Es cierto: los seres humanos no somos absolutamente congruentes. Ahí está el psicoanálisis con su golpe al narcisismo humano, explicando que no somos casi racionales; que más bien somos un enredo de pulsiones e instintos a duras penas organizado por una delgada capita de conciencia y sentido de la realidad. Además, algunas "coherencias" resultan más bien de manías y obsesiones, es decir, versiones suaves de patologías mentales. Esto se observa a diario. En el caso de los políticos, se ve más, porque todos (todos) se mueven (y desean vehementemente) en el ambiente mediático, televisivo, y, claro, con una cámara encima, buscando la sobreexposición, se les nota más los malos reflejos. Cuidado se les va un día de estos, por el micrófono, un vientico imprudente.
Hace poco leí que unos científicos descubrieron que, en realidad, el que estaba condicionado por la famosa campanita, era el mismísimo Pavlov, el conocido investigador que inventó el concepto de "reflejo condicionado", al lograr que un perro salivara cuando (pensó él) escuchaba una campanita, sin ver ni oler carne. Así ocurre. Algunos de esos reflejos condicionados ya se han instalado en ciertas respuestas públicas. Lo peligroso es que son reflejos de gente con poder.
Por ejemplo, el gobernador de Bolívar de apellido Rangel. Apenas denunciaron la masacre de Tumeremo, salió diciendo por Twitter (la compulsión mediática, ahora de las "redes sociales"), que era un invento de la oposición, que era mentira, que era una manera de atacar al gobierno. Casi al mismo tiempo, el inefable Mario Silva apareció en la pantalla (otro mediático) asegurando que esas muertes no existían, que era una manera de distraer la atención de la conmemoración de la muerte de Chávez. Más o menos en el mismo sentido, se manifestó Diosdado Cabello, achacando a la oposición esa "injuria", que, investigaciones mediante, resultó en más de una docena de masacrados.
Ya en su época Francis Bacon advertía acerca de los prejuicios, como factor acelerador de los juicios, que lleva a numerosos errores. Claro: él se refería a la experimentación científica, y aquí estoy conversando sobre la conducta de los ciudadanos mediáticos y no mediáticos. Otro gran pensador, Gadamer, señalaba que los seres humanos no podemos vivir sin prejuicios; que ellos más bien son condiciones necesarias para la comprensión de la vida y hasta del papel que jugamos en ella. Pero hasta él recomendaba que reflexionáramos siempre sobre los prejuicios. Por cierto ¿cuál fue el "estudioso" que instaló en el lenguaje público, la mamarrachada de decirle "matrices" a los prejuicios?
Los prejuicios afectan nuestras percepciones, nuestra primera impresión. Por eso son usados con intenciones aviesas. Apenas se conoció lo de los "Panamá Papers", algunos periodistas de conocidas páginas web, lo relacionaron ¡hasta con Chávez en persona! Pasaban por alto que apareciera el rey de Arabia Saudita, el presidente de Argentina Macri, algunos amigos del presidente ruso Putin, el futbolista Messi o el pastor Bertucci de Maranatha. Apenas algunos nombres de unos exfuncionarios del gobierno, algunos ya juzgados en el país (Cruz Wefer), otros escapados, etc. sirvieron para vincular el chavismo, en su conjunto, con la corrupción.
Algunos analistas han sugerido que esas "revelaciones" del "Panama papers" forma parte de una maniobra de George Soros, conocido especulador financiero y patrocinante del grupo investigador, aparte de (mira qué ironía) crítico del sistema financiero mundial, para hacer que el flujo de capitales ya no fluya más a Panamá, sino a otros "paraísos fiscales", o a los mismísimos Estados Unidos. Bernie Sanders, el precandidato socialdemócrata en Estados Unidos, acusó a los Clinton de haber promovido esos negocios de olor un poco fétido. De modo, que la cosa es más complicada de lo que indicaban los prejuicios de todos.
Otros reflejos peligrosos, los tenemos a la vista. Utilizo uno para llamar la atención a este artículo: basta colocar a Diosdado o algún otro recurso de los que sabe mucho un abogado y su ego en "Aporrea", cuyo nombre no me acuerdo. Es hasta lógica la susceptibilidad de los reflejos de cierto chavismo oficialista (no los del chavismo crítico, claro), que lo acusan a uno de traidor y "saltatalanquera" por las críticas razonadas que hemos hecho, al gobierno y en general a la conducción del "proceso" (que cada vez se parece más a "El Proceso" de Kafka). Lógicos los reflejos de viejo zorro de Ramos Allup de desviar la atención a la fanaticada opositora ante la torta que están poniendo en la Asamblea Nacional y, en general, ante el enredo que tienen para cumplir su veintiúnica oferta de sacar a Maduro de la presidencia, y la cómica en Carabobo, por la avidez de sus fragmentos (Cocciola y Escarano contra, Maldonado contra, VP contra, PJ contra…). Chávez no los tiene locos. Ya eran así.
De modo que nuestros "dirigentes" están como la pata de lagartija muerta a la que le aplicábamos una corriente eléctrica para comprobar sus reflejos. Saltan, se estiran, responden, pero por simples reflejos reptiles. Ni siquiera desarrollan el cerebro límbico o el mamífero; menos la capa frontal. Mientras tanto, en Ciudad Gótica, en las colas hay peleas entre vecinos y "visitantes". ¡Mosca!