¿Trabajadores Vs. Revolución Bolivariana?

No creo que los trabajadores de las Empresas Básicas, particularmente los sidoristas, se hayan declarado enemigos de la Revolución Bolivariana aunque no dudo que algún dirigente sindical ha podido sucumbir a las presiones de una oposición perversa y manipuladora. Su reclamo luce justo, pero inoportuno. Tampoco considero que el General Carlos Osorio, Presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, sea enemigo de los trabajadores. El manejo del reclamo de los trabajadores ha sido inadecuado y eso ha potenciado la conflictividad.

Las últimas acciones de la dirigencia sindical han sido desmesuradas y desacertadas. La paralización de la producción por 22 días y la reciente tranca de la avenida Guayana (principal acceso a Ciudad Guayana y el sur del estado) durante dos días consecutivos provocó caos y desesperación en la población y se evidenció el rechazo de la colectividad. La respuesta de la CVG tampoco ha sido la más conveniente porque no refleja la actuación de un gobierno identificado con los intereses históricos de la clase obrera.

El General Carlos Osorio fue designado Presidente de la CVG en una coyuntura sumamente compleja. No conoce la región y no tiene experiencia para establecer una relación equilibrada con un movimiento de trabajadores con mucha experiencia en la lucha y probado compromiso con la Revolución Bolivariana. Osorio ha hecho un inmenso esfuerzo y alcanzado logros importantes en corto tiempo, pero no ha logrado construir una relación con los trabajadores que le permita interpretar el contexto político, económico, social y laboral de la región y el país para alcanzar salidas de consenso. Su equipo de trabajo y operadores políticos parecen carecer de instrumentos y racionalidad para enfrentar la realidad de Guayana.

La dirigencia sindical ha demostrado una profunda desviación que los mantiene anclados a un sindicalismo mercantil y reivindicativo que se aleja de los objetivos estratégicos más trascendentes del momento histórico. No han cuantificado el salto político y su papel en la coyuntura que vive el país. No han calculado la realidad económica de las empresas y el acecho de las transnacionales que se aprovechan de esta debilidad para avanzar en su intención de apoderarse de estos activos de la nación.

El FBT, el Movimiento 21 y sus aliados han jugado a la división de los trabajadores y el movimiento sindical para ganar indulgencia y presentarse como alternativa en las próximas (casi inmediatas) elecciones del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Similares -SUTISS- sin considerar que pueden provocar que los trabajadores desborden la dirigencia sindical y crear una situación de mayor conflictividad.

El reclamo de los sidoristas se reduce al cumplimiento de lo establecido en el acta compromiso firmada el 8 de octubre de 2013 que contempla: La instalación de una “mesa técnica laboral” para revisar la hoja de cálculo y corregir los errores y otros beneficios pendientes desde el año 2008, pago retroactivo del tabulador desde el año 2011, aplicación de la prima diurna de acuerdo a los resultados de la “mesa técnica laboral”, instalación de la “mesa de discusión del contrato colectivo” dándole prioridad y aplicación inmediata a la clausula que establece la “participación en las utilidades” y el pago del bono de 40.000 bolívares cuya primera parte (25.000 bolívares) ya se hizo efectiva y la segunda se cancelará el próximo 16 de diciembre. Estas reivindicaciones por más justas que sean no pueden justificar la paralización de la empresa, ni la tranca de la principal vía de acceso a la ciudad.

La dirigencia sindical debe volver a la sensatez que permite su experiencia y compromiso con la Patria. Están obligados a ubicar sus reclamos y aspiraciones en el contexto de la realidad de la empresa y la coyuntura nacional. Deben recuperar la coherencia política y reunificar el movimiento.

Al General Osorio le corresponde construir un espacio para el debate responsable que permita armonizar compromisos a corto, mediano y largo plazo. Toda “mesa técnica” necesita una instancia política que coadyuve a buscar soluciones. Necesita “operadores políticos” que conozcan la región y nuestra realidad laboral.

No hay justificación para una nueva paralización de SIDOR. Se evidenciaría que hay intereses inescrupulosos que juegan a la desestabilización del país desde las Empresas Básicas. La dirigencia sindical está obligada a comprender esta situación…


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Darío Morandy


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