No piensen que me estoy comiendo los números porque no pudieron leer el anterior; ya quedo atrás y solo para el que me lo pida y para mis nietos, ya que mis hijos siempre los leen.
En el anterior renové una propuesta, que me parecía congruente con los postulados y artículos que le consagra la Constitución, dentro del Poder Moral, la idea original la propone Simón Bolívar en 1.819, institución destinada a la formación ciudadana y a cuidar que el acceso a los cargos públicos y su ejercicio estén vedados a aquellos hombres y mujeres que carecen de principios éticos. Su propuesta no fue aceptada y el Comandante Chávez, la trae renovada, lo llama poder ciudadano y es ejercido por el Consejo Moral Republicano el cual está integrado por el Defensor o Defensora del Pueblo, el Fiscal o la Fiscal General de la República y el Contralor o Contralora General de la República.
Detengámonos aquí un momento, para indicarles una de las congruencia, que no está siendo por ahora congruente; como pueden ver, dos de los tres órganos nombrados están a cargo de la República mientras el tercero es del Pueblo, por lo tanto, lo más justo es que sus autoridades sean elegidas directamente por la mayoría del pueblo, en cada una de sus instancias. ¿Qué creen ustedes?
Pero lo que le da más vida a esta propuesta, es que los deberes estipulados en el articulo 274 de la Constitución Nacional y los resultados sobre todo de las primeras (04) cuatro competencias del Consejo Moral Republicano tipificadas en el artículo 10, de la ley Orgánica del Poder Ciudadano, no se están cumpliendo, veámosla y tratemos de internalizarlas:
1. Prevenir, investigar y sancionar los hechos que atenten contra la ética pública y la moral administrativa.
2. Velar por la buena gestión y la legalidad en el uso del patrimonio público.
3. Velar por el cumplimiento de los principios constitucionales del debido proceso y de la legalidad, en toda la actividad administrativa del Estado.
4. Promover la educación como proceso creador de la ciudadanía, así como las actividades pedagógicas dirigidas al conocimiento y estudio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al amor a la patria, a las virtudes cívicas y democráticas, a los valores trascendentales de la República, y a la observancia y respeto de los derechos humanos.
2. Velar por la buena gestión y la legalidad en el uso del patrimonio público.
3. Velar por el cumplimiento de los principios constitucionales del debido proceso y de la legalidad, en toda la actividad administrativa del Estado.
4. Promover la educación como proceso creador de la ciudadanía, así como las actividades pedagógicas dirigidas al conocimiento y estudio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al amor a la patria, a las virtudes cívicas y democráticas, a los valores trascendentales de la República, y a la observancia y respeto de los derechos humanos.
El Libertador concibió el Poder Moral como la institución que tendría a su cargo la conciencia nacional, velando por la formación de ciudadanos, el Comandante Chávez lo reforzó en un sentido más amplio y le dio competencia para que constatara y castigara las negligencias cometidas por acción u omisión por los gobernantes, y al mismo tiempo velar por la ética en todos los niveles y mantener la observancia y el cumplimiento de las obligaciones morales de sus ciudadanos.
Expuesto lo anterior sigo preguntándome: ¿Cuál es el miedo de apoyar una idea que resolverá el problema actual de una contraloría social con voz pero sin peso? ¿Dejaremos que esa institución que lleva el apellido del pueblo siga siendo designada por los mismos que tienen que ser controlados? ¿Por qué no tener una Defensoría que evite los maltratos que recibe el pueblo de algunos Servidores Públicos, que defienda el derecho de participación verdadera y mande a la cárcel a los especuladores y hambreadores, que se la pasan abusando y robando con los precios?, o es que solo se quedara en consigna aquello de “todo el poder para el pueblo”.
Parte de mi proposición es que en cada comunidad se postule un candidato que reúna las condiciones síquicas y sociales para convertirse en Defensor de sus vecinos, bien remunerado para que cubra sus necesidades y diligencias y podamos exigirle resultados eficaces o revocarlo. Que a su vez todos esos Defensores de vecinos integren la Defensoría del Pueblo, Institución que ha fallado, porque los que la dirigen en este momento no guardan ningún lazo obligante con el Pueblo, sino con el poder gobernante.
Atentamente,
Ing
