Podemos definir el concepto de soberanía del consumidor, como la libertad y La capacidad que tenga el mismo para decidir en qué y cómo gasta sus ingresos , que no dependa su decisión de las grandes presiones sociales y psicologías que implica el bombardeo de la publicidad impuesta por las grandes empresas multinacionales, que a lo largo de la existencia y desarrollo del capitalismo, han moldeado su cultura y sus valores haciéndolo presa fácil del consumismo exacerbado; y que tampoco dependa de una eventual política económica estatal, que lo obligue a restricciones y matrices de consumo controlado por un comisario, a menos que no sea en una coyuntura de guerra o calamidad pública que obligue a tales circunstancias.
Conocemos el gran poder de las gigantescas empresas: para moldear los gustos, establecer las modas y formar nuestra cultura de consumo y valores, donde tiene gran importancia un status social determinado por los objetos y marcas que compras y tienes; más no por los valores y capital humano que posees como persona.
Generalmente culpamos a los medios y la publicidad por este bombardeo de propaganda directa y subliminal perfectamente estudiada, a que una persona es sometida desde su nacimiento y a lo largo de toda su existencia para inducirla a un consumo exacerbado e innecesario, Pero en realidad la planificación de este patrón cultural emana de las grandes empresas multinacionales, que se valen de los medios de comunicación, (que son parte del andamiaje empresarial que poseen) para imponernos patrones de consumo y hacer que nuestras vidas transcurran en función de consumir mercancías, cuya necesidad nos ha sido inducida producto de nuestra alienación, y que nuestra felicidad y realización dependa de lo que tenemos y no de lo que somos.
Gran parte del estamento social que hoy en día es sometido por esta funesta alienación, son los primeros que se oponen al cambio, y defienden el orden establecido, jurando defender una libertad que nunca han tenido.
Las necesidades de las gentes, son fenómenos históricos complejos, determinados, por un lado por sus necesidades naturales, biológicas y por otro por el orden económico determinado, que es el que modela culturalmente y determina los valores y preferencias de la gente, en función de sus intereses económicos o de clases.
El sistema capitalista, históricamente se ha opuesto a la intervención del Estado en la planificación de la economía, su concepción como lo sentencio Adam Smith gira en torno a que en el capitalismo todo lo determina “la mano invisible del mercado”.
El primer intento de planificación por parte del Estado dentro de una potencia capitalista fue el esfuerzo teórico hecho por John Mynard Keynes con su obra “teoría general del empleo y el dinero” donde plasmo la problemática fundamental de la gran depresión que comenzó en 1.928, que ocasiono el derrumbe de la libra esterlina como moneda de reserva mundial, que y sirvió de modelo para palear la gran crisis de pos guerra, después de la segunda guerra mundial; sin lugar a dudas la proposición de Keynes fue una verdadera revolución que puso de cabeza la vieja teoría del liberalismo clásico de Smith y Ricardo y que propuso como una necesidad la intervención del Estado como planificador en el sistema económico, poniendo de manifiesto la obligación de tomar en cuenta el elemento humano en la producción y distribución de las mercancías y excedentes de producción, dándole gran importancia al concepto de economía política.
Pero muy poco aprovechada por el capitalismo, fue la lección de Keynes , ya que una vez superada la crisis, reapareció con gran ímpetu las viejas teorías del liberalismo clásico, ahora con el nuevo cuño de “neo-liberalismo” propuesto por los nuevos “gurúes” de la economía burguesa : Milton Friedman y Director quienes en la década de los cincuenta desarrollaron en la universidad de Chicago la teoría del neo-liberalismo, aupada por los llamados “chicago Boys”.
Esta teoría se impuso como única vía del supuesto desarrollo económico de las naciones, causando estragos en los países en vías de desarrollo, al serles impuestos paquetes demoledores para la vida económica de estos y que está causando en los actuales momentos el derrumbe de las economías y de la calidad de vida de la población de los países desarrollados como España, Portugal , Francia y con más estragos en los países de economía marginal como Grecia, que de momento no encuentran salida a la solución de este problema con la aplicación de las recetas neo-liberales.
Afortunadamente en Latinoamérica nos hemos librado del fantasma del neoliberalismo, producto del despertar a tiempo de nuestros pueblos, apoyados en la fortaleza del legado y la experiencia de sus luchas históricas por la libertad y la emancipación, pariendo verdaderos líderes históricos como Bolívar, Zamora, Fidel, Chávez, Correa, Evo, Cristina, Ortega, quienes supieron y han sabido interpretar el momento histórico y la geopolítica de nuestro región.
La propuesta de la América Latina es el socialismo, llámese Bolivariano e indoamericano como en Venezuela, o revolución Ciudadana como en Ecuador, o simplemente socialismo como en Cuba, pero es la solución a este complejo problema.
Partiendo del desarrollo de las fuerzas productivas y el conocimiento y desarrollo tecnológico que ha alcanzado la humanidad. Indudablemente, que ante las grandes contradicciones de un modo de producción agotado, con grandes crisis periódicas, cada vez más largas y dramáticas y más cortas entre sí; se impone como una gran necesidad histórica un cambio por un sistema mejor, que sea capaz de formar un individuo, y educarlo dentro de un sistema económico que no esté determinado por el mercado y las ganancias, con una escala de valores donde predomine el factor humano, la solidaridad colectiva la defensa de la vida en el planeta. Todo esto fundamentado por unas relaciones de producción, orientadas hacia la solidaridad, la cooperación y la libertad verdadera, garantizando de esta manera una verdadera felicidad del ser humano, y una autentica soberanía del consumidor.
