El síndrome del quijote mediático: aproximación al drama político de la oposición

El síndrome del quijote mediático: aproximación al drama político de la
oposición
William Castillo Bollé (*)


La oposición venezolana está sola y delira. No sólo ha sido derrotada una y
otra vez en 8 procesos electorales durante los últimos 6 años, incluyendo el
histórico referendo presidencial de agosto de 2004. En el último de estos
eventos (octubre 2004) la oposición perdió al menos 3 de las más importantes
y simbólicas plazas políticas de Venezuela (la Alcaldía Mayor de Caracas, y
las gobernaciones de Miranda y Carabobo, estados industriales del país) amén
de otros tantos espacios regionales, y fue barrida en más de 80% de las
Alcaldías. Uno a uno, ha visto rodar, a sus más importantes líderes,
quienes, o han sido derrotados en elecciones, o se hayan prófugos de la
justicia, o han sido atrapados en salones de juego mientras ³oficialmente²
organizaban en la clandestinidad la resistencia al ³régimen².

Esta derrota ha sido completa y en toda la línea. Llegado el caso, la
oposición venezolana ha mordido el polvo en los cuarteles y en las calles
(11-13 de abril de 2002), en la industria petrolera (diciembre 2002-febrero
2003) y a consecuencia de ello, ha visto cómo desaparece progresivamente su
ascendencia sobre la clase empresarial y la clase media, a las que arrastró
a las aventuras suicidas del período 2002-2004.

Se trata de un verdadero drama político e histórico. A las consecuencias de
sus sucesivos fracasos, la oposición las califica como el intento de Chávez
de ³copar² las instituciones. Contrario a lo que aconseja la racionalidad
política de un demócrata y hasta una cierta humildad, la oposición achaca su
apabullante derrota electoral no al liderazgo del Presidente, y a su propia
y errática estrategia política; estrategia, por cierto, que la llevó de la
desestabilización política al golpe de estado; de éste a la conspiración
petrolera, de allí a la mesa de negociaciones, de ésta a la recolección de
firmas, y finalmente al referendo, sin que nunca abandonara la carta
conspirativa, como quedó claro durante la violencia callejera provocada en
la famosa ³guarimba² de febrero y marzo de 2004 y la introducción de más de
100 paramilitares al país. En realidad, la oposición nunca abandonó la
ambición de sacar a Chávez por un ³fast track², de esos que tanto gustan en
Washington; tampoco entendió que era a la arena electoral a la que quería
llevarle el Gobierno y por eso, la aceptación del referendo (el anuncio de
la ³Batalla de Santa Inés² por Chavez en junio de 2004) la dejó sin
argumentos, desprovista de armas políticas legítimas, confundida y
desorganizada.

Si existiese en Venezuela una oposición responsable, esto es, palabras más
palabras menos, lo que tendría que haberle dicho al país y a sus seguidores.
Contrariamente, se empeñó en encontrar un ³cisne negro² para tratar de
demostrar lo indemostrable: que la victoria electoral de Chávez no había
sido limpia. ³Autosuicidio² tras otro, las organizaciones opositoras se
fueron alejando de la realidad, creyéndose las mentiras que los medios le
vendían a los venezolanos, cayendo en una suerte de delirio quijotesco y
enfermizo que los hacía ver monstruos gigantescos donde sólo había molinos
de viento. Una y mil veces, anclas televisivas y sesudos analistas
predijeron y anunciaron ³los días finales del régimen², mientras el país
andaba en la otra acera. Presionada por grupos pequeños pero muy
influyentes, aún hoy la oposición se sigue dejando arrastrar por un discurso
que propone el odio como reflexión política y el desprecio como argumento.
Para muchos de ellos, ésta sigue siendo una ³revolución de monos y de
malandros², con la que hay que acabar.

Por ello, su nueva carta consiste en apostar el alma al Presidente Bush, y a
los halcones que dictan las estrategias del Departamento de Estado. Y sueñan
así con ³aislar a Chávez² y estimular una escalada entre EE.UU y Venezuela,
que culmine, de una u otra forma, en algún tipo de intervención. Rayando en
el paroxismo, hubo quien dijo en television que el día más feliz de su vida
sería cuando viera a los marines subir por la carretera que lleva del Puerto
de La Guaira a Caracas.

Por eso, cuando se juntan por aquí Zapatero, Lula, Uribe y Chávez, como si
hiciese falta alguna otra demostración de la legitimidad democrática del
Gobierno Bolivariano, tras la recientes giras por Rusia, Irán, Francia,
Qatar, Uruguay y la India, y después de superar mediante el diálogo el
impasse diplomático con Colombia, la oposición no hace más que taparse los
ojos. Nuevamente, la realidad contraría sus deseos. No importa, peor para
ella, parecen decir. No muestran los opositores el más mínimo sentido común
para, al menos, reconocer la dimensión y el alcance de una gestión
internacional, como no se había visto quizá en la historia democrática de
nuestro país.

Y entonces, la oposición se pone en plan de ³demostrar² que cuando Chávez
habla de socialismo lo que quiere decir es dictadura marxista, o hasta algo
quizá peor e innombrable. Por favor, Zapatero no le creas. Por más que Lula,
Kirchnner y Tabaré se reúnan con Chávez e impulsen el Mercosur, no son la
misma cosa. Se trata de pragmatismo, ya sabes, el petróleo. No importa que
España, por vía de su gobierno socialista, encabece la reapertura de las
relaciones entre la Unión Europea y Cuba. Con tal de fregarle la vida a
Chávez, aquí, hablaremos bien de España y pestes de CubaŠ

Frente a estos hechos, la oposición criolla, o las vocerías mediáticas que
hace sus veces, no presenta, como no lo ha hecho en 6 años, una sola idea
acerca de su propio proyecto político. ¿Quisiera la oposición venezolana
ser socialista a lo Zapatero, o derechista a lo Aznar?. ¿Aceptaría ser Lula
con tal de no ser Chávez, o sería Cardoso? ¿Les gusta más Uribe, o prefieren
a Kirchner, o a Tabaré? ¿Acepta que EE.UU siga imponiendo lo que deben hacer
los países de América Latina so pena de no tener el ³privilegio² de ingresar
al ALCA? ¿Está de acuerdo con que la ³certificación² sobre derechos humanos
provenga del único país en el mundo (léase bien, el único) que aún permite
la pena de muerte para menores edad?

Son muchos los mensajes que la oposición podría mandarle a los ilustres
presidentes visitantes. Tiene una excelente oportunidad de hablarle a la
prensa internacional, sobre su propio talante democrático, su conducta y sus
intenciones.

Ser derrotado, incluso varias veces, no es algo fatídico en política si se
tiene una idea que defender. Lo malo es cuando esa idea no existe y nadie se
pone a parirla. Lo dramático es que te construyas un muro con los ladrillos
de esas derrotas y lo cementes con miserias mediáticas y desinformación,
como eso de seguir repitiendo mentiras sobre la violación de los derechos
humanos o la supuesta falta de libertad en Venezuela.

Despierten, muchachos, están a tiempo.

(*) Periodista




Esta nota ha sido leída aproximadamente 2740 veces.



William Castillo Bollé (*)


Visite el perfil de William Castillo Bollé para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas