Un diálogo político

Ya el Manifiesto Comunista nos dice que la reacción feudal trató de explotar en beneficio propio las críticas socialistas a la burguesía liberal. Por eso, siempre, invariablemente los liberales y los "demócratas" acusaron a los socialistas de estar aliados con la reacción. Algunos señores "honestos" pero… —¿Cómo decirlo?— algo limitados hablaban de una alianza "objetiva", de colaboración "de hecho".

¿Y qué pensar de nuestra satisfecha burguesía, los hombres del señorío y de la "limpieza" de una gota de "sangre de blanco", en cuyos nombres parecías resumida toda nuestra esplendorosa historia, de aquellas eminencias de la administración, y del foro, y de la Iglesia?

Ahora bien; esa conciencia nacional y esa acción espontánea no están tejidas uniformemente en el mismo cañamazo ideológico. Una parte responde a la ideología del antiguo régimen, y en ella desempeñan papel primordial las ideas religiosas y de defensa de la tradición; otra, en cambio, actúa inspirada por ideas avanzadas y quiere transformar el país.

Vemos, pues, que desde el comienzo de la guerra de Independencia se perfila estos fenómenos: ausencia del poder real y de Estado, que tiende a ser reemplazado por formas espontáneas de organización política; fragmentación y multiformidad de las reacciones, consecuencia de la dispersión real, pero tendencia a recomponer esos fragmentos en una unidad.

La igualdad significa que cada hombre y mujer tiene una misión que llenar según su organización intelectual y moral, y que no debe encontrar trabas que le detenga en su marcha, ni privilegio que delante de él pongan hombres y mujeres que nada valieran sin ellos ni ellas; significa, en fin, que todo sea igual para todos y que la facilidad o dificultad de su merecer esté en razón de la igualdad o desigualdad de las capacidades y no de los obstáculos, que antiguos abusos o errores perjudiciales establecieron.

Jamás hubo riqueza sin previo trabajo. La materia, mientras no se apropia, transporta o modifica para algún uso del pueblo, se halla destituida de valor real, y por consiguiente no es artículo de riqueza. El trabajo es el que le da utilidad y valor… Al trabajo es debido el valor real de todas las cosas… La propiedad es justa y es legítima en tanto que viene a servir los fines racionales de la vida humana; y cuanto esto no sucede, la propiedad es ilegítima, la propiedad es injusta, la propiedad debe desaparecer.

El ideal es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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