La orden del jefe

Dar una instrucción supone un grupo de condiciones que tributar de manera satisfactoria al éxito. Esto, no es cosa fácil de comprender, se necesita establecer un proceso de verificación de recursos financieros, físicos y humanos. Podemos movernos en función del momento y la efervescencia por el hacer, corriendo el riesgo de cumplir o no, con las metas propuestas. Complicándose más aun, cuando se cuenta con grandes pasivos, y aunado a esto; fuertes presiones de los bienes, infraestructuras o servicios demandados. Cuando el jefe predica con el ejemplo minimiza esa línea delgada que le da significado al espíritu de cuerpo o la vocación de servicio. Esto último, es un recurso regularmente utilizado por el líder para estimular o contagiar a la militancia que le representa su equipo de trabajo, en cuanto a la idea que genera la acción. El líder por sí solo no puede garantizar el desarrollo de los procesos desde sus inicios hasta su final, les toca a los equipos que le acompañan relacionarse activamente con la instrucción, acción e idea del jefe. Es preciso darle una buena lectura e interpretación a la orden difundida por la autoridad, con la finalidad de diseñar e implementar las estrategias y tácticas que den lugar al éxito de la gestión, evitando en lo posible la conflictividad laboral que se asoman producto de las relaciones interpersonales. Lo que sí es del líder es no escatimar en identificar los cuellos de botellas que impidan materializar la tarea a fin de tomar las decisiones para el avance.

Todas las actividades que configuran la acción de trabajos específicos, deben someterse a planes de vigilancia y control, quienes se sientan incomodos por estar sometidos a este tipo de monitoreo de control de gestión control no pueden desatar sentimientos de rencor, deben interpretar que es preciso hacerlo, para ver construida las vitrinas de gestión. Disiparse en el campo del interés individual resulta un germen con un alto sentido de perversidad que desconfigura los planes de fortalecimiento de la ideas primigenias del proyecto político o empresarial. Se trata de priorizar en el marco de lo urgente e importante. El direccionar con inteligencia, no le da espacio a los análisis de comportamiento o psicoanálisis de los miembros del equipo ejecutor. Suele aparecer comportamientos que se mueven gracias al chantaje emocional, es obligatorio para el jefe desvincular lo profesional con la amistad de quienes conforman su equipo de trabajo. La observancia se convierte en un producto que le da coherencia a la toma de decisión, el trabajo se muestra ajeno de las consideraciones que se articulan de los sentimientos que aparecen como resultado de la amistad. Al contrario mientras mayor es el grado de amistad, superior debe ser el compromiso laboral. Se debe lucir de excelencia el trabajo efectivo en términos de eficiencia y eficacia.

En cuanto a la Revolución Bolivariana debemos ser disciplinado, ante las ordenes emitidas por nuestros jefes y buscar de impregnar en la ejecución de dichas ordenes un valor plusvalico que afiance el enfoque socialista, son los equipos de trabajo los grandes responsables de alcanzar las metas, pero ellos deben tener presente la tan necesaria capacitación del marco doctrinario de la revolución Bolivariana, entender y comprender nuestro modelo de gobierno, brindara un efecto positivo, irreversible a cualquier intención de saboteo interno o externo.



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Joselino Serrano


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