El nuevo puente sobre el Lago de Maracaibo

Realmente la vía alterna para pasar el lago, es una necesidad sentida desde hace muchos años. Recordamos el caos que produjo la caída de una sección del Puente “Rafael Urdaneta” hace unos años, cuando todavía la ciudad no había crecido tanto, lo que nos hace pensar lo que sucedería con otro problema similar, pues, hasta el reparación de la vía, crea unas colas increíblemente largas i los conflictos son inmensos. Lo mismo pensamos de la autopista Caracas-La Guaira, obra de Pérez Jiménez i durante más de cuatro décadas no se le ocurrió a la IV República otra vía alterna (un túnel tal vez) que sería menor que el túnel del Monte Blanco entre Italia i Francia, el cual transité hace unos treinta años atrás, cuya tecnología ha avanzado tanto que se ha realizado la proeza de hacer un túnel por debajo del Canal de la Mancha; o hacer otra autopista paralela, puesto que su interrupción por caída del principal viaducto, sería una catástrofe de proporciones impensadas para el país, como ahora amenaza peligrosamente el deterioro del principal viaducto.

Cuando se construyó nuestro puente, ya los planes con visión de futuro de Pérez Jiménez, que incluía vía férrea i hasta ciertos sitios turísticos a medio puente, fueron llevados al mínimo por el gobierno de nuestro primer dictador “demócrata” que fue el soberbio Rómulo Betancourt; soberbio no por grandeza sino por petulancia i enfermedad del poder, i se hizo ese puente de escasas dos vías algo estrechas por lado. Desde entonces, además, el mantenimiento ha sido precario i ya conocemos los problemas del accidente con un tanquero petrolero. Igualmente, el puente, aduciendo el crecimiento de la ciudad a futuro, no fue hecho propiamente en Maracaibo sino en San Francisco i ahora con el tránsito excesivo, es una odisea llegar a él, a no ser que desde la parte norte se salga por lo menos con una hora de anticipo. Por ello pensábamos que una nueva vía, saldría desde los lados de Santa Rosa, cerca del parque de La Marina, aprovechando para convertir en parque la isla de Capitán Chico i pasar casi directo hacia Los Puertos de Altagracia para darle impulso de ciudad, i hacer de ella una “Nueva Jersey” como tiene Nueva York, contribuyendo paralelamente al desarrollo i embellecimiento de las dos ciudades. Empero, la vía alterna parece que va a pertenecer más a San Carlos o al Moján que a Maracaibo, i el viaje será más largo todavía que el actual. Los maracaiberos tendremos primero que “viajar hacia el puente” lejano, i luego atravesar la barra. Ignoro las conveniencias del proyecto o si hai intereses ocultos; pero lo cierto es que como zuliano i maracaibero, desearía saber las razones para la escogencia del sitio i tendríamos la mejor disposición de admitir razones técnicas, arquitectónicas, ornamentales, etc. No prejuzgamos nada, pero el puente resultará lejísimo con sus respectivos inconvenientes, puesto que se necesitaría una buena autopista de Maracaibo hasta el sitio de arranque de la construcción.

Lo segundo, el nombre. Posiblemente mi opinión no se la de muchos, aunque la he consultado con amigos intelectuales, historiadores, escritores, poetas, i gente común, coincidiendo con todos. Lo que ha pasado siempre respecto a la llamada “provincia” en Caracas, es que allá disponen sin conocer las particularidades del Zulia i sus ciudades. Por ejemplo, el gobierno de Caldera “asesinó” al Saladillo i a la más genuina tradición de la ciudad; por otro lado, “deformó” antiestéticamente a El Empedrado i por último hizo un Paseo del Lago que todavía rechazo, pues siempre lo he llamado EL RELLENOTE del Lago, que promovió negocios de terrenos a muchos interesados i puso a la ciudad de Maracaibo, totalmente, absolutamente, de espaldas a su lago. El sector de Los Haticos lo volvieron un infierno de varaderos, curtiembres, garajes, fábricas, etc., i destruyeron todas sus playas llenándolas de hierros i desperdicios metálicos. Se acabaron todas sus quintas i sus limpias i bellas playas. Luego le tocó al sector el Milagro i desde casi el centro, donde estuvo una playa llamada Preludio frente a una placita para Ana María Campos i el sector Nueva Venecia, se comenzó el rellenote; se desaparecieron las playas del Club Alianza i de todas las quintas que llegaban hasta el sector Cotorrera i el Hotel del Lago i la Plaza del Buen Maestro, i se alejó al lago como para no verlo más, a no ser subido a un alto edificio. Un rellenote infame, así lo llenen de luces i sitios de esparcimiento, i para colmo con orillas de piedras, como no las ha tenido nunca nuestro lago i dañinas para la reproducciones de las especies lacustres. Eso vino todo pre fabricado desde Caracas i convenido con los adinerados i negociantes del Zulia. Por eso, realmente, Maracaibo, no tiene lago alguno i tenemos tan poco deporte marino, yates, veleros, etc.

Ahora pues, desde Caracas nos viene también el nombre del nuevo puente: “Almirante” Padilla, un hombre cuestionado por su obra i por su comportamiento posterior en contra del Libertador Simón Bolívar. En vez de consultar a la zulianidad o mejor, a la Academia de la Historia, quizá a quien poco enterado se le ocurrió ese nombre i posiblemente tengamos que soportar la afrenta. El general Padilla, colombiano nacido en Río de Hacha el día 19 de marzo de 1788 i muerto en Bogotá el 2 de octubre de 1828, no podemos negar que fue un oficial de marina que se inició a los 14 años i que tuvo algunos méritos en diversas participaciones, entre ellas la batalla de Trafalgar (1805) i que participó en varios acontecimientos navales de la guerra de independencia, entre ellas al lado de Bolívar en la defensa de Cartagena en 1815 i lo acompañó también en la expedición de Los Cayos, un desembarco en Carúpano i diversas acciones en el Orinoco, i su más interesante labor en la Batalla del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 que selló definitivamente la presencia española en Venezuela, i junto a Manrique, recibió el acta de Capitulación de José Francisco Tomás Morales en la histórica casa de Maracaibo. En cuanto al grado de Almirante, confieso que no sé donde se lo dieron i todos tenemos derecho a ignorar.

Sin embargo, ascendido a general en 1826, ya en 1828 se vio envuelto en actos de indisciplina i enviado a Bogotá, donde la noche del 25 de septiembre participa en el atentado contra el Libertador i preso es liberado por los conjurados que lo nombran su jefe. Reducido a prisión nuevamente, fue sentenciado i ejecutado en Bogotá (bajo la presidencia de Urdaneta) el 2 de octubre de ese año de 1828. De manera que, este general, fue más traidor que el propio José Antonio Páez que separando a Venezuela i desconociendo al Libertador, no fue tan deleznable su actitud, como la de Prudencio Padilla López. Por eso vemos que, toda la bibliografía que se ocupa de su vida, es escrita por colombianos; ningún historiador venezolano se ha ocupado de él, a no ser para señalarlo como uno de los responsables de haber atentado seriamente contra la vida de Simón Bolívar, salvado entonces por la Libertadora del Libertador. Por eso a los zulianos, creo que sin excepción, no les agrada un ápice el nombre de Almirante Padilla para este segundo puente o vía alterna sobre la barra del Lago de Maracaibo i protestamos esa designación inconsulta. Es increíble que un puente lleve el nombre de quien lo mandó a fusilar por traidor a Bolívar (es como decir a la patria) i el otro lleve el nombre del ejecutado. Creo que, tanto como quien escribe, los zulianos i la Academia de la Historia del Zulia, esperamos una reconsideración del nombre propuesto. Somos una ciudad de contrastes increíbles: u distribuidor de tránsito lleva el nombre del más grande científico de nuestra historia: Humberto Fernández Morán, para mi una descalificación antes que un honor; i al siguiente distribuidor, el de un gaitero de pobres méritos que tampoco lo merece…el distribuidor. ¡Cuando acabaremos por entender lo que es la cultura i la justicia!





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Roberto Jimenez Maggiolo


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