El movimiento popular tiene la palabra

Luego de la derrota electoral del 6-D y superando la consecuente desmoralización y distribución de culpas, un importante sector de la población militante de la revolución bolivariana, diseminado a lo largo y ancho de la geografía nacional, nos hemos reunido y conformado en Asambleas Permanentes del Poder Popular; para reencontrarnos cara a cara en comunidad de afectos, con las bases populares del chavismo llano, ese sujeto histórico siempre invisibilizado que encontró su lugar en la historia en sincera identificación con la revolución bolivariana, y que no forma parte de las estructuras políticas partidistas tradicionales que pretenden representarlos, la izquierda socarrona, oportunista y corrupta que ha enfilado el proceso revolucionario venezolano y sus conquistas hacia un despeñadero.

El proceso electoral propio del estado burgués, su escrutinio y la consecuente debacle nos coloca frente a un abismo, pero también frente a nuevos retos que debemos asumir sin mas miramientos, el reto de reconstruir el movimiento popular organizado, vanguardia de las conquistas sociales. Urge la depuración de los procesos revolucionarios señalados por Hugo Chávez en el "Golpe de timón", empezar a contruir una nueva forma de hacer política, no desde cero, sino de las experiencias gestadas en nuestras comunidades populares, obreras y campesinas, desde abajo, desde lo colectivo y no desde las cúpulas individualistas del poder formalmente constituido. Solo así podremos centrar en una nueva etapa y cerrar el ciclo histórico que culminó con la catástrofe electoral del 6-D.

Basta ya de señalar a la "guerra económica" como culpable de nuestras desgracias mientras nos cruzamos de brazos frente al enemigo hambreador, haciendo del concepto en si mismo un comodín que nos libra de toda culpa o responsabilidad, mientras la derecha fascista avanza y gana espacios políticos estratégicos, ocupados ahora por intereses transnacionales imperialistas. Los partidos políticos tradicionales, de estructura piramidal, que se abrogan la representación popular, son los grandes responsables de una derrota que no terminan de asumir; trasladan la culpa a los sectores populares calificándolos de "traidores", cuando en realidad la traición producto del negociado y los pactos con la derecha provienen de ellos. Acusan a nuestro pueblo, golpeado en el estómago y obligado a padecer interminables jornadas de colas y humillaciones, mientras ellos con sus anacrónicas estructuras burocráticas y clientelares nunca dieron respuesta de organización y lucha, escogieron el camino fácil de la dádiva, el clientelismo y el triunfalismo irresponsable.

La amenaza global, expresada en el avance de las fuerzas de la reacción, se cierne inexorablemente sobre nuestro continente; el triunfo del neoliberalismo con Macri en Argentina, el intento de destitución de Dilma Roussef en Brasil, las amenazas contra el Estado plurinacional de Bolivia, la desmovilización de las fuerzas combatientes en Colombia y el consecuente avance del paramilitarismo y la penetración norteamericana en Cuba, dibujan un panorama poco alentador para la región. Desde nuestra cotidianidad surgen las voces de rebeldía que pueden recomponer el espíritu militante mediante la organización y la lucha por el camino que nos llevará hacia el verdadero socialismo nuestroamericano del siglo XXI. Lo demás no importa nada.



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Ismael Noé V.


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