El General Cliver Alcalá en su laberinto histórico

Chavista que se respete es chavista gruñón y si hay que hacer las
cosas malas se hacen, aunque duelan al pasar el tiempo y, es lo que le
está pasando a Cliver Alcalá, lo desenchunfaron y, al verse por fuera,
está más caliente que plancha de chino contra Maduro y, como un
envalentonado militar en retiro, tiró públicamente la toalla del
descontento dentro del equilátero que tiene como vértices el 26, 27 y
28 de octubre respectivamente, donde con toda su libertad estampará su
firma en la recolección del 20% y no contento con ello, lo más seguro
una vez que se vaya al revocatorio votará por el -sí- de fuera Maduro
y, bien orondo como el que viene de ganar una batalla sin pelear,
exigirá un nuevo escalafón bien merecido por su voluntad de defender a
Venezuela de un mal presidente, impuesto por su comandante Chávez y,
con toda la retórica de un buen soldado con guión incluido, se dirá
para sus adentros, así nos comportamos los compatriotas de Chávez.


¿Qué será lo que le lastima a Cliver Alcalá dentro de este proceso?
Que no encuentra como manifestarse contra él mismo que, una vez sin el
uniforme verde oliva y, sin cargo alguno (a conciencia) que lo
comprometa a vivir mejor, tal cual viven los militares dentro de la
revolución que nos dejó Chávez, se desvía en censurar lo que no pudo
corregir cuando era poder y hacerlo de tal forma que lo bañara de
dignidad pensante sí, es verdad que no convive con los corruptos que a
su entender deben de existir dentro del gobierno nacional actual que,
lo mantiene en permanente vigilia de criticar sin aportar una nota que
ponga entredicho la actuación de los personeros del gobierno de Maduro
que -según él- hayan permitido la fuga de más de 400 mil millones de
dólares -¿y cuánto es eso en bolívares, apreciado general? Y a dónde
fueron a parar y, por dónde salieron. Dénos luz, pero no la pague
usted, matándonos sin disparar con el revocatorio, o será que los que
vienen a gobernarnos en lo adelante, serán menos corruptos, o sí. ¿Lo
pensó general? Sabemos por el dicho que, un clavo saca otro clavo.


Su determinación es personal y, no veo, porqué hace tanto escándolo,
para tomar esa determinación como si fuera un pataleo de muchacho
malcriado cuando, dice: sino me dan de comer, alboroto la casa o, la
tumbo y, sino es para ustedes, tampoco es para mí, es decir, no me
dieron, pero van a llevar de lo suyo y con mi terquedad de
manifestarme no como un traidor, porque no puede ser traidor el que no
ha sido dirigente ni líder de ninguna organización política que no se
haya prestado a venderse su conciencia al mejor postor y, Cliver
Alcalá se conoce por Chávez a quienes los formó como jóvenes, muchos
militares como él que, no le ha ido mal en su coexistencia dentro de
las fuerzas armadas y, se dice ser chavista, pero chavista a su modo
que sino lo complacen, forman un berrinche informativo y el remedio es
peor que la enfermedad y, es a grosso modo, como éste es un gobierno
que ha tenido una mala gestión y, nosotros -porque son varios, gente
que estuvo en el poder y disfrutaron- y ahora en defensa de la
Constitución, yo lo revoco y, al carajo, los chavistas...


¡Ah, y otra cosa!, y el general Cliver Alcala con una desfachatez que
raya en lo ridículo con algo de cinismo al dejar caer con sus palabras
de alegoría nada senil, y lo hago, cuando firmará, para no quedar él
al margen de la historia, frase que soltó como un Churchill
venezolano, pensando en el futuro que no lo encuentre desnudo, pero la
dijo sin "sangre, sudor y lágrimas" que en nada se parece a aquél
cuando lo elevó como divisa durante la Segunda Guerra Mundial, pero
Cliver Alcalá con su rabia con una pizca de odio de anti chavista y
ahora anti madurista determinó que mejor es revocar con firmas que
acumular beneficios que se perdieron al dejar el poder sin ninguna
guerra.


Amanecerá y veremos que lo que está por verse se verá y, más adelante
como el cardenal Baltazar Porras, Cliver Alcalá nos lanzará el perdón
que todos merecemos por no comulgar con su hostia de rencores que en
nada nos reconforta y arriman más llamas de desunión en vez de
apagarlas con pasión que refuercen los lazos que nos unen con la paz
de nuestros días tras de Chávez todavía.



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Esteban Rojas


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