La verdadera guerra y quien la está ganando

En los últimos años se habla de una "guerra económica" que se presenta difusa, sin enemigos, sin objetivos; la situación del país se deteriora cada día y la crisis económica sobrevuela a la sociedad como un fantasma, es difícil asirla, comprenderla. Algo anda mal en esta formulación, la crisis se agrava y la tal guerra no sirve para explicar nada. Veamos.

La verdadera guerra es la guerra entre el capitalismo y la posibilidad socialista, estos son los adversarios. Este enfrentamiento explica todo lo que está pasando, posibilita organizar las fuerzas de la Revolución, del Chavismo. Conocer las características propias y las características del enemigo posibilita el triunfo, de otra forma sólo puede haber derrota.

La guerra comenzó cuando el capitalismo entendió que el Comandante Chávez no era comprable. Por el camino de su amor a los humildes, por su sinceridad y su formación cristiana auténtica tenía que llegar a la idea socialista complemento directo de la fe cristiana. Rápidamente comenzaron a atacarlo: golpe, saboteos y, finalmente, lo asesinaron. Es así, su asesinato fue una acción dentro de la guerra del capitalismo contra el Socialismo. No se entendió así, se subestimó al enemigo explotador que desde hace siglos usa el crimen como arma política, larga es esta lista, no es necesario traerla. La Revolución, cándidamente, evitó hablar de esta pérdida en combate, esquivó la radicalización de la lucha y se entregó a la democracia burguesa. Hablar del asesinato de Chávez era mal visto, se acusaba de sospecha a quien lo mencionara, María León durmió sorpresivamente aquellas firmas pidiendo investigación del magnicidio.

Esta guerra no es convencional, podía llamarse especial, escapa a todos los esquemas. Ocurre desde afuera y es de fácil detección, pero sucede también dentro de la Revolución y es de más difícil comprensión, reclama unidad y tras ella se resguarda. Para entender estos dos frentes es necesario precisar dónde se desarrolla el principal combate. Veamos.

El principal combate entre el capitalismo y el Socialismo es en la conciencia, en la cultura, en los valores. El capitalismo se sustenta en el egoísmo, en la visión individualista, en la fragmentación. De esta manera justifica su sistema de competencia, de lucha de todos contra todos, de búsqueda del lucro por sobre cualquier otra consideración. Una sociedad así, dividida, donde cada uno se importe sólo por sus intereses es incapaz de entender que su suerte, su calidad de vida, depende de la organización social; es incapaz de percibir que su vida miserable, de humano incompleto, la angustia de una existencia azarosa, está determinada por el mercado que es una fuerza que le es ajena. Consideran, por ejemplo, que los precios de las mercancías que afectan su vida de forma dramática son normales, que las crisis periódicas del capitalismo son naturales, castigo de un dios que desconocen y que algunos llaman mercado. No atinan a percibir los defectos inhumanos del capitalismo.

El Socialismo se sustenta en la conciencia de pertenencia a la sociedad, en el principio de que la suerte del individuo depende de la suerte de la sociedad, que la humanidad es un todo, que debe existir en armonía entre los humanos y de estos con la naturaleza. Es la toma de conciencia de pertenencia a la sociedad y de que sólo el individuo se puede realizar dentro de ella, armonizando sus intereses con los intereses sociales, el convencimiento de que el beneficio del individuo debe ser el beneficio de la sociedad, y el bien social redunda en el bien individual. Para resumirlo con Martí: el Socialismo es "de todos por el bien de todos".

Ya estamos en condiciones de entender la batalla entre capitalismo y Socialismo, es la guerra entre el egoísmo y el amor.

En esta batalla el objetivo principal, la principal colina, es la conciencia, la ética, la cultura que se instale. Si el egoísmo se hace hegemónico la Revolución está perdida; si al contrario el espíritu de sociedad prevalece la Revolución es invencible. Se deduce que las acciones que conducen a la elevación del egoísmo son triunfos del capitalismo y derrotas del Socialismo. De aquí que las alianzas con los capitalistas, los llamados a que dirijan la economía son derrotas del Socialismo; el estímulo con dádivas materiales, taxis, viviendas sin ninguna organización, sin ninguna contraprestación a la sociedad son derrotas del Socialismo. Estas derrotas se manifiestan en lo político.

La guerra verdadera la estamos perdiendo por no saber cuál es el enemigo y cuál es la esencia de la confrontación.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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