Me declaro de Derecha. ¡Si soy de Derecha!

Ahora sí, ha llegado la hora de la verdad, tengo que confesarme que soy de Derecha.

Soy de derecha porque desde que llegue al poder, comprendí que eso de la filosofía y las ideologías es pura paja.  Eso es para los locos que se ufanan de la lectura. Lo mío es disfrutar de las mieles de ese poder  y  la vida (sobre todo cuando asisto a “reuniones”) entre whisky, viajes, hoteles y restaurantes de lujo.

Soy de derecha porque desde que estoy en el poder no me desplazo en metro o autobús, y menos comprarme algún carrito de esos iraníes o chinos. Lo mío son motos de alta cilindrada de las transnacionales europeas. Comprar carros y camionetas del imperio norteamericano, o si son del imperio japonés mejor, porque allí hay un emperador.

Soy de derecha porque jamás desde la Asamblea Nacional, ni como diputado, ministro o empresario he propuesto una ley que sea revolucionaria que elimine los altos salarios y beneficios a la “jerarquía” de los poderes del Estado; es decir, que las funciones sean honoríficas, por auténtica vocación social y de servir al Pueblo.

Soy de derecha  porque como bien lo sabe compatriota, una persona de mis funciones y  caché no puede vivir en Catia, La Pastora, 23 de Enero, Casalta, La Vega o Caricuao; o en ninguna de esas llamadas ciudades “satélites” en el interior del país. Si alguna vez fue así, eso quedó en el pasado. Como buen “derechista” resido en las urbanizaciones lujosas del este de Caracas; o en su defecto de las “zonas residenciales” de cualquier ciudad del país; eso sí, la mansión en donde vivo no va a ser “(re)bautizada” con el nombre de Hugo Chávez, “Mamá Rosa”, “Maisanta”,  “El Che”, “Marulanda” “Comandante Lina”, “Fidelista” o algo parecido. ¡No!  ¡Con el nombre de mi quinta no te metas! Por eso soy de derecha.

Soy de derecha porque al estar cumpliendo “funciones por la patria”, no conviene que mis hijos vayan a planteles oficiales. Eso es para el pueblo. De hecho, recuerdo que en una oportunidad el Presidente Chávez exhortó a la gente de clase media para que llevara sus hijos a las escuelas bolivarianas. Por mi parte, yo que siempre dije “sí a Chávez” en todas sus palabras, en ese caso nunca me sentí aludido. No me considero del pueblo, menos de clase media, por esos mis hijos van a escuelas privadas para que reciban “mayor calidad” en su educación. Por eso soy de derecha.

Soy de derecha porque si me da alguna enfermedad; olvídate que voy a ir a Barrio Adentro u hospitales. Usted sabe camarada; para eso tengo una amplia póliza de hospitalización, cirugía y maternidad que me permite ser atendido en  clínicas privadas. Y si la cosa es más grave, me voy al exterior.

Soy de derecha porque compatriota, hay que ser claro, independientemente del nivel de estudios que usted haya podido alcanzar, debe ganar igual o menos del salario mínimo. Si lo hace el Estado con sus profesores y médicos, no me pida como empresario que lo haga. Aquí no podemos estar beneficiando a nadie, salvo al pueblo, y cómo usted entenderá, gente que obtuvo algún título universitario, especialmente en universidades “burguesas” (aunque sean del Estado) también son de derecha, y por ende, no somos del pueblo. Es decir, para que lo entienda mejor, debe sentirse como patriota, aunque eso implique que no pueda cubrir sus “necesidades”; perdón sus caprichos capitalistas. No se deje llevar por ese consumismo. Si no consigue papel higiénico, utilice periódico, mejor si son impresos golpistas. Si no consigue harina, vaya al campo y busque el maíz.

Soy de derecha porque presumo ser  un “hombre nuevo” en las postrimerías de mi senectud. Jalando donde pueda. Entienda, necesito  ver quien más se enfila en beneficiar mi bolsillo y el de mis familiares. Por eso no intento reflexionar sobre los problemas del país desde su semilla, es decir, de quienes traicionan eso que ustedes llaman el pensamiento bolivariano con sus acciones, sino lo mío es despotricar sin argumentos en contra de quienes lo hacen, y más aún declararme defensor de los abusos y corruptelas. Usted sabe camarada, entre nosotros los derechistas, “una mano lava la otra”, o mejor dicho, hacemos como los bomberos: “No nos pisamos la manguera”.

Soy de derecha no sólo porque me  autodenomine “Anticolombiano”, traicionando con ello el pensamiento de Miranda, Bolívar y Chávez, sino que estoy “engañado” al decir que mi color de piel me hace “afrodescendiente, sin explicar que los árabes, en su mayoría de color blanco, también son africanos, es decir, debo confesar que me da vergüenza mi condición negra de la cual somos mayoría en el continente. Casi puedo decir que con ese vericueto de “afrodescendiente” (ahora ya no le llamo “negra” a las mujeres de mi color) revelo mi propio racismo.

Soy de derecha porque  comparto lo que dice uno de mis panas cuyos estudios realizados en una de las universidades más conservadoras  de Colombia le enseñaron, y eso es lo que profesa a sus estudiantes, que esa vaina que algunos de los venezolanos pendejos llaman el Golfo de Venezuela, se llama Golfo de “Coquivacoa” como aparece en los textos y libros colombianos. De hecho, el pana que te refiero jamás ha escrito un artículo sobre ese tema pidiendo al gobierno colombiano de turno que desista en su reclamo por esas aguas marinas. Por eso defiende a capa y espada con una seudo-epistemología, (que sólo deja en evidencia su brutal ignorancia), a quien se atreva a criticar a la cancillería venezolana, porque en definitiva, a nuestra diplomacia “revolucionaria” sólo le interesa reclamar los problemas territoriales de otros países, menos los nuestros.

Soy de derecha camarada, y con esto te reafirmo lo anterior: Nunca he ido a protestar contra los ingleses por el despojo que le hicieron a Argentina sobre “Las Malvinas”; pero jamás he sido convocado a protesta alguna contra ellos por habernos despojado más de 159.000 kilómetros cuadrados sobre el Esequibo. ¡Total! Los ingleses dieron la independencia a los Guyaneses. Que esa vaina se pierda. Ya no me importa. Aun así hay que darle duro también al imperio yanqui, tengan o no culpa por esos hechos de robo territorial. ¡Claro! No mencionemos para nada que el presidente de ese “tribunal” quien dirigió semejante robo a nuestra república de un territorio lleno de riquezas naturales era ruso, y hoy nosotros, a esos rusos les compramos armas. Como dicen los gringos: “Business are business”  ¡Cuidaito con decir algo!  Recuerda que así somos los de derecha.   

Con estas líneas me he confesado de “Derecha”. Ha quedado comprobado para quienes tenían duda si era de “Izquierda”. Quien tenga ojos que vea.



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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