El otro Polo y un nuevo pacto

Chávez siempre fue frontal. Jamás rehuyó la polémica; antes bien, la propiciaba. Sabía sacar provecho hasta cuando metía la pata. Otra cosa es Maduro. Pareciera por los vientos que sopla que éste gobierno de Nicolás rehuye la polémica. Esto no tiene por qué ser bueno o malo; simplemente Maduro indudablemente no es Chávez. Simplemente tiene otro estilo. Es un lugar común decir que las comparaciones siempre son odiosas; sin embargo, son necesarias. Las comparaciones permiten entre otras cosas describir y analizar los atributos de los fenómenos, procesos y de las sociedades. La Venezuela de hoy, apenas transcurrido unos pocos meses de la siembra de un hombre que cubrió con su palabra, su accionar todos los rincones del país, para no referirme a otras esferas territoriales, ha cambiado un mundo. La dinámica política es otra. Se generan procesos, acontecimientos que en no pocas oportunidades nada tienen que ver con la presidencia de la República; con Chávez eso era impensable. El era el centro de atracción de todo. Hoy la presidencia de la República no es el centro del poder: hoy el poder está compartido, diluido, disperso, volátil. Es así y punto. Pudiéramos ahondar sobre esto pero nos alejaríamos del tema de este artículo.

Producto del vacío que dejó el gigante se ha desatado una pugna por ese poder casi que omnímodo que abarcaba Hugo. Como consecuencia de ello diferentes centros del poder se dan codazos y también carajazos para tener el control. Lo cierto del caso es que como nadie tiene la arrolladora personalidad del comandante no ha quedado otro remedio que pactar. Es el pacto de los enanos. Es un pacto tras bastidores. Aunque no se conocen los detalles las acciones lo van develando. Se ha pactado entre los dirigentes que se asumen herederos del legado Chávez. Como cualquier pacto siempre hay sacrificados. Los primeros sacrificados entre los “herederos de Chávez” son los potenciales “enemigos” políticos internos. Esos supuestos enemigos que pudieran con su liderazgo natural desplazar los que hasta ahora, bajo la sombra del gigante, se erigen como líderes del pueblo, no están incluidos en el pacto. En este contexto es que se puede entender el gran número de cuadros del PSUV que decidieron no acatar la línea del pacto. La consecuencia de no acatar esta línea ha sido la descalificación que han recibido. De todo se les ha tildado: traidores, confundidos, agentes de la CIA, infiltrados, escuálidos, quintas columnas, sexta carrera, entre otros polisílabos. Estos descalificativos no serán suficientes para impedir que un número importante de esos liderazgos naturales excluidos del pacto resulten ganadores el venidero ocho de diciembre. Lo cierto del caso, es que luego del ocho de diciembre es que se podrá percibir el surgimiento de otro polo de poder. Así las cosas surgirá un nuevo polo y con ello un nuevo pacto.


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Isidro Camacho

Isidro Osvalinoc Camacho Manzano Docente Universitario, Profesor a dedicación exclusiva UNELLEZ-VPDS Barinas.

 osvalinoc@gmail.com

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