En lo económico necesitamos una NEP para salvar a la Revolución

"no somos lo suficientemente civilizados para el socialismo"

Vladimir Ilich Uliánov (Lenin)

Esa expresión de Lenin, extraída de un discurso suyo en 1921, donde explicaba la necesidad de la NEP (nuevas políticas económicas), con la que rescató la economía rusa y salvó a la Revolución Bolchevique. Aún cuando el Estado se reservó determinadas actividades de la economía rusa, permitió y estimuló la actividad productiva privada; recuperando así la producción agrícola cuya caída estaba poniendo en peligro la estabilidad de la Revolución.

La frase de Lenin que encabeza este artículo es perfectamente aplicable a la actual realidad venezolana: no somos lo suficientemente civilizados para el socialismo.

No podemos olvidar que estamos en una etapa transitoria y que a pesar de los avances que hemos tenido en lo social, hemos avanzado muy poco, incluso respecto a nuestra militancia, en la creación de una consciencia de transformación necesaria. Sabemos que eso es un proceso largo, porque pasa por una transformación cultural; vale decir: por una transformación civilizatoria. Mientras trabajamos para que eso ocurra, estamos en una fase inferior: seguimos sumidos en el Capitalismo Salvaje (valga la redundancia). Nuestros productores privados piensan y actúan de esa manera y nuestro pueblo en general, se comporta como la prefecta sociedad de consumo de ese modo de producción. Ante esta realidad debemos garantizar el impulso de la “producción de bienes y servicios” necesarios para satisfacer las necesidades de un pueblo que aún no tiene plena consciencia del momento histórico en que vive, ni de la transformación civilizatoria que se procura. Sobre esta base, se hace imperioso que se adopten medidas que estimulen al sector productivo nacional privado y evitar que se acentúe el boicot económico que está en desarrollo.

Podemos partir de la máxima que “el capitalista te vende la soga con la que tú lo vas a ahorcar”. Esto significa que la ideología del capitalista se reduce a lo que le genere mayores ganancias. Debemos entonces, darles los incentivos económicos para que produzcan a su máxima capacidad y se genere una ola de producción interna.

En este artículo haremos una propuesta sobre uno de los aspectos que pueden impulsar la producción nacional y que requiere una transformación estructural.

Es obvio, que tal y como está la situación actual con la divisa, la exportación de rubros que se producen en Venezuela con alta calidad en el ámbito alimenticio, es un factor muy atractivo para los productores nacionales. En muchos rubros agrícolas podemos ser competitivos en el mundo. Pero actualmente, de muchos de esos productos, que son de alto consumo nacional, no se permite su exportación porque la producción nacional no cubre la demanda interna. Si bien parece tener sentido esa política, en este momento está contribuyendo con el enanismo de la producción venezolana. Contribuye al enanismo por varias razones: es muy difícil que algún productor venezolano no necesite comprar productos o materias primas en el exterior, más aun cuando lo que él puede comprar afuera con un dólar, aquí le sería imposible comprarlo con Bs. 6.30 que es el equivalente al cambio oficial; lo mismo ocurre con el Euro (siendo éste el principal estímulo para la adquisición de divisas); razón por la cual se ve obligado a solicitar dólares oficiales, y aquí comienza otro vía crucis. Además de los trámites engorrosos para adquirir los dólares oficiales y la corrupción innegable de algunos funcionarios que se aprovechan de lo engorroso de los trámites para sacar provecho de esa situación. Está además la realidad que el gobierno nacional no cuenta con la cantidad de divisas suficientes para cubrir la demanda.

Si se le permite a cualquier productor nacional, que un porcentaje de su producción pueda ser exportada, sin lugar a dudas, esto estimularía a esos productores a incrementar su producción, por el estímulo de adquirir con ello, divisas. Con esas divisas, el exportador nacional podría financiar sus futuras adquisiciones de insumos para incrementar su producción, lo que reduciría la demanda nacional de divisas e impactaría positivamente en la regulación de la divisa paralela. En teoría, podemos ver tres beneficios: el incremento de la producción nacional por el estímulo de la adquisición de divisas y la conquista de nuevos mercados, la reducción interna de la demanda de divisas y el impacto que podría tener la reducción de la demanda interna de divisas en el mercado negro de divisas. Pero para que esto funcione debe convertirse en una Política de Estado, y para ello el gobierno nacional debe prepararse para suplir con importaciones, la porción de los productos que se exportan (la cual a mediano plazo podrá ser cubierta de nuevo por los mismos productores nacionales). Debe además, facilitar los trámites burocráticos para sacar los productos y luchar con fuerza contra la corrupción aduanera, que se ha constituido en un obstáculo enorme para la exportación, afectando de manera importante los costos y por ende, el precio del producto a exportar. Solventados los obstáculos para sacar los productos, debemos garantizar a nuestros productores, la entrada a los mercados internacionales, y aquí es donde deben jugar un papel importantísimo nuestras embajadas. Nosotros tenemos embajadas en todos los continentes y tenemos excelentes relaciones con casi todos los países donde se encuentran nuestras misiones diplomáticas. Nuestras embajadas tienen que ser la puerta de entrada al mercado de esos países. Al convertir la exportación de rubros no petroleros, como Política de Estado, todas nuestras embajadas deben hacer su mayor esfuerzo para insertarnos en los mercados de los países donde estén acreditadas, y de esa forma nuestro productores nacionales se beneficiarán y se verán estimulados a producir más y mejor con lo que se beneficiará el mercado interno también y podrá ser otra forma de hacernos conocer en el exterior; como productores de excelentes productos, distintos al petróleo.

Esto es sólo una propuesta en lo económico, que en esta etapa histórica, seguramente tendrá resultados satisfactorios.


 



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Juan Carlos Valdez


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