El peligro de caricaturizarnos

De entrada hay que aceptar que el ataque (económico) guarimbero realizado por la ultra derecha venezolana, al gobierno del Presidente Nicolás Maduro, ha logrado desestabilizar en cierta medida la economía domestica del pueblo.

La inflación de precios, generada por: la especulación, acaparamiento y extracción de alimentos de la cesta básica es brutal. Esta, se hace sentir con mayor rigor en los estados fronterizos donde la economía se ve normalmente condicionada por elementos exógenos, de diversa índole, que parasitan y la particularizan.

Un error, cometido por la Revolución, ha sido el descuido de la real organización popular que genere infraestructura productiva en la Región. Me refiero específicamente, a empresas agro alimentarias de Propiedad Social.

Pues si bien es cierto que en frontera existen bastantes pequeñas empresas agropecuarias, las mismas están en manos privadas, que sólo buscan solo el lucro a expensas, incluso, de los suyos. De allí, que gran cantidad de productos como la leche, brilla por su ausencia en pueblos fronterizos venezolanos; sin embargo pueblan anaqueles de comercios cucutenses y más allá.

Pero antes que mal hablar ó culpar a otros, por nuestras deficiencias, debemos reflexionar sobre el tema y empezar a generar, sobre todo en la población juvenil de los centros educacionales, el concepto de soberanía alimentaria: real, practica y cotidiana.

Un ejemplo emblemático de esa deficiencia real y concreta, es la Escuela Agropecuaria, Gerbasio Rubio que funciona en lo que fue la vieja Escuela Normal, creada en la década de los años cuarenta, por la O.E.A. con el fundamento de Educación Rural para las Américas; en Rubio estado Táchira.

A mí, particularmente, me da desazón cuando por alguna razón paso por este, hoy lúgubre lugar, que bien podría servir además de fuente educativa- alimenticia, bajo el concepto de soberanía.

Pero lamentablemente por lo que el lugar muestra, es que NO HAY VOLUNTAD. NO HAY OBJETIVOS y menos aún VISIÓN PATRIA.

Pregunto: ¿Cuantos casos, como la Escuela Agropecuaria Gerbasio Rubio, del Municipio Junín del estado Táchira, hay en el resto del país?

No basta con decir: Soy chávista, revolucionario y amo al comandante. No basta con estar inscrito en todas la misiones y permanecer rodilla en tierra.
¡NO! Hay que trabajar duro, para producir lo que comemos. ¡Aquí mismo y en nuestro propio lugar!

De lo contrario, no seremos más que un mal chiste.

Tal vez....¡UNA MUY BUENA CARICATURA!

berdarias@hotmail.com



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José Bernardo Arias Rondón


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