Ciencia, Revolución y cotidianidad

El libro "¿Qué es esa cosa llamada ciencia?", (de Alam F. Chalmers, 3ra edición, Siglo XXI. 1997, 1ra edición 1976), con el que nos hemos tropezado por estar participando de un curso de Filosofía de la Ciencia on line, es un texto de amplias resonancias y pensamos que se pudiera considerar útil su lectura; además de desgranar algunos de sus elementos. Ello por su pertinencia y actualidad, dado que la Revolución Bolivariana, ha creado el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, sobre lo cual consideramos se reflexiona poco en medio de la baraúnda de la cotidianidad y en particular los medios populares de amplia difusión se ocupan de caracterizar para mayor angustia de todos; cosa que se entiende ya que Revolución Bolivariana por estos días parece en la percepción del revolucionario común y silvestre como uno, cada vez más amenazada, desde adentro y desde afuera (dentro de los grupos del chavismo por la corrupción queremos decir y desde la oposición, junto al gran imperio usamericano, al que sirven, pues).

Últimamente, reflexionando aunque sea someramente, sobre estos asuntos se nos ha revelado la importancia del ya mencionado Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, cuando como lo señalara el Prof. Aristóbulo Istúriz Almeida, Vicepresidente Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela, hizo crisis el "Modelo Económico Rentístico Petrolero" que desde la medianía del siglo XX desalojó nuestros campos agrícolas y pecuarios, todo lo cual recordando la jerga del beisbol nos tiene jugando a la defensiva; atrás, con las bases llenas de contrarios y buscando algún doble play salvador. Confiando, además, en que el lanzador, aunque ha dado ciertas bases por bolas todavía está en capacidad de salir de este atascamiento. Las tribunas gritan: ¡Maduro, ponte duro! ¡No hables tanto gamelote y haz lo que sea menester! Que en manos de revolucionarias no se ha de perder la república; digo, el juego, ¡no joda!

En este sentido, vaya hasta dónde nos hemos desviado de la intensión inicial de este escrito, creemos que la ciencia (ciencia pura y aplicada, la industria, las artes, los oficios del conocimiento popular) nos puede ayudar en el cometido de generar productividad, bienestar, calidad de vida, física y espiritual, por supuesto, (recordando que según don Mario Bunge (1973) en su ya clásica obra "La ciencia, su método y su filosofía, FCC, México).

Parte del legado bolivariano viene a ser el fomento de la agricultura, la industria y el comercio, junto a la conservación de las aguas y los bosques, según lo ha recordado el Dr. Luís Brito García (El Libertador: vida y pensamiento, de Luís Brito García, en: www.redalvc.org/../179221617008.pdf), como buen liberal que era nuestro libertador y admirador del sistema inglés (Simón Bolívar y las ciencias, en: www.letralia.com/177/ensayo01.htm), en ese sentido y volviendo a Chalmers la ciencia ofrece resultados meritorios en diversos campos de la realidad, natural para transformar los recursos del entorno y producir efectos sociohistóricos; de esa manera potencia (Chávez, dixit) las naciones en escenario internacional.

Pero la introducción de la ciencia y la técnica modernas en los contextos de nuestras naciones con estados liberales y burgueses no ha sido fácil, unidad a procesos sociopolíticos y culturales de regiones y localidades que configuran nuestros estado-nación con autonomías relativas han configurado estructuras híbridas, de conflictos irresolubles; hábitos que marcan distancias entre la tradición y la modernidad; de tal suerte ciencia y técnica, en sentido positivista han hecho que se descoyunten las antiguas formaciones sociales tradicionales y/o aborígenes; las deforman, por el impacto de ciertos valores y teorías sobre la explotación de recursos, construcción de infraestructuras, entre otros puntos de vista polémicos sobre la comprensión acerca de cómo aplicar soluciones y agregar valor en la cadena productiva. La ciencia no es neutra, tiene la carga del tiempo histórico, como es el título de un libro que dejé olvidado en la universidad, je je, y hasta el sol de hoy no lo he vuelto a encontrar en la Librería del Sur, qué vaina, uno que recomendó una vez Chávez, de un epistemólogo, István Mészáros.

Aparte del comandante Chávez, que se sepa, nadie por estos días apremiantes de la guerra económica, promovida ya se ve por las detenciones de los corruptos presuntos de Abastos Bicentenario y de la red PDVAL, no sólo desde afuera con la burguesía apátrida sino desde el mismo funcionariado ídem del gobierno, nadie, decíamos reflexiona sobre estos aspectos de las implicaciones prácticas y sobre la vida cotidiana de la ciencia y la técnica; y difunde sus meditaciones en los medios de difusión masivos, lo harán en revistas especializadas, suponemos, en pappers destinados a la comunidad científica (como decía el maestro J. M. Briceño Guerrero: "…Sí hay, pero no se "jallan", sic, citando a un campesino merideño, amigo suyo).

La configurar de naciones, como la venezolana, multiétnica y pluricultural en el marco de los hábitos culturales de la llamada modernidad tardía desde al menos el siglo XIX a la actualidad como una direccionalidad en función de alcanzar los beneficios que proporcionan los atributos y características de la racionalidad científica y su correlato práctico: la tecnología, aplicada en las industrias y difundida por medio del aparato escolar, sin descoyuntar las organizaciones originales o aborígenes, fundamentadas en la cooperación, la libertad individual, igualdad social y respetop mutuo, como señalara la antropóloga María Eugenia Villalón (en: "Aspectos de la organización social y terminología del parentesco E`ñapa", 1977), viene a ser todo un reto para los organismos del estado-nación, tal lo es el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.

La ciencia, de acuerdo con Alam F. chalmers (of cit) constituye una clase especial de conocimiento por evidencias o derivado de hechos, una cuestión que al parecer le confiere un alto nivel de confiabilidad, meritorios y fiables, con autoridad; pero socializar ese aspecto y hacerlo parte del imaginario social requiere entrenamiento, además de diálogo, de donde se tiene que la función del referido superministerio tiene unos alcances de amplio espectro, que no sabemos si quienes están allí son conscientes de ello, o al menos no difunden esas inquietudes.

luissaavedra2004@yahoo.es



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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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