Pluma Contestataria

35 años se cumplieron de la declaración de Alma Ata: ¿Salud para todos en el año 2000?

Recientemente se cumplieron 35 años desde que se efectuó la reunión internacional en Alma Ata el 12 de septiembre de 1978, patrocinada en aquel momento por la OMS y la UNICEF, donde se adopto el lema SALUD PARA TODOS EN EL AÑO 2000 y se hizo hincapié en la atención primaria que comprende, entre otras actividades, la educación para la salud. Ésta como tal exige un conocimiento integral de la realidad social y de los problemas que engloban a una población en su conjunto y, que consiste fundamentalmente en hacer participes a sus miembros y dotarlos de una serie de herramientas que impulsan razonadamente a la acción y a la co-responsabilidad. En la educación para la salud están implicados conocimientos médicos, pedagógicos, psicológicos, filosóficos, sociológicos, teorías de la comunicación entre otros, que suponen el plantearnos la situación de la realidad sanitaria a través de un proceso de objetivos a lograr en el corto, mediano y largo plazo, de una participación sistemática, proactiva y protagónica en cuanto incorpore planes, programas, utilización de recursos y con una permanente evaluación de los resultados alcanzados, seria pues, una labor enfocada a la acción, por consiguiente una investigación orientada a la práctica, podríamos decir con Enmanuel Kant para sintetizar esta concepción de la praxis, a través de su planteamiento intelectual y establecer esta triple actitud filosófica:

¿Qué debemos saber? ; ¿Qué debemos hacer? ; ¿Qué debemos esperar?

Todo mensaje educativo debe pretender hacer que el hombre sea el protagonista de su propio destino, lo que se logra mediante el esfuerzo y la constante superación de problemas. Educar la voluntad y el carácter exige el saber elegir el bien, en nuestro caso para la salud y renunciar a lo que puede contribuir a perjudicarla Hominum Sunt Voluntates nos refería San Agustín: Lo propio del hombre es su voluntad.

Todo facilitador y agente de la salud debe ser ante todo un educador sanitario, aparte de su saber científico, es fundamental su actitud humana, como decía otro de los clásicos Verba movent, exempla trabunt las palabras mueven; el ejemplo arrastra. De tal manera que se ha de poner énfasis, más que en curar, es cuidar la salud y ello ha de estimularse desde la más temprana edad, en el seno de la familia y en la escuela, debiéndose fomentar la salud, pues es un bien imprescindible para el individuo y un bienestar a la comunidad. Finalmente la educación para la salud no es más que un proceso que forma, motiva y ayuda a la población adoptar y mantener practicas y estilos de vida saludables, propugna los cambios ambientales y socio-culturales necesarios para facilitar estos objetivos y dirigir la formación profesional e investigación sobre estos propósitos. He aquí la finalidad y objeto de la declaración de Alma Ata.

Silversega19@hotmail.com



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Silver Eliezer Gutierrez


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