Mi odisea en una Notaría

El problema de la corrupción  y el burocratismo son el talón de Aquiles de este gobierno revolucionario.

El mismo Presidente Chávez  ya lo había planteado: que estos dos males de la sociedad andan juntos, se alimentan el uno con el otro y medran en todas las instituciones del Estado.

En el pasado cuarta republicano se institucionalizó la figura del gestor para cualquier servicio público que el ciudadano común requiriera, así para sacar la cédula en forma expedita tenía que recurrir a cualquier gestor en caso contrario debía  madrugar para hacer largas colas, si corría con suerte le asignaban un número, que eran limitados, so pena de tener que regresar otro día para probar suerte. Aún los que lograban el tan deseado número tenían que pasar horas en la cola sin moverse, porque los gestores pasaban primero a los que habían pagado, entre gestor y funcionario se establecía un fuerte nexo cuyo pegamento era el dinero. Este modus operandi se repetía para sacar la licencia de conducir, registrar un vehículo en el RAP, declaración de impuestos, obtener el pasaporte, pagar los trimestres, cartas médicas y pare de contar.

Las notarías  y registro públicos que es un servicio que el ciudadano tiene que pagar para notariar o registrar  un documento ha sufrido cambios desde la cuarta a la quinta.

En la cuarta republica el procedimiento de corrupción más común era la habilitación lo cual consistía en un pago adicional para que le aligeraran el otorgamiento del documento, el que no estaba dispuesto a pagar el dinero extra, le retardaban el otorgamiento por tiempo que oscilaba entre una semana a un mes. En el gobierno revolucionario se les dio plena autonomía a las notarías para que establecieran los aranceles con el propósito de acabar con la mala praxis de las habilitaciones, sin embargo, los notarios abusaron con el cobro de aranceles, honorarios, administración de tal manera que el registro de un documento podía salir más caro que el valor real de la transacción a registrar, esto obligó al gobierno hacerse cargo de nuevo de la administración directa de las notarías para hacerlas más asequibles al bolsillo del ciudadano común, pero ahora la corrupción está en el grado de ineficiencia de los empleados y el descuido del mantenimiento de los locales donde funcionan.

La experiencia que viví recientemente al tratar de notariar un documento es un ejemplo claro de las molestias, sinsabores que tiene que aguantar el ciudadano común, al recurrir a estos servicios públicos que desprestigian la labor del gobierno.

Llego a la notaría a eso de las 9,30 de la mañana y la cola es grande y un ciudadano me informa que ya los números los repartieron para la atención de la mañana, ( el horario de la notaría es de horario corrido, pero ellos atienden hasta las 11,30 am y regresan a la 1,30pm), regreso a la 1,00 pm y ya tengo cuatro personas por delante, cerca de la 1,30 pm aparecen dos señoras y me dicen que ellas estaban primero que yo, bueno está  bien, les creo; llega el encargado de recibir los documentos justo a la 1,30 pm (¡que puntualidad!), pero entra a la oficina a conversar con otra empleada, a la 1,45 pm se sienta y de pronto aparece un joven y se coloca  delante en la fila, le reclaman y saca un número y dice que le corresponde estar de primero, la primera de la fila se queja con el empleado y dice algo ininteligible, el joven saca de su portafolio cerca de 20 documentos y la gente expresan su desaprobación, el empleado entonces dice que va alternar con la cola el recibo de esos documentos, la señora que está a mi lado, me dice que así es en todas partes, sin antes hablar mal del gobierno. Yo le contesto, señora me parece que los empleados están aplicando la operación morrocoy para que la gente se desespere y le eche la culpa al gobierno, a lo mejor es por venganza porque el gobierno les quitó autonomía. Una señora se estaba abanicando con la carpeta que llevaba y expresó molestia por el calor que había en la sala. De pronto me percaté que el aire acondicionado no estaba funcionando y dije, parece que el aire está descompuesto. El señor de más adelante en la cola dijo, no esto es un mal en todas las oficinas del gobierno, adentro en las oficinas si disfrutan del aire, pero el pendejo que se joda. Después de pasar casi una hora, me tocó el turno de entregar el documento al empleado y simplemente lo miró, grapó las hojas anexas y me dijo, entra en revisión, venga mañana para saber que no tiene objeciones. Al siguiente día regresé a eso de las 8,30 am y me alegré porque no había cola en la taquilla, ah pero tampoco estaba el empleado, cuando el empleado por fin se sienta, aparecen la gente, diciendo yo soy el uno,., yo el cuatro y así se fueron formando en la cola, yo quedé como de séptimo, después de una media hora me tocó el turno para solicitar el documento, el empleado me lo entrega con una hoja comprobante para pagar los aranceles en el banco y un papelito donde aparece escrito timbres ½ UT. El banco queda al pasar la calle, llego y me meto en la cola, la espera consumió cerca de veinte minutos, entrego el comprobante y el cajero me pregunta donde están las dos copias que faltan?. Le contesto: eso fue lo que me entregaron en la notaría. El cajero me dice: no señor necesito dos copias, tiene que ir a sacar dos copias. Bueno, me voy a buscar una fotocopiadora y después de caminar un buen trecho encuentro un local que sacan fotocopias. Me regreso al banco y la cola está ahora más larga, pero una señora que se había fijado lo que me había pasado me llama y me dice que me coloque delante de ella, llego a la ventanilla del cajero y pago y me entregan las dos copias selladas confirmando el pago. (En el camino me pregunto si es justo que al ciudadano común le hagan pasar por todas estas molestias y más si es de la tercera edad como lo es mi persona; por qué no tienen un aviso donde le notifiquen a uno que tiene que sacar copias y por qué en la misma notaría no colocan una taquilla del banco para pagar cómodamente?). Llego   a la notaría y de nuevo una cola  y una espera, son casi las 11,0 am y el empleado a las 11,30 am termina su trabajo y los que están en la cola deben regresar a la 1,30 pm, me quedo viendo el reloj rogando para que las agujas vayan más lentas. Los que están en la cola comentan el calor que hace en la sala. Un señor dice: si existiera todavía la habilitación yo la pagaría para no sufrir estas colas e incomodidades que nos hace sufrir este gobierno. Yo le contesto: Pero todavía puede uno habilitar si quiere pagar extra. El señor me contesta: No amigo, eso lo eliminó el gobierno, ya no permiten las habilitaciones. Contesto al señor: Pero hay un aviso en la taquilla receptora, donde el empleado recibe los documentos, y dice que : si quieres habilitar debe solicitarlo en el mismo documento, arguyendo la urgencia del mismo, en el mismo aviso está escrito en letras mayúsculas la coletilla que se debe agregar en el documento. Son casi las 11,20 am y por fin me toca el turno, entrego el comprobante de pago junto con el documento, el empleado pasa una copia del comprobante de pago por una taquilla, la empleada ahora elabora un comprobante donde me fijan el día y la hora para el otorgamiento, en el ínterin pregunto al empleado si el aviso de habilitación todavía está vigente y me contesta que sí, el empleado me entrega el comprobante de pago, hoy es miércoles y en el recibo dice que debo regresar el lunes a las 10,0am para el otorgamiento. Es decir, la odisea la comencé el martes y terminará el próximo lunes, casi una semana, si es que tengo suerte.

Si esta odisea real fuera una fábula, merece concluir con una moraleja.

A la revolución la está derrotando, no los enemigos externos, sino el gobierno mismo

El burocratismo ineficiente va de la mano con la corrupción. El gobierno revolucionario debe emplearse a fondo para eliminar este flagelo que está minando las cosas buenas que se han hecho. Mano dura contra la burocracia ineficiente.

 acaraque@hotmail.com



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Ángel Casanova


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