La gran prensa, la prensa regional parcializada, las cacatúas disfrazadas de periodistas y sus similares masculinos (¿?), las muñequitas de torta de Primero Fascista, las pobres guerrilleras insatisfechas del pasado, bocazas Peña y su instrumento paramilitar Policía Metropolitana del Distrito Capital, los vejestorios pintarrajeados del este, que descubrieron con Chávez unas emociones y sensaciones no vividas anteriormente; todos ellos y otros más han hecho sentir una presión ilegal e inaceptable sobre los miembros del Tribunal Supremo, con el propósito que decidieran que en Venezuela no hubo golpe de Estado y que, por lo tanto, no había ninguna razón para abrir un proceso judicial contra los generales que participaron en lo que ahora, por obra y gracia de la cobardía generalizada de la oposición, parece ser un simple simulacro.
Si la detención del Presidente por unos militares que lo amenazaron con bombardear Miraflores, su secuetro posterior, su ruleteo por diferentes sitios, su incomunicación y los planes para sacarlo del país no constituyen un golpe de Estado, quisiera que me dijeran cómo se le llama a todo eso ahora. Si la autoproclamación de Carmona en Miraflores como Presidente, la designación de ministros que realizó, su decreto de extinción de la Asamblea Nacional, de destitución de los miembros del Tribunal Supremo, de la Fiscalía, de la Defensoría del Pueblo, del Consejo Nacional Electoral y de aquellas gobernaciones y alcaldías que el Presidente luego decidiría, si todo eso no es un golpe de Estado, me quieren decir los magistrados del Tribunal Supremo, quienes cambiaron la justicia y el derecho para esconder o mantener alguna cochinada del pasado o simplemente dejaron que les compraran sus conciencias, qué nombre se le da a todo ese proceso vivido por los venezolanos y por la comunidad internacional, si no es el de golpe de Estado.
¿Cuál es la presión indebida? ¿La que trata de que se cumpla la Constitución y las leyes o la de los golpistas cobardes, quienes quieren esconderse detrás de una impunidad construida con una decisión aberrante de unos magistrados comprados?
