo que busca la eliminación del chavismo revolucionario no solo mediante la eliminación física sino también la eliminación psicológica y social, además, neutralizar el apoyo actual y potencial de amplios sectores populares al proyecto de cambio de un sistema capitalista, individualista al modelo colectivo socialista bolivariano.

Uno de los ataques más feroces que han emprendido los oposicionistas actualmente está dirigido hacia los colectivos, tildándolos de violentos, agresivos, turbas asesinas, terroristas, etc. En el periodo de gobierno del Comandante Chávez se hizo lo mismo en contra de los círculos bolivarianos, y, a lo largo del proceso revolucionario se han atacado los consejos comunales, las comunas, los claps, pretendiendo provocar e inducir sentimientos y pensamientos negativos, destructivos y virulentos en el pueblo a fin de hacerlos más susceptibles a despreciar, repudiar, ridiculizar, pisotear y/o dañar lo colectivo, lo social, lo comunitario, la incapacidad del pueblo de liderar y llevar a cabo la resolución de los problemas comunitarios a través del poder popular, colocando por encima el sistema capitalista que estimula e induce el individualismo sobre lo colectivo, propugnando la propiedad privada, reducción del rol del estado y la aceptación del representativismo político.

Detrás del ataque a los colectivos se esconde la intención ideológica de dignificar, de engrandecer al colonizador, al modelo capitalista, de colocar por encima lo individual, lo empresarial, lo privado por encima de lo comunitario e introyectar en la psique del pueblo la depreciación de lo colectivo como modelo de vida y gestión socialista, desvalorizar y liquidar al sistema democrático protagónico y participativo, naturalizar y legitimar el derecho capitalista a la propiedad individual de todos los recursos naturales y los medios de producción, incluyendo la propiedad de los trabajadores, de su fuerza de trabajo.

La campaña mediática satanizadora de los colectivos está dirigida a aislar a nivel simbólico, psicológico, emocional, verbal, lingüístico y discursivo, la gestión comunitaria, el poder popular, el poder constituyente expresado en grupos colectivos socialistas, los cuales serán asociados con actos indeseables o percibidos como peligrosos para la población.

El discurso oposicionista adquiere una intencionalidad de carácter persuasivo, que es introyectada y experimentada por algunos sectores del pueblo y por ende manejada por los mismos, a fin de obtener ciertos propósitos potencialmente alienantes, de falta de control de las grandes mayorías populares sobre su propia existencia y destino y de esa manera, posicionar, en la psique del pueblo, al colonizador como el único con capacidad de tomar decisiones en cuanto a qué hacer con los recursos naturales, artificiales y los medios de producción, como, cuando y donde se gestionan y distribuyen todos estos recursos, y, en consecuencia, los llamados a ser los representantes políticos y administradores mandatarios del país.



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Ysrael Salinas


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