Metamorfosis - Retrato literario de Carlos Ortega

El asno de Luciano

La literatura culta de siglos anteriores, cuando la vida, las confrontaciones religiosas, políticas, sociales o culturales, eran tema de las tertulias, cuya designación, no proviene, como se cree, de Tertuliano porque, precisamente este señor romano de Cartago, junto al griego Orígenes, fueron los primeros verdaderos herejes de la iglesia, al no entrarles en sus molleras, tantos disparates del cristianismo, queriendo armonizar con la filosofía griega que corría por las calles de Roma i en la mente de los instruidos. Fueron un fracaso, los esfuerzos de Plotino.

Por esto, muchas creencias populares, no tenían asidero, pero se creía en cosas como la metamorfosis –que siglos después proporcionaría a Kafka materia para filosofar en la literatura- ni en la metempsicosis, para que salieran a la calle, ciertos relatos prodigiosos como el Asno de Luciano i el Asno de Sileno.

Estas consideraciones me han venido a la memoria cuando, he escuchado una de esas declaraciones de un analfabeto cultural, sicario verrugoso i vago de oficio –desconocemos sus credenciales en la “universidad de la vida”- llamado Carlos Ortega, perteneciente a una trilogía de “Carlos” realmente mafiosos. Ese señor, puesto “allí” de portavoz asalariado de los poderosos del dinero (de ese “injerto” de patrón-obrero que, pronto le aparecerán los síntomas de “rechazo” por las incompatibilidades biológicas, políticas i sociales), traidor de los trabajadores de una CTV usurpada i abrazada a los patronos de Fedecámaras, enemigos acérrimos, tradicionales, del empleado, trabajador i obrero, lo mandaron a decir estas palabras: “La gente inteligente, como es el caso de este gobierno, es necesario que se conviertan en brutos, a ver si nos entendemos”. Como se aprecia, habla en plural, incluyendo a quienes le rodean i le mandan: la Coordinadora Terrorista, los dueños del poder económico i el imperialismo norteamericano. Un”auto-insulto”.

Este “líder” de pacotilla, que no resistiría un examen de bachillerato o quizá de sexto grado –pertenece a un partido que candidateaba para presidentes, a hombres con solamente instrucción primaria- dice que, los inteligentes deben transformarse en brutos, para poder entenderse…naturalmente con sus homólogos: los brutos.

Seguramente pensó, voi a dar a conocer una sentencia que, por filosófica o moral, tal vez la recoja la historia o algún diccionario especializado. Recordé entonces, a Voltaire, quien narra en su Diccionario Filosófico, lo del asno de Luciano i de otros asnos.

Ese asno, dice el gran pensador del siglo XVIII, llegó a ser convertido en oro, en manos de Apuleyo, tal como parece se le ha convertido en oro –por ahora- a la oposición, de modo que es este pobre mediocre, quien dicta las barbaridades que piensan i planifican los magnates del dinero, tales como los boletines de guerra i de saboteo terrorista. En una novela, el chiste consiste –dice Voltaire- en que una dama se enamora de ese hombre –Luciano- cuando era asno, i no lo quiso cuando se transformó en hombre. Así le sucederá a Ortega. I otro relato parecido, es el asno de Sileno, que los sabios de la antigüedad, creían que era árabe porque hablaba esa lengua, cuando tal vez era un hombre transformado por Baco, que era árabe. Así, también, como el asno de Sileno, Carlos Ortega habla la “lengua” que los hombres de los medios de Comunicación social, le imponen. Es un asno parlante.

Finalmente, en estas historias que, aun siendo disparatadas, se referían a ciertas realidades, como se encuentra en algunos evangelios. I entre los más llamativos figuran, lo sucedido a los compañeros de Ulises, a quienes una ninfa convirtió en bestias, o el relato de los asnos de Mesopotamia que eran guerreros; i lo sucedido a Mervan, que fue el Califa XXI, a quien, por sobrenombre, lo llamaron Asno por ser mui bravo. Así, el señor Ortega, Califa inesperado del siglo XXI precisamente, por bravo i por esa frase célebre, tendremos que llamarle asno, aunque está rodeado de muchos otros que ostentan títulos universitarios i sus privilegios les proporcionan todas las comodidades (aunque no la incomodidad de estudiar), motivan que, en respuesta a la frase de los brutos, recordar aquello que a veces un presidente refranero, decía: “los burros del mismo pelo se entienden, o se juntan”; i para los otros, entre ellos los interpretes del Art. 350, les viene bien el refrán universal: “Con capa de letrado, anda mucho asno disfrazado”. Me pregunto, cómo otros hombres, verdaderamente inteligentes, serenos i con cultura, pueden soportar un dirigente así. Toda oposición seria i eficaz, tiene que ser necesariamente en el terreno intelectual, en el mundo de las ideas. La política es una ciencia. Lo que hace esta deplorable oposición terrorista, es lo que el mismo Voltaire citado, decía respecto a la política: “el arte de mentir a propósito”.



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Roberto Jiménez Maggiolo


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