I
El pueblo de Venezuela (y el mundo) comenzó a conocer al comandante Chávez, cuando apareció en los medios de comunicación en una alocución que le fue permitida aquel 4F de 1992, como parte de los acuerdos para la rendición, después de la derrota militar de aquella gloriosa rebelión. Fue una solicitud del joven comandante: que le permitieran dirigirse al pueblo de Venezuela y a sus compañeros de armas. Se lo permitieron sobre todo, pienso yo, por dos puntos fundamentales: uno porque, los representantes del régimen de ese momento estaban interesados en que el Comandante que había asumido la dirección de esa insurgencia cívico-militar, llamara a la rendición de los compañeros que seguían en diferentes sitios del país alzados en armas y, segundo, porque pensaban (craso error) que al mostrar al pueblo de Venezuela y al mundo, al comandante rendido, iban a terminar de desmontar y descalificar lo que ya se sentía sería una poderosa arma política para nuestro pueblo, a pesar de la rendición inminente de aquellos valientes insurgentes.
Oímos al Comandante Chávez decir: “lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital, es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor”. Estas palabras fueron premonitorias y, por supuesto, lograron en la mayoría del pueblo el efecto contrario que pretendió el gobierno puntofijista de turno. Desde ese momento comenzó a tomar vida propia el Huracán Bolivariano.
Estamos hoy conmemorando 21 años de aquella gesta libertaria y de ninguna manera el pueblo borrará el significado histórico que tiene el 4F: acción gloriosa que nos trajo hasta acá, que sirvió para el nuevo despertar del pueblo, porque siendo, como se dijo, una derrota militar, fué sin embargo, un rotundo triunfo político; rebelión bolivariana que dividió nuestra Historia Contemporánea en el antes y el después del Despertar Libertario de nuestro pueblo. Cuando en el mundo se hablaba del “Fin de la Historia”, en Venezuela se avivaba la llama bolivariana; la que apagó la traición aquel 17 de Dic de 1830. Después de la ausencia física del Libertador, varios intentos de levantar “el fuego sagrado” de la patria; nuevas traiciones, nuevos fracasos, en cada uno de esos periodos.
Entre estos intentos que recorren nuestra historia, muy importante es recordar dentro del rescate de nuestra memoria histórica, la guerra federal que dirigió Ezequiel Zamora, uno de los más grandes bolivarianos de todos los tiempos. Ah, pero cuando todo apuntaba a la victoria contundente de los federales, Zamora es asesinado; al igual que Sucre, al que también mataron unos meses antes de morir Bolívar, porque era quien aseguraba la continuidad del Proyecto Bolivariano. Otro episodio digno de evocar, inmerso en ese recorrido histórico, es el 23 de enero de 1958: un movimiento cívico-militar que tomó el poder, derrotando la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Pero una vez más prevalecieron las traiciones, las entregas y el pensamiento reformista; los entreguistas excluyeron al partido comunista de Venezuela (PCV) de la junta patriótica y le dieron vida al pacto de punto fijo, con la participación directa de Acción Democrática (AD), COPEI y Unión Republicana Democrática (URD). Una vez más el pueblo traicionado; y comenzaron, desde 1958, esos 40 años de nefasta democracia representativa, que realmente fue una dictadura disfrazada que conllevó a persecuciones y asesinatos de todo tipo, por el solo hecho de plantear formas de luchas revolucionarias para lograr cambios importantes en el país. Ejemplo claro, Noel Rodríguez, cuyos restos aparecieron recientemente, producto de una ardua investigación de los organismos competentes actuales; y así como él, cientos y cientos de desaparecidos y asesinados. Fue la forma que consiguió la IV república para frenar los intentos revolucionarios de ese entonces.
El 4 de febrero mostró al pueblo que efectivamente había una enorme posibilidad de retomar el camino que nos demarcó Bolívar. El plan se diseñó de tal manera que la acción directa era en Caracas y en los Estados Lara, Táchira, Zulia y Aragua; y luego vendría la participación de las demás entidades como Barinas, donde estábamos nosotros en contacto con algunos compañeros del Fuerte Tavacare, esperando instrucciones desde la retaguardia. Pero la historia, de alguna manera se seguía repitiendo, el plan también fue traicionado. Hubo una gran delación, desde el interior de la organización militar. Algunos dirigentes de partidos de izquierda que estaban comprometidos a sacar a su gente a la calle, no salieron nunca. Luego se supo que realmente no movían a nadie, habían mentido. Eran algunos miembros de las direcciones de los entonces partidos de izquierda, como el Mas, la Causa R, Bandera Roja (BR); y otros que hoy son de la oposición. Traicionaron desde ese momento y ahora están en la Mesa de la Ultraderecha; uno de esos casos, Pablo Medina, dirigente nacional de la causa R en aquel momento. Otro, Gabriel Puerta, de BR, quien desde la época de las desapariciones se sospechaba es un infiltrado en la izquierda, pagado por la C.I.A. norteamericana.
II
Posteriormente, en los primeros meses después del 4F, mientras Chávez y los demás compatriotas estaban en la cárcel, comenzaron a suceder cosas muy importantes: primero comenzamos a organizar el MBR200 en la calle, con el pueblo deseoso de saber exactamente cuál era el proyecto de los patriotas insurgentes. Recorrimos todo el país, con el aparato represivo del Estado pisándonos los talones. Ese fue un paso importantísimo que le permitió a Chávez, cuando salió de la cárcel y asumió lo que tenía que asumir, recorrer el país con una estructura política adelantada en organización y en conciencia.
Lo otro fue que, en el 93, como consecuencia también del 4F, fue enjuiciado el presidente del momento, representante de la alta burguesía, entregado al imperio norte americano, Carlos Andrés Pérez. Luego hubo necesidad de llamar a elecciones y fue electo Rafael Caldera, representante también de la alta oligarquía nacional e internacional, pero que como buen zorro de la política, aprovechó la situación originada el 4F-92; y mientras los adecos planteaban en el propio Congreso Nacional: “muerte a los golpistas”, el viejo Caldera, veterano de la política, dió un discurso que en aquel momento se consideró memorable. Entre otras cosas dijo: “No se le puede pedir al pueblo muerto de hambre, que no tiene que comer, que defienda la democracia”; y eso le hizo ganar unos puntos políticos en la población que buscaba salidas al conflicto generado en el país.
La elección de Rafael Caldera, con el famoso “chiripero” (la unión de varios sectores de la derecha y de la izquierda reformista), aceleró sin duda la salida a la calle de Chávez y los compatriotas que quedaban presos. Fué una promesa de la campaña electoral usada demagógicamente ante un pueblo aun sin una clara directriz ideo-política, pero que abrió las puertas a nuevos escenarios histórico-políticos en el país.
El ultimo que salió fue Chávez, en marzo del 94 y allí se inició el recorrido del Comandante por todo el país, difundiendo el proyecto, consolidando la organización; y llegamos al año 97, cuando evaluando diferentes posibilidades, decidimos participar en la elecciones presidenciales del 98, con ese candidato que el pueblo alentaba, apoyaba por todas partes: Hugo Chávez frías, el Comandante de Acero…
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Independencia y Patria Socialista
Viviremos y Venceremos!!
Barinas, 18 de Febrero de 2013