¡Profesor Giordani, con mucho respeto!

Como una vez escribí sobre otra IMPRUDENCIA protagonizada por el recordado General Muller Rojas, al final de su excelente carrera política, ahora lo hago con el gran sobre salto de no traspasar un ápice la línea de mi más alta consideración y respeto por su gran figura.

HUGO CHAVEZ, lo tuvo a usted como una de las cabezas más organizadas de Venezuela y depositó en su excelencia un afecto, aprecio y confianza notables.

Venezuela cambia, cambia y cambia, a veces por caminos insospechados que no pueden complacer a todos y mucho menos a los más capaces e inteligentes como usted.
Pero el ASUNTO, es que el devenir tiene un riel, un objetivo, un destino y que esta vía no debe ser torpedeada por nadie dentro de las filas revolucionarias, cualquiera que sea su nivel. El camino al SOCIALISMO BOLIVARIANO y tal vez “Giordano”, es largo, duro, amargo y de lucha.
Yo creo que hay seres que no pueden hablar o en este caso escribir, impunemente.

La manoseada excusa que se esgrime de “cartas anteriores”, “avisos no contestados” y otras delicadas excusas, nunca justificarían el daño que se le hace a la Revolución. Su posición de alto Ministro, “no escuchado” por el presidente Maduro es por lo menos sorprendente!.
Yo creo que hay actores que no gozan de “libertad plena de expresión, si no me paran bolas”.
Nunca!
Haber permanecido por 15 años al frente de tantos asuntos que ahora se critican, es una posición malsana. Me arrecho y ahora si me da la gana de hablar!.

La PRUDENCIA de los sabios al borde del obligado retiro, es valorada como oro.
Es posible que algunas cosas sean verdad, yo no sé… pero era mil veces preferible haberlas dejado para la Historia, para la crítica interna, para un momento más propicio, para corregir futuras formaciones de jóvenes…quizás!.
No haber sopesado el daño, de poner en manos del enemigo un arma tan contundente, por lo menos revela un egocentrismo intolerable: O me hacen caso o los destruyo! Osea..”Después de mi el diluvio”.

Esto a todos ha causado un daño severo y duele verlo en boca de tanta gente, de aquel lado frotándose las manos por haber encontrado esta inesperada veta interna que agrieta la unidad revolucionaria y de este lado, en unos, la rabiosa contundencia de calificativos que van desde traidor, pasando por sapo y otros epítetos y en otros como yo, que humildemente soy un grano de arena, de dolor al ver que la fortaleza cae, que Puerto Cabello cae, por la bocaza de un Vinoni cualquiera.

A lo mejor usted, no anticipó la ola de amargura y pestilencia que su tan contundente escrito levantaría. Ella lo acompañará hasta el final de sus días y lo cubrirán las sombras!

Estoy de luto, cuando caen los ídolos, no porque caen, sino porque sus escombros matan.


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Francisco Natera Amundaraín


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