Tips de conciencia

En torno a la propiedad (Parte III)

Sobre esta fundamental cuestión, frecuentemente expuesta a toda clase de tergiversaciones y falsificaciones por las clases dominantes de la sociedad –las cuales buscan confundir en la categoría única de “propiedad privada” los diversos tipos de propiedad que han existido y existen y al mismo tiempo oscurecer su origen–, estimo necesario realizar, aunque solo sea a vuelo de pájaro, el siguiente recuento histórico-sociológico. En los días corrientes parece este un asunto oportuno y de mucha importancia, pues se inscribe dentro del proceso de concienciación en el cual los revolucionarios y el pueblo estamos comprometidos.

Primero: A partir de cierto momento, cuando los humanos adquieren capacidad suficiente para producir más de lo que consumen, algunas personas en posiciones favorables toman para sí los frutos excedentes del trabajo y los medios para producirlos; con ello, la forma de propiedad original existente como producto del trabajo de la tribu o del clan (a trabajo social o comunitario, propiedad social o comunitaria), inicialmente capaz apenas de cubrir las necesidades básicas del grupo y de sus integrantes, fue siendo poco a poco sustituida por la naciente propiedad privada sobre los medios de producción, lo cual permitía a los nuevos dueños apropiarse del excedente producido y por tanto enriquecerse; esto, por supuesto, sólo fue posible mediante la expropiación forzosa de los otros.

Segundo: Con la propiedad privada sobre los medios de producción aparecen la división de la sociedad en clases (poseedores y desposeídos fundamentalmente, cuya primera condición fue la de esclavistas y esclavos) y el Estado, aparato de violencia organizada para sostener la nueva situación.

Tercero: La evolución de las fuerzas productivas y la lucha que de manera natural surge entre las clases antagónicas, fue fijando nuevas relaciones sociales y la propiedad privada descrita adquirió sucesivamente, después de la esclavista –y con variaciones típicas y remanentes de formaciones anteriores– las formas feudal y capitalista o burguesa, y en todas ellas sólo quedaba o queda para la gran mayoría de los seres humanos la propiedad personal, en medida apenas suficiente para mantenerse y reproducirse como clase explotada, o mínima para sobrevivir en la indigencia.

Cuarto: Del seno de los explotados en el capitalismo circunstancialmente pueden “ascender” algunas individualidades, pero ello no cambia el indicado hecho de la reproducción de la explotación, el cual en términos de clase es como una ley de hierro.

Quinto: Entre las clases antagónicas de dicha sociedad (burgueses y proletarios) existen capas susceptibles de poseer un buen nivel relativo de propiedad personal, educación y medios de producción pequeños y medianos: en el interior de esas capas, denominadas sin mucha precisión “clase media” o “clases medias” (y más apropiadamente “pequeña burguesía”), se debaten, de manera general y sobre todo entre las “superiores”, las apetencias por transformarse en capitalistas o burguesas –muy contadas personas lo consiguen– con la tendencia al empobrecimiento propia del proceso de concentración del capital.

Sexto: Las condiciones e intereses sociales y culturales de buena parte de esas capas las colocan más cerca de “los de abajo” que de “los de arriba” y por eso es posible y deseable ganarlas, y como sabemos, muchos y muchas de sus integrantes comparten el proceso bolivariano, aunque otros y otras, presas de alienación y arrastrando consigo también a gentes de clase obrera sin horizontes propios, se han convertido en reserva de masas del enemigo.

Séptimo: En la actualidad la lucha revolucionaria es por restablecer la justicia social, lo cual implica que la propiedad sobre los medios de producción (sobre los principales y estratégicos y según disponga la sociedad) vuelva a tomar su carácter comunitario, pero ahora con un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas: ello garantizará a todos una propiedad personal digna y la base para la satisfacción socialmente organizada, y en medida creciente, de sus necesidades espirituales y materiales, es decir, para el logro de la mayor suma de felicidad posible.

Octavo: Es claro, a la luz de lo visto, que el tipo de propiedad de explotación está bien lejos de ser sagrado.

Noveno: Naturalmente, todo lo concerniente al tema se maneja según los lineamientos estratégicos del Gobierno y el ordenamiento jurídico del país.


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Freddy J. Melo


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