Las colas

La verdad es que con los actuales dirigentes y gobernantes chavistas este Proceso no va a llegar ni a Caño Sucio. La oposición vive cometiendo error tras error, sobre todo en sus ataques contra el gobierno, y estos señores son tan incapaces que no saben como contrarrestar esas agresiones y mucho menos sacarle provecho a las mismas. Lo cual demuestra el colmo de la ineptitud y la ineficiencia. Por ejemplo, debido a la enorme cantidad de dinero en manos del público, se han formado, a las puertas de todos los super mercados y abastos largas colas de compradores. Son personas que van a esos sitios a comprar porque tienen con qué. Ellas no van ni a pedir ni a fiar, van, insistimos, a comprar. Sin embargo, la oposición ve en esto un filón al que se le puede sacar un jugoso beneficio político y empieza a gritar que estamos como en Cuba. ¿Y qué responde el gobierno y su partido? nada. Por lo menos, nada inteligente que permita que esa campaña se les devuelva como un bumerang y les dé lleno en el hocico a quienes la patrocinan, que no son otros que Primero Justicia y su satélite principal Acción Democrática. ¡Bonitas joyas!

¿Qué deben responder los dirigentes del Proceso en lugar de atemorizarse y contestar con incoherencias? Bueno, ya lo hemos dicho: que quienes forman esas colas son personas que no van a ni a pedir ni a fiar, sino a comprar. Cosa muy distinta a la que ocurriría en un hipotético gobierno de la oposición donde en verdad no habría colas, eso, desde luego, lo reconocemos. Pero no las habría sencillamente porque no existirían compradores. Y en el supuesto de que las hubiera, que hubiera las colas, serían de pordioseros que, apostados a las puertas de de los negocios mencionados, o sea, de super mercados y abastos, esperarían la salidad de un ocasional cliente para pedirle un mendrugo con el cual engañar los insufribles retortijones del hambre.

El ministerio de Información es un organismo sumamente estratégico, pues bien utilzado podría realizar un extraoridinario trabajo en beneficio del Proceso. Sin embargo, Chávez nunca le dio esa importancia. Y con el ánimo de demostrar su aprecio a los integrantes de su entorno, nombraba a cualquiera de ellos para que ocupara el cargo, sin importar que estuviera calificado o no para el desempeño del mismo. Eso ocurrió, por ejemplo, con la conductora de Dando y Dando, que podría estar preparada para el desempeño eficiente de cualquier actividad, pero no para el que la defensa del gobierno exigía.

En estos momentos estamos en la misma situación con un organismo completamente anodino, incapaz de de asumir éxitosamente el debate político contra una oposición que cada día le plantea nuevos y más exigentes retos. Y eso, porque su titular, Ernesto Villegas, que a lo único que se ha dedicado es a leer comunicados y partes del gobierno, cuando lo que se necesita es una política comunicacional y propagandística clara y coherente, no es el más idóneo para ocupar esa cartera, la cual debe ser profundamente repensada. Para empezar, debe cambiar de nombre y, dejando de lado tanta mogigatería hipocríta, colocarle la palabra "propaganda". De modo que su nombre quedaría así: "Ministerio de información y propaganda". Pero nada se haría con el cambio de nombre si al frente del orgnismo no se colcara un funcionario que además de culto, con conocimientos generales sobre muchas materias, sea a la vez una persona ducha y experta en en la controversia política. Y para eso nadie mejor que Alberto Nolia. Porque esa es otra, se han tenido las herramientas para hacer un buen trabajo propagandístico y no se han querido o sabido utilizar. Pero, además, si no se quiere salir de Villegas por ser un buen peiodista, entonces debe crearse un organismo o despacho nuevo con las caracterísitcas mencionadas.

El asunto es que hay que salir urgentemente de la modorra, de la rutina estéril y anquilosante, y tratar de innovar, de darle cabida a ideas verdaderamente renovadoras, que le permita al Proceso exhibir un perfil de algo nuevo y resfrescado. Y para eso, hay que llenarse de coraje y romper con mitos y esquemas fracasados.

alfredoschmilinsky@hotmail.com.



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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