Capel en las olas de agua sucia

El tema de la auditoría internacional realizada recientemente al Registro Electoral venezolano, ha sido sacado de la agenda mediática con angustiante premura. Salvo los estertores tecnicistas de la franquicia "Súmate", para la cual, la auditoría de Capel no es auditoría, ni Capel es Capel (si no un saco de técnicos de mala muerte comprados por el CNE) los medios en general se han cuidado de desplazar de sus espacios un "issue" que hasta hace dos semanas ocupaba generosos volúmenes de tiempo y papel.

Así sucede, con precisión suiza, cada vez que un hecho echa por tierra una matriz de opinión. El silencio (o la descalificación) suele ser el refugio de opinadores, expertos, editores y periodistas de oposición, cuando la realidad no se acomoda a sus designios. En este caso, una auditoría, internacional, la primera en la historia de este país, realizada por un organismo creado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (¿les suena?), y en cuya fundación y actividades han participado, connotados opositores venezolanos como Pedro Nikken, Carlos Ayala Corao y Allan Brewer Carías, es rápidamente desechada, sencillamente porque sus resultados no concuerdan con el cálculo político mediático.

La estrategia, como diría Benedetti (con el perdón del poeta) es simple y profunda: Pedir y pedir una auditoria, si es internacional mejor, y si va a ser realizada por una organización independiente, mejor. Acusar al CNE de no querer realizarla, mientras esté la contrata. Retirarse de las reuniones técnicas cuando se discuta la metodología. Anunciar que la auditoría arrojará resultados estrambóticos, antes de que se realice. Repetir que el Registro es una caja negra. Difundir generalidades "tecnicistas" sin presentar números ni argumentos, como ésa de que los venezolanos que no poseen dirección no existen. Atarse con pinzas a una que otra frase cuestionadora del informe (¿cómo no iban a encontrar fallas en el RE con las capas tectónicas de trácalas acumuladas durante décadas?). Y luego, sentarse a esperar que los técnicos hagan su trabajo a partir de los titulares.

Así operó en los medios el tema de la auditoría. Y entonces, cuando los resultados no sólo son satisfactorios sino incluso, casi halagadores para el malvado CNE. Cuando Capel detecta que las inconsistencias y fallas importantes, aquellas que pueden impedir a un ciudadano votar o permitir que se falsifique su identidad, se encuentran alrededor de 2%, en tanto el margen de error internacionalmente admitido es de 5%; cuando técnicos independientes no sólo reconocen el esfuerzo de depuración (más de 500 mil fallecidos en seis años) si no que exhortan a continuar la automatización y a seguir mejorando lo que se viene haciendo; cuando se precisan las fallas y se plantea corregirlas este mismo año, entonces, Capel sale de la escena mediática. Capel no conviene. Capel es fó. No interesa hablar de auditoría. Ya nos inventaremos otra: las máquinas de votación, las captahuellas, diremos que están cedulando a la guerrilla colombiana o a los miembros de Al Qaeda.

Jorge Rodríguez elaboró una aguda metáfora para definir esta actitud: las campañas mediáticas son como olas de agua sucia, que mueren en el mar de los hechos, pero que regresan siempre, cargadas de mentiras. Ya empiezan a aparecer las "críticas" a Capel; ya en el laboratorio de las aguas servidas mediáticas se les ocurrirá que los de Capel no son tan democráticos; ya en algunos espacios reaparece el "efecto Carter" o el "efecto Gaviria": del amor al odio, y de allí a la indiferencia, la canalla y el silencio mediático.

Pero lo escrito, escrito está: En su registro del Registro, el Centro de Asesoría y Promoción Electoral (Capel) "no encontró motivos que impliquen una deslegitimación del Registro Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, como un instrumento legalmente válido para realizar elecciones". Después de revisar el 100% del RE, visitar y buscar a más de 14 mil personas por todo el país, revisar 5.058 actas de fallecidos, 6.478 casos en el archivo de huellas dactilares, 15.315 planillas de actualización de RE, y cruzar esta información entre las bases de datos del CNE, la ONIDEX , el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Estadística, Capel no encontró ningún cisne negro en el Registro Electoral.

Pero la resaca mediática sigue, y las olas regresan. ¿Qué vendrá ahora?


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William Castillo B.


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