Cuando los hijos guiaron a Chávez

Imaginemos cómo sería el país si los hijos de Chávez lo hubiesen guiado a él, en lugar de él guiar a sus hijos. La diferencia parece sutil, pero es del cielo a la tierra, es la oposición entre la democracia burguesa, mampara del capitalismo, y el Socialismo redentor de la humanidad. Los hijos de Chávez empollados en el poder, amamantados con las mieles de la seguridad, lejos de los riesgos de la lucha, del temblor pánico que abre vías al inconsciente y en un instante marca la existencia, perdieron la capacidad de ir a la hermosa aventura de navegar en mares inéditos, que eso es la Revolución, se ataron con cadenas de oro a la seguridad del muelle que Chávez quiso estallar.

Imaginar no es difícil, conocemos a Chávez y conocemos a sus hijos. Veamos.

Cuando Chávez propuso la insurrección del 4 de febrero, los hijos que hoy gobiernan hubiesen puesto el grito en el cielo, propuesto diálogo, clamado respeto por aquella democracia burguesa, habrían dicho: "es verdad que es mala, pero debemos sustituirla poco a poco”. En medio de esa discusión interminable, Chávez tendría antigüedad para llegar a General y estaría en Barinas respetado por todos, saludado en la puerta de su casa por los llaneros: "buenos días, mi General", "buenas tardes, mi General". Quizá habría escrito un libro sobre Maisanta, a cuatro manos, con Botello. Y el país seguiría igual pero peor, quizá en aquella democracia ya le hubiera tocado el turno de Presidente a ramos allup.

Gracias a Dios, Chávez se nutrió con el espíritu insurrecto que recorrió el mundo en los sesenta y setenta. Y tuvo la fortuna de no envenenarse con la parsimonia que vio en aquellas luchas sólo a unos "jóvenes picados de zancudos". Gracias que no se intoxicó con la cobardía que le impidió a muchos sentir la ola redentora que aquellos muchachos custodiaban desde los días de Bolívar, Zamora, Maisanta. Menos mal que escuchó a Fidel en su pequeño radio y no a la señora Harnecker con su opio, ni a temir porras y su pragmatismo. Gracias que sintió el rumor de una guerrilla heroica que contrastaba con el oportunismo de aquellos días, que supo de aquellos muchachos extremistas que daban la vida por la Patria sin pedir nada a cambio que no fuera la oportunidad de demostrar su amor por la sociedad. Gracias que no escuchó a estos pendejos que hoy proponen que el capitalismo no es malo, que la batalla es contra las colas y los buhoneros, y que temen a mendoza, o genuflexos con cisneros, aduladores de los chinos, y se rinden al capitalismo internacional.

Chávez supo ser hijo de su tiempo, nutrirse con las mejores tradiciones de su época, vivir la historia en las sabanas por donde pasó Bolívar y Zamora, sentir el galope aún fresco de la caballería libertadora; y cuando fue menester, dio el salto de hijo a líder, superó a sus maestros, enriqueció su pensamiento, lo actualizó conservando la esencia irreverente, libertaria, su capacidad de correr riesgo, su valentía política. Corrigió los errores y se lanzó a la hermosa aventura de hacer Revolución.

Gracias a Dios supo ser hijo, y cuando la Patria lo necesitó supo ser Padre.

"Buenos días, Comandante"… Te saludamos en el Cuartel de la Montaña.



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Toby Valderrama


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