Finalmente ¿quiénes son los imprescindibles?

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que lucha un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” estas palabras de la poesía militante del camarada Bertold Brecht, fueron ampliamente popularizadas por el cantautor cubano Silvio Rodríguez al ponerlas al comienzo de “Sueño con serpientes” tal vez una de las más surrealistas de sus canciones.

Como buenos jóvenes pequeño burgueses radicalizados, quienes fuimos desde siempre el grueso de los amantes seguidores de la Nueva Trova y cuyas motivaciones primarias hacia la revolución no fueron precisamente necesidades de estómago, sino contradicciones filosófico existenciales que se transmutaron en activismo político revolucionario, este mensaje de Brecht fue una incitante convocatoria.

Aquel poético idealismo que nos motivaba nos condujo a tratar de hacer realidad en nuestras vidas las palabras del poeta alemán y por supuesto no podíamos ser de los “buenos” o los “más o menos”, nuestra admiración por Bolívar, el Che Guevara, Fidel Castro, Fabricio Ojeda o Augusto César Sandino nos exigía ser de los imprescindibles. Digamos que hasta ahora, con sus altibajos, hemos luchado toda la vida y a estas alturas no sabemos si formamos parte de esa indispensable categoría o tal vez para llegar a ella harán falta una serie de otras cosas más.

Pero desgranemos un poco el mensaje de Bertold Brecht: los hombres (y mujeres) que luchan un día solamente, son buenos y los que luchan más tiempo son mejores. Aquí el poeta está reflejando en su totalidad el universo social de la revolución. Son distintos los niveles de disponibilidad y hasta de compromiso y de conciencia de los diferentes sectores e individualidades participantes y todos ellos conforman con sus asimetrías, un todo que será el movimiento popular revolucionario.

El arte de la conducción de esta heterogeneidad, lo cual debería ser tarea de los mejores, consiste en darle a cada uno su lugar y su función de acuerdo a sus niveles específicos. Porque si de algo podemos estar seguros es de que el movimiento revolucionario no podrá nunca conformarse únicamente con “imprescindibles”. Se trata de toda la sociedad, todo el pueblo con su vanguardia que no es otra que la organización política revolucionaria, el movimiento o el partido, como queramos llamarlo. “Los hombres perecen…el partido es inmortal” rezaban grandes vallas por toda Cuba hace unas tres décadas.

Decía José Martí que “No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, en sus horas de génesis, suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre”. Para la continuidad y permanencia de la revolución cubana, junto a Martí, permanecerá eternamente vivo el Comandante Fidel a través de las estructuras revolucionarias y la conciencia de su gente y en estos tiempos de enderezamiento de rumbos, su presencia y su luz, es cada día más vital.

Jorge Eliecer Gaitán, Camilo Torres, Manuel Marulanda, Jacobo Arenas, Alfonzo Cano y tantos miles de combatientes del pueblo colombiano, están más presentes que nunca tanto en los combates por selvas, barrios y veredas, en los sindicatos y universidades como en la mesa de negociaciones por la tan anhelada paz. Y son la más clara expresión de los imprescindibles, porque permanecen más vivos que nunca en los espíritus de la guerrillerada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Y ha sido tan imprescindible el Libertador Simón Bolívar en las vidas y la historia de Venezuela y el continente americano, que solamente cuando logramos bajarlo del pedestal al que lo tenía encadenado la oligarquía pro imperialista, incorporándolo a las luchas populares, fue cuando finalmente se genera la histórica movilización hacia la liberación nacional y la sociedad justa y soberana. El movimiento de liberación en Venezuela y buena parte de nuestra América es un Movimiento Popular Bolivariano, porque Bolívar vive y es imprescindible.

Los imprescindibles siguen siendo necesarios después de su desaparición física. Lo son Marx y Engels, o Lenin y Rosa Luxemburgo, Gramsci y Pedro Duno, pensadores de la liberación cuyos trabajos y presencia son cada vez más necesarios.

A los venezolanos ya nunca se nos planteará la disyuntiva de si seguir con Chávez o sin Chávez en este camino sin retorno hacia la luz. Hugo Chávez es uno de los imprescindibles y cuando llegue a faltar físicamente, seguirá presente y actuante entre nosotros y seremos un pueblo miles de veces más sabio, porque como él mismo lo ha dicho; dejó de ser él para ser todos, una causa en la marcha hacia la liberación nacional y la definitiva independencia. Al fin y al cabo el pueblo, los trabajadores de la ciudad y del campo son los únicos absolutamente imprescindibles en la revolución socialista.

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Edmundo Iribarren


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