La mujer siempre ha participado en la vida laboral y productiva de la sociedad. Pero en este momento histórico, su accionar tiene indiscutiblemente una connotación determinante; porque es ella quien forma desde el hogar, aulas y la vida misma a las generaciones de hombres y mujeres que tendrán la responsabilidad de conducción del proceso social en el devenir de los tiempos. Es ella quien ha asumido un papel de vanguardia en la defensa y construcción de un porvenir superior, de felicidad para la familia, para los niños, para los ancianos, para la vida misma. Es la mujer en su más amplia gama de representación del amor genuino por la vida, quien tiene sobre sus hombros la carga de la salvación del planeta; zafarlo de las garras del capitalismo depredador y perverso. No es poca cosa; y la mujer sabe y conoce perfectamente su rol en esta batalla diaria sin cuartel, en esta lucha contra el mal, haciendo el bien, construyendo, educando, amando y creando el nuevo día, el amanecer al nuevo estado de cosas, donde lo más importante sea el ser humano y no las posesiones y riquezas para presumir de ellas.
Es por ello que la mujer se convierte en el objetivo a debilitar y derrotar de parte del Imperialismo; porque el capitalismo ha cabalgado sobre ella para crear el desastre de las mayorías de los habitantes del planeta, a fundamentado su imperio en hacer invisible a la mujer como sujeto creador y conductor de movimientos emancipadores y a tratado sin tener éxito, de suplantar a la mujer en sus principios femeninos. Radica allí el desprecio y maltrato que hoy estamos observando hacia nuestras mujeres, dirigido de manera constante por el hombre burgués y pequeño burgués; y ahora asumido por representantes femeninas de esa clase, que desconocen o no pueden reconocer, que la lucha diaria que libran nuestras mujeres revolucionarias las incluye de manera amorosa a ellas mismas, porque son ellas, las victimas más cercanas a la bestia representada en el capitalismo. No es de gratis lo que les sucede a las Brasileñas y Argentinas en este momento, por mencionar un ejemplo. El monstruo imperial trata de destruir a la mujer, tamaña idiotez.
La bella, hermosa e inmaculada mujer revolucionaria debe y puede levantar la mirada hacia la libertad creada por ella misma y exclamar; "vamos si podemos, construyamos juntos el socialismo nuestro, produzcamos el futuro glorioso soñado por nuestros Libertadores y nuestras Libertadoras".
Viviremos y Venceremos…
Viva la Mujer Venezolana, Latinoamericana, La mujer…
