La historia como motor fundamental de la revolución bolivariana

La Historia es como lo exponía el filósofo, Juan Nuño, en aquella confrontación dialéctica con el también filósofo, Ludovico Silva, en el Aula Magna, en la Universidad Central de Venezuela, en alguna oportunidad de aquellos años cuando Ruptura y el MAS se confrontaban en la Escuela de Historia de la misma referida universidad. Le exponía Nuño a Ludovico, aquel autor que escribiera: "Marxistas, marxianos y marxólogos", texto publicado por la Editorial Monteávila, que "…el marxismo es como ese ron que liga con lo que le ponga porque…". Así es la Historia, da para todo y para todos cuando se quiere justificar el centro ideario de un gobierno.

En ese orden, conocemos, actualmente, dos escuelas: la Escuela del Positivismo y la denominada Escuela del Marxismo que se han confrontado y se seguirán enfrentando sobre las bases de los análisis del sistema capitalista y sus cuerpos ideológicos en mesa. Por ejemplo, en el caso de la Academia de Historia, se supone, sustenta sus análisis históricos en la Escuela Positivista mientras que el Centro Nacional de Historia sería el adherente a la Escuela Marxista; claro, todo ello no solo en los papeles sino en los gustos personales de los historiadores en ambos, supuestos, "frentes de batalla ideológica".

En Venezuela, curiosamente, tenemos nuestra propia manera como analizamos nuestra Historia desde la óptica positivista no así, en tiempos no tan lejanos, los análisis desde el marxismo histórico, en nuestro criterio, han estado consolidados con el "materialismo histórico" y las órdenes de análisis históricos provenientes de allende nuestras costas históricas.

Cualquier historiador semi-analfabeta conoce que los paradigmas de análisis históricos sustentaron las propuestas y discusiones en el positivismo desde los tiempos del General Juan Vicente Gómez sin que ello signifique que esa visión positivista no solo de la Historia de Venezuela y allende, actualmente, haya dejado en la cuneta a las bases analíticas del positivismo como lo podemos abstraer del propio desarrollo del "Golpe de Estado de Abril del 2002" contra el Presidente constitucional, Hugo Rafael Chávez Frías. Entonces cabe preguntarse porque ni la Academia de la Historia ni el Centro Nacional de Historia han realizado un serio análisis de dicho golpe de estado contra Chávez desde sus correspondientes bases filosóficas: positivismo y marxismo, para poder alcanzar, en certitud, qué fue lo que realmente sustentó el desarrollo de aquel golpe de estado y cómo se expresó en el marco de la "lucha de clases" y las ideologías expuestas durante aquel proceso histórico en ambos campos confrontados tanto a favor de los adeptos al golpe de estado como aquellos que se opusieron al mismo.

Cabe de obligación señalar que no nos estamos refiriendo, específicamente, tanto al "poder popular" que salió a las calles a defender tanto a Chávez Frías como su visibilidad como a los sectores de las fuerzas armadas que estaban suscribiendo el proyecto nacionalista bolivariano adscribiendo las propuestas del Comandante Chávez Frías. Es de análisis metodológico marcar esas importantes diferencias fundamentales para poder precisar las actuales circunstancias en pleno desarrollo.

En nuestro inmediato anterior referíamos que la "Generación del 28" era una generación marxista y lo sostenemos radicalmente. Que considerábamos que la agrupación política COPEI era un ente político-ideológico ajeno tanto a la cultura criollo-venezolana como al inconsciente colectivo de "Juan Bimba"; es decir, colonial-tradicional-católico-borbónico. Aquel marxismo se fue desarrollando en las mentalidades intelectuales cuales en sus praxis se concluyeron en las dos vías fundamentales de la política nacional venezolana: la socialdemocracia criolla y un marxismo venezolano con sus altos y bajos, sus crisis existenciales y sus desarrollos temporales adaptándose a sus tiempos de necesaria madurez no solo intelectual como de praxis política histórica.

En el marco de ese desarrollo histórico-político hemos precisado una figura política en Venezuela que hemos denominado como "saltador de talanquera". Podríamos mencionar a un amplio sub-conjunto de denominados políticos que han decidido, en algún momento, asumirse como adscritos a un partido político pero, curiosamente, se mantienen en su inconsciente seudo-marxista, en ese toque marxista, impreso en sus pensares que los mantienen en esos campos de "tierra de nadie" cercanos a "…el si pero no y todo lo contrario…", en famosa frase de Carlos Andrés Pérez. Por ejemplo, un político escribió un comentario sobre Baltazar Ojeda Negretti, "Elias", donde trata de exponer momentos de vida de Elías pero evitando mojarse. Ese mismo político a quien conocimos, casualmente, en los dos días que apareciera en el cafetín de Ingeniería semanas antes del allanamiento ordenado por Rafael Caldera Rodríguez a la UCV, cuando lo íbamos a bautizar, nos pareció, desde ese mismo momento, que tenía su futuro asegurado con la socialdemocracia. Como el comportamiento de ese político, hemos conocido a varios otros en nuestros tránsitos por la política venezolana pero no solo de las izquierdas como también en las "democráticas" derechas. Lo hemos conocido de primera mano.

¿Por qué las inconsistencias de ciertos políticos en los planos ideológicos en Venezuela? Un buen y muy querido amigo siempre me ha señalado que "…nadie aguanta un golpe de aquellos por el pecho…". Esa realidad objetiva y demostrable que las hemos conocido en estos lares criollos de nuestra amada Patria, Venezuela, contrasta con la vehemencia ideológica también conocida en diferentes países de las Europas e, inclusive, en la solidez ideológica de los miembros del Partido Comunista Chino (PCCh).

Acá es obligante señalar la existencia de las diferencias entre la solidez ideológica y las necesidades temporales que obliga el pragmatismo político.

Decíamos en nuestro inmediato anterior en referencia citada por Germán Carrera Damas que Rómulo Betancourt en epistolario reconocía que "…solo había leído resúmenes del Capital de Carlos Marx…" cuando le habían entregado "…los 14 tomos del Capital…".

Es un importante reconocimiento además de muy interesante en lo ideológico desde nuestra actual propuesta cuando nos referimos a un análisis obtenido en las redes sociales sobre la base de una propuesta de uno de los denominados como "afrancesado" quien se refiría a la necesidad de imponer e implementar políticas pragmáticas que debería decidir y desarrollar el Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, en el ejercicio de su mandato. El propio texto del adepto a la "escuela de Francia" es extremadamente importante e interesante pero con contenidos de escasa argumentación desde una base filosófica e ideológica marxista regodeándose en el "positivismo de la Escuela francesa que liga con lo que le pongan mientras…". Ah! el Poder, viva el Poder.

Reiteramos, la política venezolana sustenta sus análisis tanto en el positivismo como en el marxismo pero hay una seria diferencia además de filosófica; es el capitalismo versus el socialismo humanista, así de sencillo. Cualquier estudioso de la Política conoce que la ideología estadounidense se sustenta en sus análisis positivista desarrollado en las más prestigiosas universidades en el país del Norte que les ha permitido no solo proponer marcos ideológicos y sociológicos referentes sino la más absurda de las justificaciones como es la propia esencia del Imperialismo como praxis del capitalismo justificando no solo guerras e invasiones sino un marco ideológico que está representado en "el bueno y el malo". A título de ejemplo, las bases sobre las cuales se sustenta su política de "ayuda humanitaria" cual podría ser aplicada desde las bases militares estadounidenses en territorio colombiano sobre la realidad negada por Bogotá en toda la frontera oriental colombiana.

Queda de usted, asumirse.
 



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Miguel Ángel Del Pozo


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