La Venezuela del mañana

No es por sectarismo, por amor al pasado o por manía de clasificación por lo que empleamos la palabra "izquierda", con lo que evoca; sino porque sería absurdo pasar a pérdidas y ganancias el elemento capital, intelectual, afectivo e histórico que constituye la izquierda, precisamente en el momento en que parece que este capital puede servir a la causa del desarrollo. La izquierda de que se trata tendría por ambición principal el poner fin a los conflictos que desgarran y a las divisiones que retrasan al pueblo, y cuya solución constituiría una aportación de primera importancia al resurgimiento de Venezuela.

Es imposible que un país como Venezuela alcance el grado de organización y de eficacia necesario para representar su papel en la construcción del país y en la respuesta del desafío de la derecha, si los diferentes participantes en el juego político, económico y social siguen, como hasta hoy, negándose e ignorándose mutuamente. Mientras la clase patronal siga recusando a los sindicatos, mientras éstos rechacen el diálogo con aquella, mientras el Gobierno niegue la legitimidad de la oposición, y ésta la del Gobierno, no podrá producirse ninguna de las mutaciones necesarias. Las fracturas del pueblo continuarán siendo causa de enormes despilfarros y del debilitamiento venezolano.

¿Cuáles son los factores del retraso venezolano? Hay que empezar citando la estructura misma de la enseñanza… Aparte de la propia formación de los alumnos y de los estudiantes, se plantea un importante problema, que es el de la formación permanente de los mandos. Los industriales y los hombres de negocios venezolanos no han comprendido todavía que la formación de los mandos es una necesidad absoluta… Además, se plantea la cuestión de lo que podemos llamar el medio. Del lado patronal, existe en los jefes de empresa una necesidad fundamental de seguridad, que se manifiesta por viejos hábitos de reparto del mercado, de cártels, de asociaciones, de discusiones entre proveedores de una misma administración, de fijación de precios entre las empresas de un mismo ramo. Por otra parte, en el mundo moderno es indiscutible que el Gobierno se ve llevado a controlar cada vez más la vida económica del país, con el fin esencial de amortiguar las fluctuaciones de la coyuntura y de impedir las crisis sociales en un sistema de creciente protección del pueblo… Pero, dado el sistema de educación y los métodos administrativos que encontramos, nos hallamos en presencia de dos mundos completamente separados. Por un lado, el mundo de los empresarios que desea "hacer negocios"; por otro, el mundo administrativo, que apenas conoce los verdaderos problemas de la industria… No diríamos que la administración esté equivocadas, ni que las de la industria tengan razón; pero lo cierto es que los resultados económicos de su de su carrera son diferentes que se produce una grieta entre ambas categorías, lo cual acarrea que se mantengan un fenómeno propio de los países subdesarrollados, es decir, unas grandes diferencias de clases… Existe, en fin, en los dirigentes de empresas de Venezuela una evidente falta de voluntad, para colaborar con los comités de empresa y con los representantes de los sindicatos en los asuntos de su competencia… Es evidente que el retraso no es un retraso general de los cerebros. Es una falta de organización.

Hasta aquí las aportaciones de los expertos, las enseñanzas de las cifras y las conclusiones de los estudios. Aquí se atasca, forzosamente, la pretensión de objetividad pura, y casi de neutralidad, que hasta ahora nos animaba. El pueblo tiene que lanzarse más adelante.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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