El militante revolucionario

Después de dar el primer paso en el camino del compromiso y convencido de que lo más importante de nuestra existencia como ser humano es ampliar cada día el horizonte de la vida y engrandecer la conciencia revolucionaria, un día decidimos mirar hacia adelante y emprender la marcha por los intrincados caminos del conocimiento. Sí, fue a finales del mes de septiembre de 2015, cuando un grupo de mujeres y hombres emprendimos el viaje hacia la ciudad de Barinas, donde se realizaría el primer encuentro de inicio del doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico.

Precisamente, como el conocimiento es una búsqueda eterna y siempre estamos aprendiendo, acordamos consagrar nuestro tiempo y nuestra energía para lograr las metas propuestas. Fue a allí donde nos encontramos por primera vez con el maestro, con el militante revolucionario, con ese gran ser humano que es Daniel Hernández. De inmediato nos impregnamos de su fe por la vida y del entusiasmo por compartir sus conocimientos con una dirección de propósitos y objetivos bien definidos. Con el oído de la mente fuimos escuchando su discurso de razonamiento profundo que es como una guía para mejorar, modificar, ajustar y coordinar los procesos de conocimiento.

Poco a poco nos empezamos a involucrar con seriedad en sus explicaciones filosóficas, políticas, económicas, históricas y sociales, analizadas con el rigor intelectual y la disciplina del análisis científico, que permite llegar hasta lo más profundo de los postulados examinados por cada autor. De esa manera nos hemos vuelto a encontrar con el pensamiento de autores cuyas ideas no caducan en el tiempo porque forman del legado necesario para comprender y discutir la verdad que tiende a renovarse con cada planteamiento. El panorama se fue despejando con Marx, Engels, Hegel, Montesquieu, Hobbes, Locke, Rousseau, Descartes, Kant y tantos otros, con los cuales dialogamos en el silencio de la duda metódica, tal como lo hacía Descartes en sus noches de luna llena.

A través de jornadas intensas de trabajo, de clases realmente magistrales, fuimos escuchando y descubriendo el discurso del profesor Daniel Hernández, quien nos adentró por los intrincados caminos de la comprensión intelectual y el entendimiento espiritual. Y de buena voluntad nosotros queremos romper con esa rutina que nos había impuesto el tiempo inorgánico, donde parecía que la tarea era más importante que el proyecto. Ahora, poco a poco hemos ido saliendo de las cavernas de platón para meternos en esta realidad nuestra, que nos exige un compromiso militante y revolucionario de acción para defender el legado de la verdad y derrotar la oscurana que nos quieren imponer mentes perversas enclavadas en la corteza podrida de la derecha.

Gracias profesor, gracias militante revolucionario, usted es un constructor de la enseñanza, un ejemplo para todos nosotros que lo hemos conocido en una etapa crucial para consolidar la meta del destino nuestro y el de la patria. Aprovechando la oportunidad, desde este espacio quiero manifestarle mi eterno agradecimiento por su valentía de asumir el reto de fomentar y promover el estudio profundo de la verdad y el conocimiento. Hoy nos sentimos más militantes revolucionarios que nunca, seguidores de los legados que nutren. Vaya mi saludo para usted y su familia. Un abrazo.



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Eduardo Marapacuto


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