Añoranzas de un guarimbero

Cualquiera diría que por aquí no pasó nada……Ya está casi todo igualito, la misma panadería con su fuente de soda en el mini centro comercial, el Instituto de Altos Estudios para las amas de casa fashion….bueno a este le quedó el anuncio luminoso reventado por un lado, esos son “daños colaterales” como decía el Ronald. Pero lo que quedó marcado como tatuajes fueron las marcas de la candela sobre el pavimento, por el fuego una y otra y otra vez de los cauchos prendidos.

Esta esquina fue escenario de las luchas más arrechas que se dieron contra el régimen castro comunista en el este de Caracas. Esta vaina parecía como en las películas de esas arrechísimas de los gringos. El señor Aristimuño y el caliche Bayron cuando hicimos las primeras reuniones nos explicaban que aquel era el punto de “convergencia”, o sea, donde se encuentran las vías principales de entrada y de salida de por lo menos cinco urbanizaciones importantes. Y que armando un buen peo en ese punto, una aparte de la zona se trancaría por un buen rato.

Y así fue…. La vaina duró sus buenas semanas. Claro que también se establecieron otros puntos “alternativos” por si había que reforzar el guarimbeo por aquí o por allá o si había alguna ofensiva de los terroristas motorizados que los chavistas llaman “colectivos”. Pero esos le bajaron dos cuando le quitamos la cabeza con una guaya a uno que pretendió pasar a lo arrecho por entre la Guarimba…yo no sé si era chavista o no, pero de ahí pa´lante los demás agarraron mínimo.

Aquellos días para mí fueron del carajo….yo que me había pasado por la zona durante varios meses repartiendo botellones de agua potable como ayudante en el camión de Avelino. Y veía a los chamos en la cafetería o la placita de enfrente con sus naves y con sus motos grandotas y bellísimas y las carajitas más lindas y más ricas del mundo, echando vaina, jodiendo, haciendo un coño…gozando de la vida como en el cine. Yo los veía a ellos como en una película de esa que llaman de tres D. Y claro ellos no me veían a mí… yo era invisible.

Con el que si tuve contacto fue con Wilyeferson, el negrito que es hijo de Paulina, la que trabaja de doméstica en casa de una tal familia Aguado, quienes dicen ser primos de los Zuloaga. A esa casa llevábamos hasta veinte botellones semanales y aquello no es una casa….es un palacio igualito al de los gringos que uno ve todos los días por la televisión. Wilyeferson si andaba por allá como Pedro por su casa, por los jardines y por la puerta de atrás. Claro como prácticamente había crecido ahí.

Él fue quien me cayó un día en que estábamos haciendo una entrega y me dijo que dejara esa vaina de andar cargando botellones como un burro pa´ ganarme aquella miseria mientras hacía rico a Avelino. Que por ahí con los hijos de la señora y sus amigos, se estaba preparando una vaina arrecha. Que hay gente importante metida en el asunto y que hay bastante billete para eso. Que se necesitan muchachos como nosotros para echarle bolas codo a codo con los carajitos de las urbanizaciones. Que ahora seremos todos iguales y vamos recibir billete como nunca habíamos visto. Que el régimen estaba que se caía, que esos señores serían los que formarían parte del nuevo gobierno por lo que quienes participáramos en esta lucha tendríamos seguramente el reconocimiento colocándonos en buenos puestos. Los reales para las actividades los llevaba Aristimuño quien decía que eso era dinero de sus empresas, pero eso no se lo creía nadie. También iba escoltado por el Bayron y otros colombianos a quienes entre nosotros llamábamos “los paracos”.

De la noche a la mañana nos convertimos en luchadores por la libertad y la democracia y esas vainas. Nos hablaban de la necesidad de que fuéramos de frente para obligar a salir inmediatamente a esta dictadura comunista, para emprender un camino de libertad democracia y prosperidad. Se habló de lo miserables y ahogados en que estamos todos, de la represión implacable y los crímenes de este gobierno. Y del abandono total en que tiene a nuestro pueblo.

Mientras oía esas cosas yo me acordaba de la casa que le dio la misión vivienda a Maigualida mi hermana mayor y de cómo sus dos carajitos pequeños recibieron su canaimita en la escuela. Y en mi prima Estrella Güilmari que pronto va a graduarse de enfermera en la UNEFA y tal vez siga estudiando para médica comunitaria. Pero claro me quedé como muerto, no fuera ser que me llamaran “enchufao” y me perdiera la fiesta.

Comenzó la acción y entonces vino lo bueno…..allí comenzaron a conocernos, a respetarnos y admirarnos. Claro, los que veníamos del barrio demostramos nuestra fuerza en el combate. Nos tocaban, nos daban la mano y todos especialmente los más carajitos nos miraban con admiración. Yo a veces pasaba hasta cinco y siete días sin ir para el barrio y me quedaba en la casa de algunos de ellos y compartíamos, nos arrebatábamos y comíamos y dormíamos juntos, claro en el garaje o en la cocina y hasta nos pasaban alguna de sus ropas para cambiarnos. Por primera vez tuve unas “NIKE”, viejas pero “NIKE”.

A mí me llamaban “El comandante importado” y era el que salía pa´lante en las acciones más arriesgadas; yo era el que saltaba la cerca para ir a buscar los materiales para las barricadas en los depósitos de la constructora, el que comandaba las acciones junto con el paraco que estuviera con nosotros ese día, el que se iba en la camioneta a buscar los cauchos a varios Km. del sitio, el que preparaba junto varios más las bombas molotov y el que regaba las tachuelas o los “miguelitos” como los llamaban.

Había un paraco catire a quien llamaban “el Mono” que nos dio instrucción militar….”paramilitar” decía él. Nos enseñó el manejo de armamento y él era uno de los que se subían a las azoteas con un rifle “por si acaso cualquier necesidad”. “Porque es que hay gente que no quiere respetar y aunque no sean chavistas si hay que quebrarlos, pues se les da….” El Bayron un día se me acercó para decirme que buscara la forma de traer a otros muchachos del barrio y yo le respondí que eso si estaba como jodido, que sí hay algunos de oposición, pero muy cagones y no quieren meterse en vainas.

Después empezamos a acampar en la placita junto a la avenida, aquello si era la propia rumba chamo, había caña de más y toda clase de drogas. Yo solamente fumaba marihuana, porque lo demás me ponía demasiado gorila y después no aguantaba la paranoia. Una noche en que los demás habían salido a buscar unas pizzas, me quedé solo en la carpa con Ana Carolina, la carajita más linda y más buena del mundo que era conmigo demasiado de pinga. No es que no haya carajitas bonitas y buenas en el barrio pero esta era blanquita, perfumada…fashion y a mí me tenía loco. Aquella noche casi nos besamos, si no es porque estos pajuos llegaron muy rápido.

Casi que me jamoneo a la Carolina. Pero de esa noche pa´lante empezó a sacarme el que te conté. Ahora estará por allá en los Estados Unidos a donde se iba para continuar sus estudios con tranquilidad. Se fue demasiado como dicen los chavistas para burlarse de los sifrinos.

Y bueno…..después fue pasando todo, se fueron acabando los “submarinos” resueltos con los frescos que nos mandaban de la panadería, las comilonas en casa de los Aristiguieta hasta con baños en la piscina. Se acabaron las rumbas con el poco de carajitas lindas y los chamos panas de la “jay”. Se acabo la guerra, o no sé si se acabaron las ganas….o los reales dejaron de llegar; lo que si se es que los chavistas dicen que nos derrotaron, que no pudimos encender el país, volverlo un peo total, de manera que no pudimos justificar una intervención de los gringos o un golpe de estado. Lo cierto es que aparte de los que queríamos echar vaina y joder, muy poca gente nos paró bolas, no solo de los chavistas, sino dentro de la misma oposición.

El otro día Wilyeferson me contó que en casa de los Uzcátegui estaban preparando la fiesta de los quince años de la hermanita chiquita. Que aquello va a ser una rumba con todos los hierros, con conjunto y mesoneros. Me acerqué por la esquina para ver si veía a alguno de los muchachos para que me invitara y vi a varios, algunos apenas me saludaron de vaina moviendo la cabeza. Otros y otras, apenas medio conversaron conmigo y todos, hicieron resonar sus potentes naves lo más rápido posible sin siquiera darme chance de entrar en materia sobre los quince años.

Y hace poco me llegaron el Mono y el Bayron para convocarme a la continuidad de la Guarimba, que ahora hay mucha más plata y que se necesita que la organicemos ahora en el barrio, que ahora si vamos a incendiar a Venezuela entera. No joooooda les respondí…será para que me voten del barrio y los Aristiguieta no me van a recibir en su casa.








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Edmundo Iribarren


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