El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer

El papel de la deuda en la Gran Recesión es central. Cuando se habla de deuda hay que distinguir entre la deuda soberana (la del Estado) y la deuda privada (la de los bancos, empresas y familia). Muchas veces se solapan una a la otra y se regenera confusión. En ocasiones se ha presentado la noción de austeridad como una reacción a algo denominado "crisis de la deuda soberana", causada por el comportamiento del Estado que, supuestamente, se habrían dedicado a gastar en exceso. Ello constituye una representación fundamentalmente falsa de los hechos. Más bien estos problemas se iniciaron en los bancos y posiblemente terminarán en los bancos. La crisis no se debió, en primera instancia, a una crisis de la deuda soberana provocada porque se hubiera incurrido en gastos excesivos; en casi todo el problema fue de los bancos, cuya responsabilidad fue asumida por el Gobierno. El solo hecho de que se haya dado en llamar una "crisis de la deuda soberana" sugiere ya que se ha venido a poner en marcha un interesantísimo caso de "tácticas engañosas". El costo derivado del rescate bancario, la recapitalización y el empleo de otros medios para salvar al sector bancario de su hundimiento, se situaba entre los tres y los trece de mil millones de dólares (en función del modo en que se echen las cuentas). En su mayor parte, el peso de esta cifra ha venido a descargarse en los balances contables de los venezolanos, que tiene que enjugar mediante una mezcla de aumento de impuestos y reducción de gastos de todo el pueblo, los costos del fiasco bancario. Ésta es la razón por la cual el concepto de "crisis de la deuda soberana" no es correcto, ya que se trata de la metamorfosis de una crisis bancaria camuflada en el artificio de "vivir por encima de las posibilidades".

Los orígenes de la crisis son diferentes. En uno fue determinante el estallido de la burbuja inmobiliaria, en otro el masivo endeudamiento público o privado, en los de más allá la explosión irracional, y casi todos ellos la debilidad estructural de los bancos.

1) Los salarios de la mayor parte del pueblo crece muy poco, lo que generó una brecha entre los ingresos y las expectativas de gastar. La respuesta fue el endeudamiento. El pueblo obtenía créditos que los bancos concedían con mucha facilidad para compensar la diferencia entre los gastos y los ingresos. Así surge el "¡que coman crédito!".

2) Ello sirve también para el sector público. El gobierno multiplica los servicios sociales y los gastos corrientes que no son financiados totalmente con los impuestos (la presión fiscal baja, sobre todo a los más ricos y las rentas de capital) sino con deuda pública.

3) En ambos casos, la deuda privada y la pública se hicieron insostenibles y desembocaron en la crisis financiera. Los bancos tenían problemas y éstos se arreglaron ayudándolos con dinero público: más deuda.

4) Las empresas redujeron los puestos de trabajo amparadas en la incertidumbre y el exceso de capacidad productiva: se fabricaba mucho más de lo que se consumía.

5) El paro reduce la renta disponible del pueblo, aumenta las desigualdades y disminuye de nuevo la demanda final. He aquí el círculo vicioso: los mercados no crean suficiente demanda ya que las empresas han reducido el empleo debido a la insuficiencia de la demanda, y esto disminuye aún más la renta del pueblo y la demanda final.

6) Por tanto, el deterioro en la distribucción de la renta (desde la mano de obra hacia el capital, desde los salarios hacia los beneficios, desde los pobres hacia los ricos, desde las familias hacia las empresas, desde las empresas hacia los bancos) reduce la demanda porque la propensión marginal a gastar de los hogares, los trabajadores y los pobres es mayor que la de las empresas, los propietarios de capital y los ricos.

7) Marx tenía razón al mantener que la mundialización, el capitalismo financiero sin restricciones y la redistribución de la renta y la riqueza desde el trabajo hacia el capital podrían abocar al capitalismo a la autodestrucción. Según Marx, el capitalismo desregulado puede conducir a un exceso periódico de capacidad y de producción, al Subconsumo y a las reiteradas crisis financieras destructivas, alimentadas por el alza y la caída de los precios de los activos financieros y las burbujas de crédito.

8) Todo modelo económico que no aborde adecuadamente la desigualdad a través de la provisión de bienes públicos y la igualdad de oportunidades acabará enfrentándose a una crisis de legitimidad.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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