Un paciente en su cama

La especulación es muy cierta que anunció la economía, estando un paciente en su cama quiso salir y no podía, a que santo rogaría pidiendo el alimento, pensando en el momento distintas y tantas cosas. De verdad, asi imagino yo a nuestro comandante, con su pensamiento vibrante y desde los silencios hablándole a su pueblo amado, que en oración de millones pide al Dios Supremo que le devuelva la energía para seguir sembrando la esperanza en el alma de la patria.

Mientras ese amor crece en cada palpitar de los hombres y mujeres de esta tierra, la miseria cruel brota por los poros de la piel de los escuálidos que se mofan del dolor y el sufrimiento de ese ser humano, cuyo único pecado es haber entregado el esfuerzo y la voluntad de su vida para lograr un mejor destino de país. Precisamente, momentos cuando ese gran ser humano lucha contra las corrientes de la muerte que lo quieren arrastrar hasta los arenales de la oscuridad eterna, los miserables opositores, clasificados en políticos de derecha, medios de comunicación transmisores de odio, periodistas necrofílicos, empresarios usureros, comerciantes estafadores y otras malas hierbas, juegan con el hambre de los venezolanos, bien sea especulando y/o acaparando los productos de la canasta alimentaria.

De esa manera e impulsados por el odio que sienten por ese paciente que sufre los embates de esa terrible enfermedad, como es el cáncer, las cadenas privadas distribuidoras de alimentos y otros productos, en conchupancia con los comerciantes, han ido desapareciendo el azúcar, la harina pan, el papel higiénico, la margarina, la leche, la crema dental, el aceite, las pastas, el arroz, la mayonesa y pare usted de contar. Aunado a eso se suman una gran cantidad de productos de uso personal, repuestos y aceites para vehículos, materiales de construcción, entre otros. Se juntaron los miserables escuálidos y cegados por el odio están ejecutando una acción perversa que nos está afectando a todos y nosotros aún no hemos reaccionado. Esa pasividad es peligrosa, porque cuando intentemos reaccionar ya será demasiado tarde.

Todos debemos recordar los días aciagos de aquel abril de 2002 y los del paro petrolero, cuando estos mismos sectores arremetieron con violencia contra el pueblo y nos sometieron a momentos duros y difíciles, donde no había alimentos para darles a nuestros hijos. Son esos mismos enemigos de ayer, de hoy y de siempre, los que pretender sembrar la angustia, el miedo y el nerviosismo en la población venezolana. Y todavía así, desde nuestras propias trincheras nos piden que no caigamos en provocaciones, que nos mantengamos rodilla en tierra. ¡Carajo! cómo asi?

Los miserables opositores no sólo gozan con el dolor y el sufrimiento del paciente en su cama, sino que también juegan con el hambre y la incertidumbre de nuestro pueblo. Todos los días y sin respeto alguno por los derechos humanos del paciente, lo agreden, lo torturan, lo atormentan, lo matan y lo entierran. Los escuálidos son la escoria humana que no respeta nada ni a nadie, ni siquiera a ese paciente, que tiene derechos, que tiene familia, que tiene un pueblo; pero que aún así lo siguen agrediendo y nosotros no hacemos nada carajo! En honor a nuestro líder y comandante, ha llegado la hora de la ofensiva, ya basta de estar sólo a la defensiva.

Politólogo

eduardojm51@gmail.com



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Eduardo Marapacuto


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