La Carta de Jamaica según el historiador Dr Reinald Rojas

El bicentenario de la denominada "Carta de Jamaica" (Simón Bolívar, Kingston, Jamaica, 06 de septiembre de 1815) ha convocado por estos días diversas iniciativas en Venezuela. Entre las que destacan la publicación de libros escritos por especialistas con el fin de realizar la reconstrucción histórica del contexto socio histórico en que surgiera ese trascendental documento bolivariano,que primero fue una comunicación privada dirigida a un rico comerciante del Caribe inglés, Mr. Cullem; y a partir de 1818, dado el alcance de las ideas allí vertidas acerca del análisis del entorno de su presente y el dibujo de escenarios posibles, como horizontes de futuro, se hizo público a través de un periódico londinense.

Estos estudios de ocasión incluyen ahora el análisis de su contenido filosófico y político, así como su relación con la actualidad. Todo un desafío intelectual para historiadores, filósofos y demás especialistas de las ciencias humanas y sociales de la cual uno, como simple espectador para decirlo con palabras de José Ortega y Gasset, también participa, sottovoce, en conferencias y charlas para desentrañar las dimensiones políticas y hasta de tipo axiológico, referencias a la perspectiva de la antropología filosófica y el modelo de sociedad a que se estaba entonces a principios del siglo XIX llamando como ahora a construir; ya que se alude a la condición humana en general y del hombre y la mujer americana en particular, criollos o mestizos (del indígena y el negro Bolívar hablaría después, una vez realizado su aprendizaje, precisamente en Jamaica. ¿Una vez que hiciera conciencia de la importancia que tenían en los procesos políticos y militares los grupos subalternos o socialmente vulnerables en la colonia? ¿Era ello una iluminación que entonces no tenía y no se había iniciado en ese saber de umbrales? ¿Advirtió allí que debía traspasar y hacer presencia a otra realidad? ¿Reconocer al otro que había sido negado?).

En síntesis, un pueblo que aspira a ser libre y vivir con dignidad, ello a tenor de las posibilidades de su medio y cultura, forjada en el tiempo de la mediana y larga duración. En efecto, durante más de trescientos años tuvo lugar el surgimiento de una amalgama cultural y hasta de un nuevo género humano, acota Simón Bolívar precisamente en la Carta de Jamaica.

Las impresiones anteriores las escribimos mientras participamos como oyentes en la presentación del libro del respetado historiador larense Dr. Reinaldo Rojas (Caracas, 1954) "Bolívar y la Carta de Jamaica" (Ediciones Moon, Barquisimeto, 2015) y oíamos su conferencia magistral titulada "Bolívar en Jamaica". Evento especial realizado en el vetusto caserón de estilo colonial ubicado detrás de la Plaza Lara de antiguas glorias proceras; pero que hoy apenas constituye un espacio público mínimo y recoleto, eso sí. Este hermoso inmueble era en aquel remoto pasado colonial el Convento de San Francisco, adyacente también a la bella iglesia del mismo nombre que fue Catedral Metropolitana de Barquisimeto y desde al menos 1948 funge como sede del Centro de Historia Larense. Vieja corporación que en su tiempo reunió a las llamadas "Fuerzas vivas" y los demás "espíritus ilustrados" que se preocupaban del bien del intelecto, para decirlo así con una frase del Dante en su conocida obra citada de memoria La Divina Comedia, citado por Manuel Caballero (en: Lección magistral en el Cincuentenaria de la Facultad de humanidades y Educación, UCV, en www.cervantesvirtual.com).

En las últimas décadas, como es de todos conocidos en Barquisimeto y el estado Lara en general (o, para ser precisos, al menos por quienes están ligados a la crónica de la historia regional y local, la investigación histórica universitaria y la memoralia de los mayores); esta añeja corporación, heredera tal vez de la tradición literaria romántica del siglo XIX, cuyas letras discurren y cantan a los hechos definitorios de la nacionalidad, estuvo dirigida por el abogado y profesor don Francisco Cañizales Verde, recientemente fallecido; un caballero que bien se pudiera llamar que era un amigo. Y en cuya biblioteca, por él administrada allí, se podía y puede aún leer y estudiar los procesos conformantes de lo que se suele llamar en filosofía de la historia la "ontología de lo actual", (Michel Foucault, dixit; en La ontología histórica de Michel Foucault, Apuntes de método… www.redalyc.org/articulo...).

En otras palabras, ontología aquí alude al empeño de estudiar las variables de conjunto desplegadas desde el pasado por la sociedad, mediante las cuales se puede comprender más adecuadamente la realidad social del presente. Ya que la historia, contrario a lo que se cree, viene a ser una ciencia práctica, siguiendo en esto al conocido historiador venezolano Dr. Federico Brito Figueroa (1921-2000) en su Historia Económica y Social de Venezuela, (Tomo II, UCV. Caracas. 1978). Pues, no se trata de contemplar el pasado por el pasado mismo, que ya no se puede modificar y carece de sentido práctico, como diría Marc Bloch, en Apología de la historia o el oficio del historiador (Ediciones Lola de Fuenmayor-Fundación Buría. Caracas-Barquisimeto, 1986). Sino que de lo que se trata es de comprender la vida del presente con la luz del pasado y en las actividades inmanentes de los hombres, porque lo demás es teología.

Véase al respecto el siguiente razonamiento de Jacques Maritain donde sobresale la metafísica:

"Quien, como hemos visto, juega un papel en la historia, se divierte con los espectáculos y se ríe de ellos. Aquellos que hacen del avance en la historia su primer principio, se comprometen a colaborar con todos los agentes de la historia; y se encuentran así en compañía muy promiscua. No somos cooperadores de la historia; somos cooperadores de Dios. Sin duda, ausentarse de la historia es buscar la muerte. La actividad espiritual, la cual está por encima del tiempo, no reconoce el tiempo, mas lo mantiene sostenido desde lo alto. Nuestra obligación es actuar en la historia dentro del límite de nuestras fuerzas pero sirviendo primero a Dios" (en: "Filosofía de la Historia", 1971, Biblioteca Filosófica Troquel, Buenos Aires, P. 63).

La historia como ciencia, aparte de ser divertida porque permite "observar" documentalmente la dinámica de los seres humanos, la crispación de los espíritus por las pasiones, ideas y proyectos puestos en práctica por las ideologías dominantes y los procesos objetivos de la economía y la política, proporciona a quien tenga la sensibilidad suficiente y el entrenamiento necesario, las pistas para probar las hipótesis que se formule para comprender la complejidad de la dinámica social en el presente; para lo cual necesita tomar ciertas previsiones y cierta distancia; sólo así podrá, en criterio del Dr. Germán Carrera Damas tener "ecuanimidad científica". Pero un cultivo de ese talante del oficio de historiador no se hace con fines de complacer determinadas preferencias ideológicas y política-electorales en un momento dado, sin por mor a Clío. Volviendo al autor citado. "El historiador debe evaluar constantemente, y de preferencia con una alta dosis de escepticismo y hasta de buen humor, la utilidad del producto de su esfuerzo…", ( en: Germán Carrera Damas: Aviso a los historiadores críticos: … tantos peligros como corre la verdad en manos del historiador", (Andrés Bello). (Ediciones Ge. Caracas. 1995. P. 10).

Hemos querido exponer estas consideraciones ya que percibimos en la conferencia del historiador larense Dr. Reinaldo Rojas la introducción de hipótesis de trabajo bastante críticas sobre el referido documento bolivariano conocido como La Carta de Jamaica, tomando distancia de las manidas formas en que la tradición escolar, la historiografía romántica, con sus subidos colores de los bronces patrios. Además del uso político-ideológico que suele proporcionar lo que otro historiador larense, y muy admirado por nosotros los que fuimos alumnos de la querida Profesora Luisa Rodríguez Marrufo, de grata memoria, el también ensayista Dr. Manuel Caballero, quien dio en llamar "La religión de la patria" a semejante discurso historiográfico, (vésase: Manuel Caballero, "Por qué no soy bolivariano. Una reflexión antipatriótica", Alfadil, Caracas. 2007); nos ha parecido, pues, que Reinaldo Rojas (Profesor con la máxima categoría de Titular a Dedicación Exclusiva, ya en condición de jubilado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Barquisimeto, UPELIPB), en el ya referido libro y conferencia procedió al "libre examen y con espíritu crítico" (como diría Frasnces-LluisCardoona, en el Estudio Preliminar de "La Regenta I", aquel conocido libro de Leopoldo Alas "Clarín". Ediciones Grandes autores de la Literatura Universal. España. 1994. Pág. 8) de un texto que, como bien lo señalara en su serena exposición resulta a todas luces interesante, por lo cual ha dedicado al mismo largas reflexiones con impertérrita honestidad intelectual.

La Carta de Jamaica, según el historiador Reinaldo Rojas en la conferencia que oyéramos, no sin cierto asombro e inquietud por su tono que ya le conocemos moderadamente crítico, en el Centro de Historia Larense, el pasado viernes 19 de septiembre del corriente año 2015, con presencia de lo alguien allí dio en llamar la más granada representación de la sociedad larense; nos reveló, pues que un tema viejo puede ser abordado de manera novedosa desde una perspectiva que incluye lo que podríamos denominar la "prosografía", o la caracterización de los rasgos físicos y psicológicos del personaje central, a saber, Simón Bolívar (1783-1830), nuestro Libertador; quien fue capaz según observan los psicólogos actuales de tener gran capacidad de resiliencia. Esto es, la capacidad de superar las condiciones adversas presentes en la vida en un momento particular de un individuo, siendo capaz de transformar a fuerza de voluntad las debilidades y amenazas en fortalezas y oportunidades, empinándose sobre las dificultades hasta lograr crear un horizonte de futuro con escenarios alternos a las referidas adversidades del presente; no lo dijo con estas palabras el respetado historiador Reinaldo Rojas, sino que, al oírlo, nosotros pensamos en eso, como una interpretación libre.

Al hablar de "Bolívar en Jamaica" el ponente sugirió igualmente, así lo interpretamos, que la Contestación de un americano meridional a un ciudadano de estas tierras (del caribe inglés), viene a ser un documento bolivariano de tipo autobiográfico, ya que narra sus experiencias al encontrarse como se dice "en la cama del perro". Esto es, sin dinero, desterrado, derrotado y desprestigiado. Pero, al propio tiempo, en su "narratología" aparte de contar la sucesión de hechos atinentes al proceso de emancipación de las colonias americanas, con sus continuidades, avances y retrocesos; con escasa acumulación de fuerzas sociales, en el marco de un contexto internacional de luchas y contradicciones interimperialistas, en que Inglaterra rivalizaba con España y Francia; cuestión que pensaba Simón Bolívar eventualmente podría aprovechar y granjearse la voluntad de los ingleses, lo que en mucho explicaría por qué el más ilustre de los caraqueños recalara en 1815 por esa región, donde tuvo lugar la producción de un escrito memorable, cuya narrativa contiene al menos los siguientes elementos:

  1. el uso de la palabra como recurso persuasivo y con excelente dominio del estado del arte de las ciencias, las artes y las humanidades de una época marcada ya por la revolución industrial y el pensamiento liberal, como lo muestra la ristra de autores con sus libros más notables que alude La Carta de Jamaica; de donde se tiene que el conocimiento es fundamental en los procesos de emancipación político, económico y cultural;

  2. la precisa valoración de los acontecimientos del entorno socio histórico en que como individuo y sociedad se halla envuelto (story), acciones que se desarrollan sucesivamente y entrelazados, siendo que lo que más le angustia a Simón Bolívar viene a ser la manera de conducir y controlar aunque sea someramente el desenlace de aquellos procesos políticos y militares, para lo cual había que prepararse para gobernar con la debida consciencia y con un plan adecuado, eso que hoy se denomina ruta de navegación. Aspecto que realiza el héroe caraqueño en la parte central de la Carta de Jamaica;

  3. finalmente en este documento aparece lo que algunos autores expertos en análisis literario han denominado el hilo tempore.

Esto es, el tiempo como gran demiurgo en que las ideas guiadas por una férrea voluntad humana son capaces de crear nuevas realidades, igualmente el hilo tempore representa una estructura de voz como un potem, que del pasado se ancla en el presente, con un uso de la pre-verbalización que al modo del gerundio continúa en el presente y nos debe decir algo, no dejarnos indiferente, sentirse interpelado.

Igualmente, Rojas (2015, (09), 18) en su conferencia "Bolívar en Jamaica" señaló otros elementos altamente polémicos, entre el ruido del amplio salón cuyo piso entero está cubierto de madera, en el segundo nivel del Centro de Historia Larense; este asuntopercibido como polémico guardarelación con el reciente hallazgo de los originales en Ecuador en lengua española de la Carta de Jamaica. Cuestión en la que él, personalmente, descree completamente; comentó que se ha informado de que un grupo de expertos, que nadie sabe quiénes son, realizaron un análisis pero considera que el documento original vendría a ser la versión en inglés a la que el mismo Libertador realizara correcciones en francés de su puño y letra, acerca de lo cual presentó una versión allí en powerpoint; con el párrafo que se ha dicho que faltaba. Pero que constituye una cuestión que en nada modifica el planteamiento, nudo y desenlace, por decirlo así de la estructura interna del referido documento bolivariano, conocido como La Carta de Jamaica.

Con este cierre de su ponencia el reconocido historiador larense parece distanciarse de los planteamientos del Centro Nacional de Historia, cuyo presidente, el también historiador (Lic., Mcs., Pedro Enrique Calzadilla, profesor de la U.C.V.), quien junto a sus colaboradores realizaron el análisis que se llamaría de restitución, procedencia, sinceridad y exactitud del documento en cuestión, mediante las pruebas carbono 14, comparación de la letra o grafía de Pedro Briceño Méndez, Secretario Personal y Militar de Su Excelencia, el Libertador, como gustaba decir el Dr. Federico Brito Figueroa, (www.avn.info.ve/contenido/confirman...).

¿A qué obedecerán tales diferencias en la apreciación respecto a cuál sea el verdadero original de la Carta de Jamaica?Pues como afirmara también el Dr. Rojas el hallazgo de ese original en español, con letra de Pedro Briceño Méndez, a quien Bolívar le dictara el contenido de sus "cogitanicas" y que dan razón de su existencia (Cogito ergo sum, Descartes, dixit), contradice a Monseñor Nicolás Navarro, quien en su conocido libro afirma que el Libertador la escribiera con su puño y letra. Ergo, que no la habría dictado, ¿minucias o ripios de la historia bolivariana que no interesan sino a un reducido grupo de eruditos? ¿Es por diferencias teórica-metodológicas y/o política-ideológicas en que unos y otros cultores de la ciencia social no son capaces de elevarse hasta la severidad de la imparcialidad de la historia, como pide el Dr. Germán Carreara Damas? (ob cit., p. 11).

Para cerrar queremos destacar que lo aquí señalado corresponde a las apreciaciones subjetivas de quien esto escribe y no necesariamente guardan relación uno a uno con los criterios expresados por el apreciado historiador de nuestra tierra, aunque nacido accidentalmente en Caracas, Dr. Reinaldo Rojas; y como él mismo ha dicho en otras ocasiones, las diferencias que se puedan tener en lo ideológico y político, no son óbice para desarrollar trabajos estrictamente académicos en que los asuntos referidos a validez y confiabilidad son muy estrictos, trascienden las preferencias estéticas y políticas de cada cual; y quedan en el plano del ámbito de lo privado.

Como diría el recordado Dr. Rigoberto Lanz, que siga la discusión y esperamos que la gente el Centro Nacional de Historia pueda venir a Barquisimeto y el estado Lara en general y nos ofrezcan su versión, suponemos que no desde el Centro de Historia Larense, sino desde el Museo Barquisimeto, institución que también en los últimos meses ha tomado nueva vitalidad.

Lo cierto es que el libro Bolívar y la Carta de Jamaica (Ediciones Moon, Barquisimeto, 2015) y la conferencia Bolívar en Jamaica, sendos esfuerzos intelectuales del Dr. Reinaldo Rojas nos brindan la ocasión de elaborar ciertas reflexiones y alimentar la polémica, todo para "el bien del intelecto". Que es cosa de agradecer encarecidamente. Más en este tiempo tan ayuno de polémicas intelectuales, acogotados como estamos por "la banalidad del mal", (Hannah Arendt, dixit); con ideologías totalitarias del consumismo mercantil, más que de grandes relatos que motivan opciones de poder hegemónico. Aunque tampoco está ausente la lucha entre lo que el Papa Juan Pablo II diera en llamar las grandes ideologías del mal: el capitalismo salvaje y el comunismo burocrático ídem. ¿No exige Simón Bolívar gobiernos adecuados al contexto socio histórico de las nuevas naciones que habrían de surgir, una vez terminadas las luchas por la emancipación? Como dijimos al comienzo, entramos a la presentación del libro y la conferencia del Profesor Rojas con muchas inquietudes… y salimos de la misma con otras nuevas. Habrá que leer detenidamente esas piezas historiográficas para seguir debatiendo.

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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

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