Político, en función pública

El compromiso del político en función pública, en honor y defensa al modelo socialista debe estar impregnado del bienestar de su país y en consecuencia de sus conciudadanos. Debemos entonces, pasearnos por algunas acciones básicas que definirán un perfil de quienes todo un pueblo demanda.

Escuchar las angustias de quienes eligieron al político, no debe significar la solución de los problemas planteados al momento, el hecho de delegar supervisando la solución del problema en otros funcionarios de confianza, significa para el angustiado un motivo de gran agradecimiento y el reconocimiento al liderazgo político por quien sufrago. Se mantiene la esperanza viva en él y no queda espacio para la traición, mas cuando ese escuchar fue acompañado de un abrazo y del sostenimiento de la mirada ante los ojos del necesitado, humanizar la atención de quienes demanda es un asunto de primer orden en un socialista de verdad, dicha atención es el mejor markenting que se puede hacer en la política.

Es preciso practicar el tipo de gerencia situacional y deslastrarse del modelo clásico de planificación, el cual lleva una fuerte carga de procesos que pudiesen llegar alimentar el fantasma de la burocracia. Para contrarrestar este efecto es preciso apuntalar al diseño e implementación de una sala situacional, que en honor al tiempo permita generar supervisión, vigilancia y control de las órdenes emanadas por el político en función pública. Esto tributaría a minimizar el descontento por incumplimiento de compromisos a los conciudadanos y medir el compromiso del equipo que le acompaña, para ayudarlos, si fuese el caso o removerlos.

Un elemento que no se debe dejar pasar por alto es la vitrina de la gestión en cuanto a las áreas de infraestructura, salud, educación, deporte entre otras, las cuales deben estar ligadas a un planteamiento de alcance socialista, no es solo la infraestructura, es su entorno y la relación de este con los ciudadanos o las comunidades, es la visión holística que se tiñe con la esperanza y fe que se debe tener como socialista. Por último, es determinante en estos momentos que los planes de medio no caigan en la diatriba o trampa comunicacional del adversario. Los socialista debemos evitar el engaño y hablar con la verdad que sea el pueblo que juzgara y las vitrinas se convertirán en la mejor defensa que el político en función pública pueda tener.

Dar la mejor atención, mantiene viva la esperanza y la fe.



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Joselino Serrano


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