¡Quien renuncia a su necedad, se abre a una vida nueva!
La replica del señor Luis Espinoza el 20/03/2013 en aporrea, a mi articulo: Nicolás: ¡no puedes ser un retrogrado! www.aporrea.org/actualidad/
Toda descalificación Adhominem daña a los necios, pero también daña a los que me enviaron a mi correo descalificaciones, insultos, mentadas de madre, escuálido, opositor etc. La necedad de este hombre, así como la de los que lo acompañaron en sus ataques descalificatorios hacia mis argumentos en el articulo incomento, afectan más a la candidatura de Nicolás Maduro, por su odios, y sectarismos ahí manifestados, los que sensatamente leyeron mi articulo en una forma critica interpretaron lo que ahí quise decir, por el agradecimiento que me manifestaron varios compatriotas en Venezuela, y desde el Exterior.
Ciertas personas que no entienden que la política es una ciencia, padecen de deformación ideológica, son necios, aunque jamás lo admitan. La necedad es familia de la intolerancia y el sectarismo, pues a todos los que no pensamos como ellos, nos acusan de escuálidos, por ser tolerantes. Caso contrario del intolerante, que vive en una constante necedad ideológica idiotizada. “Es propio de los necios ver los defectos ajenos, y olvidarse de los suyos” Cicerón dixit. Cuando he cometido errores porque soy humano, procuro no volver a incurrir en ellos, mientras que el necio, en forma conscientemente, los vuelve a cometer.
Todo fanático muestra comportamientos nada creativos, pues no cuenta con opciones, ya que solamente repite lo que escucha. El necio odia a todo el que tenga un criterio propio, como es el caso del suscrito, en las decenas de artículos que tengo publicados en aporrea.
El fanático le tiene miedo al debate ideológico, pues no ha sido capaz de prepararse para tener una auténtica, y genuina creencia de lo que es un socialismo o izquierda progresista, para poder interactuar con respeto con los demás camaradas. El necio fanatizado padece de una pobre capacidad de análisis, para comprender la realidad de este mundo moderno, pues su realidad interna es siempre estrecha, queriéndose sobreponer a la realidad que hoy vivimos. El necio es un ser inflexible, le da igual si el burocratismo rojito anda en lujosas camionetas, mientras nuestro pueblo pasa penurias en unas largas colas para comprar un pollo, y un rollo de papel tóale para limpiarse el culo. Son repetitivos, y de esquemas cerrados.
Trato siempre de decirle a los gobernantes la verdad para que se corrijan los errores, con la verdad un pueblo se concientiza y avanza. Con la mentira, la adulancia, y la jaladera de bolas viven los oportunistas, que le ocultan la verdad a los gobernantes y con esto lo que hacen es dañar a un pueblo, y así saciar sus apetencias personales. La mentira tiene las piernas cortas, y nunca llega lejos; porque la verdad siempre se impone.
En el artículo que generó esta polémica, yo simplemente le di mi humilde opinión a nuestro candidato Nicolás Maduro Moros, sobre dos tipos de izquierdas, eso bastó para que ciertos revolucionarios ‘orilleros’ intentaran asesinarme moralmente. Jamás pensé que hubieran locos de carretera en las filas revolucionarias, como los hay como piedras, también en la filas de la oposición. Muchos creen que el ponerse una franela, y una gorra rojita los hacen más revolucionarios. Seguiré escribiendo tratando de crear conciencia en el pueblo venezolano, y no para adular al burocratismo de turno. O para conseguir prebendas con el gobierno. Hacer lo contrario, si merezco el fusilamiento moral de la opinión publica, que es a la única a la que le tengo que rendir cuentas.
Los errores en política se pagan caros. La verdad siempre sale a flote. La ignorancia, el fanatismo, y el oportunismo es el negocio de los politiqueros. Que usan a la revolución como negocio, y a Venezuela solamente para saquearla.
Lo único que intento con mis opiniones es que se erradique: la ineficiencia, la mediocridad, y el burocratismo excesivo del gobierno. Muchos hicieron de Hugo Chávez un Dios para aprovecharse de su amor, y de su buena fe por el pueblo. Los que me odian, fueron los que lo adularon en extremo para esconder sus fracasos, y pésimas gestiones. Los que me atacan son los que mienten sin ningún tipo de recato. Con este artículo le pongo un final, a responderles a necios de cualquier pelaje. ¡He dicho!